Inocente Mentira

Capítulo 10

Dos meses pasaron en un parpadeo, Ada nunca antes había sentido que el tiempo pasara tan rápido. Como todas las mañanas al despertar se puso su albornoz y se dirigió al baño. La mujer en el espejo se veía bastante descansada de su piel parecía que iba a salir agua en cualquier momento, los tratamientos diarios que le daban habían mejorado mucho su semblante. Con sumo cuidado retiro las gazas en su nariz que le molestaban, curando los hematomas que aun eran visibles, según el doctor solo era cuestión de un par de semanas para que desaparecieran por completo.

Uso algunas cremas que le ordenaron usar en el rostro y nuevamente salió a vestirse, su armario estaba repleto de vestidos de diferentes diseños y colores, aunque, era evidente que un color resaltaba entre ellos y ese era el naranja. Le resultaba extraño la elección de este color en particular, pero nuca pregunto de todas maneras todo lo que habían traído para ella en la habitación fue dado por la señora Elif.

Se rio de sí misma ante tal pensamiento. ¿Qué podía decir ella? Ellos no tenían por qué preguntar su opinión.

En el comedor como ya era rutina, le sirvieron un abundante desayuno. En su mente calculo que perfectamente alcanzaría para sus hermanos y ella.

Sus hermanos…

Desde que llego, solo se le había permitido mandarles dos correos, Kerem insistía que entre menos contacto mejor. Nunca se había separado de ellos desde que tenía uso de razón y al pensar en que esta vida llena de lujos y abundancia era lo que siempre quiso para ellos, soltó dos lagrimas traicioneras.

Dios le diera fuerza para aguantar todo lo que estaba por venir.

—Al parecer aun no dejas ese defecto tuyo, no creo que Cemal este complacido de ver a su hija llorar de la nada— Elif entro a la habitación tan confiada y autoritaria como siempre. Su aura y dominancia crecían a medida que pasaban el tiempo juntas, como si estuviera agarrando confianza.

—No se preocupe usted señora Elif, el señor Cemal no vera a su hija llorar de la nada. — soltó tajante­— Quisiera pasar a comprar unos artículos personales, me preguntaba si podría…

—Puedes decírselo al ama de llaves, ella se encargará de todo.

—Si no le importa me gustaría hacerlo yo misma.

—Si me importa, la hija de la familia Özdemir no ale sola a la calle. Esas nimiedades se deben dejar a los sirvientes. De todas formas, ya tenemos planes para hoy, debemos ir a una estética a hacer algo con tu cabello y renovar tu imagen.

Ada no se atrevió a decir nada más, estaba convencida de que era una prisionera en esa casa y debía acostumbrarse porque pronto la trasladarían a una cárcel de máxima seguridad cuando fuera a Midyat. Como siempre sin ánimos tomo su cartera y fue llevada igual que un títere hacia la dichosa estética, sentada frente al espejo escucho atenta los consejos de la esteticista. Su maquillaje, peinado y sus uñas fueron arreglados de acuerdo a las órdenes de Elif. A pesar de que reconocía verse mejor que nunca sin duda alguna, una tristeza inmensa la embargo al reconocer el reflejo de Derya Özdemir en el espejo. Cabello estilizado en ondas bien definidas, sombras en los ojos suaves y mejillas sonrosadas, cejas rectas y pestañas muy rizadas. Nunca se había visto así antes, esto era completamente Derya Özdemir. Ya no era ella y la desesperación en su corazón volvió a surgir como un potente veneno que paralizaba su cuerpo.

— Espero que hayas aprendido todo lo que te enseñaron, es importante que puedas arreglarte tu misma— Elif sonrió satisfecha mirándola en el espejo, era mejor de lo que esperaba— Es mejor que nos vayamos, Kerem nos invitó a almorzar. No debemos hacerlo esperar.

No se extrañó para nada por la invitación, una vez a la semana recibía estas invitaciones, a las que no se podía negar. Siempre en lugares muy elegantes y concurridos, esa era su oportunidad de practicar sus modales en la mesa.

Nuevamente el mismo restaurante, en todas sus cenas solo habían visitado dos en específico, los camareros ya la reconocían y la llamaban respetuosamente mientras las guiaba a la mesa.

—Bienvenida querida prima, señora Elif. — en cuanto Kerem las vio llegar se levantó de la mesa sonriendo ampliamente admirando la apariencia de Ada— Al parecer se divirtieron mucho hoy. Querida prima estas bellísima.

De nuevo en el papel, como cada vez que estaban en público.

Elif Kaya se rio divertida mientras por breves momentos tomaba su mano de manera íntima y maternal.

—Salimos a dar un paseo, una mañana de chicas y lleve a que consintieran a Derya. Estas últimas semanas han sido difíciles para ella. ¿No es así querida?

—Así es, fue una agradable mañana de chicas— se obligó a responder.

—Todo lo mejor para mi prima, espero que no les moleste, pero como tardaron pedí algunos platillos, sino les parece pueden ordenar algo más— Kerem la miro fijamente, su boca sonreía, pero sus ojos eran dos pozos imponentes.

—Así está bien para mí, no tengo mucho apetito.

—Insisto prima, debes alimentarte bien, el tío me culpara si ve a su hija tan delgada.

—No seas tan educada querida, tu primo te quiere consentir— intervino la señora Elif.

Ante la insistencia no tuvo más remedio que ordenar dos platos del menú, de todas maneras, la comida no le sabia a nada. Como siempre se sintió juzgada y evaluada por dos pares de ojos haciendo que durante todo el almuerzo fuera muy cautelosa con los modales.



#9581 en Novela romántica

En el texto hay: turquia, amor, usurpacion

Editado: 28.08.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.