Inocente hasta que recuerde lo contrario

Recalculando

Abro los ojos y veo el techo de la escalera. Esta vez estoy más adolorido que de costumbre. Intento levantarme, pero me duele la espalda. Me acomodo lentamente, estoy tirado en las escaleras. Me desmayé y caí por lo menos un piso. No me maté de milagro, pero tampoco estoy entero.

No sé dónde vive la chica y no voy a empezar a tocar todos los timbres. Me pongo de pie con tanto cuidado como puedo, sujetándome del pasamanos, y vuelvo al palier. Me siento en el primer escalón a esperar que alguien venga o salga. Estoy encerrado sin la llave y no hay timbres del lado de adentro para pedir ayuda.

Miro hacia la calle a través de la puerta vidriada mientras me masajeo con cuidado las costillas que duelen una barbaridad, como un perro que se lame las heridas tras una contienda.

Intento recapitular toda la situación, después de todo, no tengo nada más que hacer. Hago memoria, me enfoco en cada nombre. Ya hay tanta gente involucrada que no sé quién es quién. 

El accidentado es Sergio Álvarez, supuestamente está muerto, o eso dijo su novia, Aldana Ramírez, que estaba muerta ayer, pero hoy ya no. Castro es el apellido del fiscal que pidió abrir el caso, que había cerrado abruptamente un tal Gonzalez. El beneficiario es un tal Parodi que nadie conoce, pero fue quien pidió la cremación a través del abogado de Sergio, un tal… Mierda. Así fue como lo conoció. Aldana es la hija del abogado de Sergio.

Saco rápidamente el teléfono, busco el último número marcado y llamo de vuelta al despacho de Ramírez.

-Despacho Ramírez y compañía, ¿en qué puedo ayudarlo? -dice la secretaria cuando atiende.

-Necesito hablar con el doctor Gonzalez.

-No se encuentra. Martes y jueves el doctor está en el fiscalía. Si es una urgencia le sugiero intentar encontrarlo ahí.

-Gracias. -respondo asombrado. Aún me sorprende tener razón. Corto y me quedo mirando el teléfono.

Todos están involucrados en la estafa. Todos se conocen. Excepto Urrutia. Él no está metido en esto. Creo. ¿Estará?¿Puedo confiar en él?

Una señora abre la puerta y me mira desconfiada. Me apuro a levantarme y siento un tirón en la espalda, pero disimulo el dolor.

-Permiso -digo con una sonrisa y la sobrepaso para salir sin darle lugar a preguntar nada. Se queda mirándome desconfiada pero no se anima a decir nada mientras me alejo rengueando.



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En el texto hay: persecucion, amnesia, estafa

Editado: 13.01.2020

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