Ada no supo que decir. Y el otro lado de la línea también permaneció en silencio.
—Señorita Demir.
Reconoció la voz de Kerem, firme y segura sabiendo que era ella.
—Señorita Demir. ¿No piensa hablar?
—Si…Es decir, sí, soy yo.
—Ya lo sabía, por un momento pensé que simplemente quería escuchar mi voz. Si es así me honra.
—No es eso. Yo…quería saber si usted puede darme todo lo que necesite.
—Creí que había sido claro señorita Demir. ¿Ya pensó mi propuesta? De ser así y usted darme la respuesta que quiero, estoy más que dispuesto a ayudar en lo que sea.
—¿Lo qué sea?
—A menos que quiera toda Turquía no veo el porque me sería imposible, creo saber lo que quiere—hablo confiado, había pasado días estudiándola, conocía lo que había dentro de ella. Por eso era la candidata ideal. —No creo que debamos hablar esto por teléfono, si ya está decidida, enviare a mi chofer por usted y podemos vernos en mi casa para hablar con más calma.
Ada dudo. Si aceptaba estaría condenada, estaría siendo participe de este juego de forma activa.
Que más daba, si se iba a condenar, que solo fuera ella y aceptaría gustosamente que fuera por su familia.
—Estoy frente al hospital en el que me dejo ayer.
Le cortaron inmediatamente, no pasaron tan siquiera diez minutos cuando su chofer que recordaba se llamaba Haidar se estaciono frente al hospital y le abrió la puerta de la camioneta.
Cuando llegaron nuevamente a la casa de la que salió ayer, ya estaba mentalizada y se había convencido a si misma de ser valiente. No podía dudar, ya no.
—Señorita Demir, realmente no pensé vernos tan pronto. —Kerem la miraba complacido, sentado en un comedor en el jardín de la casa tomaba plácidamente su café. —Ahora que la veo con más claridad, y sin esa horrible goma que sujeta su cabello en la cafetería, me doy cuenta de que su parecido es aún más magnifico.
Con su mano le indico la silla al otro lado, invitándola a sentarse, y ordeno le sirvieran una taza de café para ella también.
—Supongo que ahora si aceptara mi cortesía, después de todo ya no seremos desconocidos. —Exclamo en cuanto vio que no tenía intención de tocar la taza, sonrió al ver como ella la tomaba y obedientemente se la llevaba a los labios. —Primero creo que debe tomar unas clases de historia y costumbres de Midyat, es mejor que esté preparada para su nueva vida. Deberemos visitar a un amigo mío cirujano, debemos hacer algo con su nariz, Derya la tiene más fina. Le hace algunos detalles en la cara, su lunar característico debajo del ojo…
Ada escucho atentamente como Kerem enlistaba todo lo que tendría que hacer. Ya después de esto nada le importaba excepto solucionar sus problemas, así que lo interrumpió.
—¡Espere! Antes de eso debemos hablar de que vamos a hacer. A mí lo que me interesa es lo que usted me prometió.
—Por supuesto querida, solo pone tus condiciones.
—Yo quiero que traten la enfermedad de mi madre. Usted dijo que podía hacer que la operaran. —Ada lo miró fijamente, dejo de lado su timidez y cohibición por un momento, sosteniéndole la mirada. —Quiero que todos sus costos pre y post operatorios estén saldados. Además, quiero una casa para mi familia, donde puedan vivir. Necesito que mi hermana consiga un trabajo bien remunerado en su especialidad, ella es contadora. —Necesitaba asegurar el futuro de su hermana, quien debido a su inexperiencia y falta de contactos no había podido conseguir un empleo. —También quiero que se pague el costo total de la carrera universitaria de mi hermano, él se va a graduar pronto y quiere estudiar mecánica. —Su hermano no debería sufrir por estudiar, escoger entre comer algo o pagar unos tristes libros, no él no sufriría como ella. —Por último, quiero que durante todo el tiempo que yo este ocupando el lugar de su prima, mi familia reciba una mensualidad que les permita mantenerse incluso sino trabajan. —Si ella iba a sacrificarse, al menos tenía que valer la pena. Al diablo con hipocresía y la honestidad, si iba a saltar al pozo de fuego sacaría el mayor beneficio posible.
Un día se había prometido darles una vida cómoda y se las daría.
A pesar de su vergüenza le mantuvo la mirada, de un momento a otro lo vio soltar una carcajada.
—¡Vaya! Que carácter, me gusta. Esa era una de las características más encantadoras de Derya. Está bien, no me has pedido Turquía así que está bien. Delo por hecho, aunque voy a dejar abierta la posibilidad de agregar otra solicitud. Es momento de que yo hable de mis solicitudes.
Kerem les ordeno a sus hombres que se alejaran tomando distancia.
—Como ya le había dicho antes, mi familia y nuestro pueblo es un lugar de fuertes tradiciones. Necesito su absoluta cooperación, usted deberá tomar el lugar de mi prima y todo lo que implica. No quiero nada más—la miro detenidamente. —No sé a qué acuerdo llegaran nuestras familias en cuanto usted aparezca. No necesita conocer todos los recuerdos de la vida de Derya, solo algunas cosas en específico. Tengo algunos contactos y nos ayudaran con la coartada, Derya se perdió hace siete años y la llevaron a un hospital donde perdió la memoria.