Inquebrantable

Capítulo 14

Jacque.

—Ponte a hacer algo Jacque —me regaña papá desde su escritorio.

—No puedo trabajar si no tengo los elementos que te acabo de nombrar hace unos segundos atrás, informándote que me hacen falta —me encojo de hombros—. Tú eres el jefe, tú deberías de encargarte de tener todo lo que tus empleados necesitan para hacer su trabajo —le sonrío.

Rueda los ojos.

—Como tú jefe te doy la orden de que vayas a comprarlos. Ahora.

—Como ordene jefe —hago la seña militar con la mano— Necesito el dinero —menciono inocentemente.

—No soy banco Jacque.

—No eres banco, pero eres el director de esta galería, por lo que debes de suplir las necesidades de tus empleados, o sea, yo —le doy una enorme sonrisa.

Lo hago solo por molestarlo, más porque me tiene trabajando en contra de mi voluntad.

Hoy estaba dispuesto a no venir, tenía mucho sueño. Ayer nos quedamos hasta tarde Gerard, Megan, Diego y yo hablando y poniéndonos al día, sobre todo. El ambiente estuvo un poco tenso por el pequeño conflicto que hubo antes, se pidieron disculpas e intentaron olvidarlo, pero igual se seguía palpando. En cuestión de días habríamos olvidado eso y ya estaríamos discutiendo por otra cosa.

—Jacque —me llama mi progenitor.

—¿Si?

—Jane dijo que Alizee me buscaba antes ¿Podrías ir a ver que necesita por mí?

—No —respondo inmediatamente.

—¿Por qué no? —levanta una ceja.

—Porque no papá, no insistas.

—¿Pasó algo entre los dos?

—No papá, solo... tuvo una actitud tosca conmigo y no me gustó. También creo que no le agrado mucho, no quiero incomodarla, así que no papá. No iré a ver que necesita.

Mi padre se levanta de su silla y se acerca, pone una mano en mi hombro cuando lo tengo de frente.

—Jacque, sea lo que sea que haya ocurrido, no debes de por qué cohibirte a volver a cruzarte con ella. Son compañeros de trabajo —hace una pausa—. No te lo tomes personal Jacque, ella es así, es... reservada, al igual que tú. La conozco hace más de un mes y no me ha regalado ni si quiera una medio sonrisa una sola vez. Cada persona es diferente, tú no la conoces y no sabes por qué actúa de esa manera, es nueva, está en un lugar al que no está acostumbrada a estar. Se trata de ser empático e intentar comprender a los demás.

—Si papá, sé que tienes razón con lo que dices, pero... —omito contarle que han sido varias las veces que me ha tratado así—. Solo hoy no, quizás luego —le devuelvo el apretón en el hombro.

—Bien, iré yo —me sonríe.

—¿Y lo que me habías mandado a comprar? —pregunto antes de que salga.

—Jacque estaré a unos metros, no saldré de la galería. Cuando sepa que necesita Alizee te traeré tu cheque.

Yo asiento y lo veo salir por la puerta. El lugar de trabajo de Alizee todavía no lo conozco, pero esperaba poder conocerlo pronto. No quise ir cuando papá me lo pidió porque de cierto modo seguía un poco resentido con ella cuando me dio su tosca respuesta al decirle mi nombre. Suspiré pensando en sus ojos. Lo que Diego me dijo la primera vez que habló sobre ellos realmente era cierto. Sus ojos eran especiales y únicos. Aunque no brillaban ni transmitían alegría, te reflejaban un sentimiento exclusivo, no era capaz de definirlo.

Lo más raro, o especial, era que no tenía un ojo marrón y otro verde, sus dos ojos eran cafés, pero uno tenía más oscuridad que el otro. Heterocromía le dicen cuando un ojo tiene un color y el otro uno distinto, pero este caso era diferente y más bonito de admirar.

La puerta se abrió y papá ingresó a la oficina.

—Buenas noticias —dijo muy risueño—. O bueno, depende de cómo lo tomes.

—¿Qué pasó? —pregunté ansioso, tenía la sensación de que lo que fuera a decir papá no me caería muy bien.

—Tienes compañera para ir de compras —respondió tranquilo.

—Dime que no le dijiste que me acompañara —respondo poniéndome en pie al entender lo que quiere decir.

—No le dije que te acompañara —se detiene—. Ella se ofreció.

—¿Ella se ofreció? —pregunto asombrado.

No creo que deberías creerle.

—Creo que eso fue lo que dije.

—Papá enserio, no juegues.

—No estoy jugando —levanta las dos manos—. Me estaba buscando para pedirme permiso para salir a comprar unos materiales que le hacían falta, yo le dije que tú también saldrías a comprar unas cosas, que no había problema con eso. Luego dijo que podría ir contigo, así no gastaba en medio de transporte y se relacionaba más contigo —respondió serio con una leve sonrisa.

No parecía que estuviera mintiendo, pero no me lo creía del todo. La chica que no perdía oportunidad para tratarme indiferentemente, ahora quería salir conmigo.

Bájate de ese avión, solo van a comprar materiales, no van a una cena romántica.

¿Quién solicitó tu presencia? Porque estoy seguro de que no fui yo.

Me necesitas más de lo que eres capaz de reconocer.

—Eh.... —titubeo ignorando mi consciencia—. Está bien, yo.... iré con ella —respondo nervioso.

—Me alegra eso Jacque —sigue sonriendo—. Alizee tiene tú dinero en el mismo cheque de ella, ya sabrán administrarlo. Le dije que la esperabas en recepción. Así que vete ya que seguro ya está ahí buscándote.

Tomo mis cosas rápidamente y con movimientos temblorosos.

—Nos vemos papá —me despido, él solo asiente.

Cuando salgo y comienzo a caminar rumbo a recepción, solo puedo sentir los latidos de mi corazón marcando un fuerte ritmo. Tengo la sensación de que mi estómago se vacía cuando pienso en lo cerca que estoy de estar con ella más de 5 minutos, no debería de sentirme así, estas son sensaciones que solo se sienten cuando se va a tener contacto con una persona que te interesa, y a mí, ella no me interesaba. Me intrigaba y quería descubrir su gran enigma, pero eso no significaba que me interesara... ¿O quizás sí? Sacudí la cabeza rápidamente y eliminé ese pensamiento de mi cabeza.




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