Inocente Mentira

Capítulo 1

Capítulo 1

Las personas en el patio no lo podían creer, ambas familias estaban consternadas.

¿Cómo era posible? Derya estaba viva, viva después de siete años.

Sus rasgos seguían siendo los mismos, el mismo cabello, los mismos ojos, como si la vida se hubiera detenido hacia siete años.

Derya estaba ahí mismo ante sus ojos, algo temblorosa y asustada se aferraba a su bufanda que cubría parcialmente su cabeza.

El silencio solo era roto por el soplo del viento que revoloteaba en su vestido haciendo más real su presencia. Deseo por un momento desaparecer. Sin previo aviso una mano fuerte le agarro de la muñeca.

—No puedes ser tú.

Y en ese momento el mundo cambio completamente para Ada Demir.

Tres meses antes

Ada Demir estaba luchando para no quedarse dormida en el asiento del autobús. Estaba consciente de que no debería dormir, sin embargo, si cuerpo no hacía caso a lo que su mente ordenaba. Cómo pudo se acomodó en su estrecho asiento y aguanto la respiración para que su pulso se acelerará en un intento de mantenerse activa.

No pasaron ni diez minutos cuando al vislumbrar aquella pomposa cafetería en pleno centro de Estambul, tomó su desgastada mochila y cómo pudo se bajó.

Acomodó su cabello ondulado en un moño alto y entro a la misma cafetería de siempre obligándose a poner una sonrisa que revelaba todos sus dientes.

—¡Ada querida! Buenos días. — la saludo el señor Aslan nada más verla entrar.

—Buenos días señor— paso la barra del café e inmediatamente saco su blanco delantal y se lo coloco en la cintura. Los clientes ya estaban en la tienda y se podía sentir el olor a café en el aire. Varias compañeras se encontraban ya en sus labores que simplemente la saludaron brevemente.

Cómo un robot de manera automática tomo una pequeña libreta y un lápiz en su mano para dirigirse a una de las mesas.

Este era su trabajo desde hace medio año.

Ada acababa de cumplir veinte años cuando repentinamente tuvo que dejar su carrera universitaria y ponerse a trabajar. Siendo una persona sin estudios universitarios completos y en una ciudad tan competitiva casi había sido un milagro que la aceptarán como mesera en una cafetería tan lujosa como esa donde un simple café costaba más de veinticinco liras.

Se sentía cansada, las noches no eran más que horas de insomnio para ella. Le dolía todo el cuerpo y el dolor en su cabeza no paraba.

Cuando ya iban a ser las diez de la mañana a la cafetería entro un hombre de traje y corbata, con un reloj en su muñeca y un par de anillos en sus dedos muy bien presentado. Para Ada este hombre sería uno más del montón que concurría el café sino fuera porque era el mismo hombre que venía todos los días a la misma hora, ordenaba un café negro se lo tomaba en media hora y finalmente se iba dejando una generosa propina que triplicaba el valor del café.

Lo raro era su mirada, quizás era el agotamiento en su cuerpo y pecando con dárselas de importante sentía su mirada encima todo el tiempo.

Decidió no pensar más en ello y como siempre fue a dejarle la carta fingiendo no recordarlo

—Buenos días caballero. Esta es la carta, regreso en un momento para tomar su orden.

—No hace falta, voy a pedir lo de siempre, creo que puedes recordarlo… Ada.

La manera en cómo la miraba y la forma en que dijo su nombre la hicieron estremecer. Sonrió cortésmente y se retiró lo más rápido que pudo.

Al entregarle el café no le dijo ni una sola palabra y por su propia paz mental decidió ignorar la extraña sensación en su corazón.

Cuando terminó su turno ya el reloj marcaba las seis de la tarde y ya con los músculos entumecidos tomo otro autobús para dirigirse al hospital.

Paso directo al departamento de oncología, y al entrar un sentimiento de plena desesperanza la invadió. Su hermana mayor, Asli estaba rendida durmiendo en un incómodo sillón en una esquina de la sala mientras su frágil madre yacía sobre la cama pálida y seca como una rosa marchita.

Dejo que ambas siguieran durmiendo y tan solo unos minutos después su hermana se levantó por si sola.

—Hola. ¿Por qué que no me levantaste? ¿Llegaste hace mucho? — su hermana tan amorosa como siempre le sonrió a pesar de los círculos oscuros bajo sus ojos. — No se ha levantado desde el mediodía, hoy comió medio plato de sopa.

—¿En serio? Me alegro mucho—Ada le siguió la conversación.

—Si, y solo le dio fiebre en la mañana.

—Qué bueno.

—El doctor me ha dicho que quiere hablar con nosotros. Te estaba esperando para ir juntas. — La expresión de Asli se descompensó, algo insegura continuo. — No sé si es por la tarifa del hospital... Ada no quiero mortificarte, pero...

— No te preocupes hermana, todo va a estar bien. Yo me encargo.

Asegurándose de que su madre estaba dormida y se dirigieron al despacho del doctor, afortunadamente no esperaron mucho hasta que las recibió.



#9575 en Novela romántica

En el texto hay: turquia, amor, usurpacion

Editado: 28.08.2024

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