Jacque.
Alizee, estaba muy equivocada si creía que iba a ignorar los avisos de su cuerpo diciendo que tenía hambre y no haría nada al respecto. Pudo haberse negado ante mi invitación, pero nada impediría que le comprara ese desayuno. Además, eso significaba que pasaría un rato más con ella.
Sintiendo su desprecio y rechazo, acompañado de unas muy lindas groserías.
Así que me encontraba en esta misión. Conduje como loco arriesgando mi importante existencia, para comprar la comida en el menor tiempo posible. No quería demorarme y que al llegar ya hubiera comido por su parte. Quería que lo hiciéramos juntos.
No sabía muy bien que le gustaba, por lo que tomé lo esencial intentando variar.
Gracias al cielo no había fila a la hora de pagar, por lo que activé mi modo flash nuevamente al conducir.
Cuando llegué, le pregunté a Jane donde se encontraba el cuarto de pintura de Alizee, me frunció el ceño, pero amablemente me indicó cual era.
Toqué la puerta al llegar, Alizee, abrió con un semblante irritado.
Ya era normal.
—Vaya, sabía que ya estabas fastidiada de mi humilde presencia, pero creí que con comida —enseñé la bolsa—. Tendrías menos irritación.
Se relajó y frunció el ceño.
—¿Eso qué es? —pregunta apuntando la bolsa.
—Comida, lo acabo de decir.
—Pues creo que te equivocaste de lugar, porque yo no he pedido nada.
Tan dulce como siempre.
—Tú no, pero tú estómago si. ¿Me dejarás pasar? —pongo carita de perrito triste—. Mira que no me he demorado ni veinte minutos trayendo la comida, arriesgué mi vida por ti yendo a una velocidad que infringe varias normas.
—Repito, yo no te lo pedí así que no te debo nada —hace una pausa—. Lástima que no la arriesgaste lo suficiente, porque aquí estás —dice con ironía.
—No, pero yo quiero pasar y comer contigo —insisto.
—Sí, pero yo no quiero eso. Creo que la convivencia entre los dos, fue suficiente por hoy.
—Unos minutos más no creo que te maten.
—No, pero me agobiarán.
—Solo será comer y ya Alizee —digo exasperado.
Lo pensó un corto lapso de tiempo y respondió:
—Mmm, está bien. Pero —como se ponga a escuchar música me corto las venas—. No hables ni digas nada.
Parece un trato justo.
Pero no lo tomaría.
—Entonces me iré con la comida —me moví con intención de irme.
—Okey.
Cerró la puerta.
CERRÓ LA PUERTA.
EN. MI. CARA. Y. CON. COMIDA.
Que amable y empática era, si alguna vez me casaba con alguien, ojalá fuera así de cariñosa.
Okey, una vez más.
Golpeé la puerta y hablé:
—Vamos Alizee, habíamos hecho las paces ya. Haz el intento de ser cordial unos minutos más. Además, sé que tienes hambre —dije con el tono más dulce que pude.
Por favor, por favor, por favor. Sopórtame un rato más.
O una vida si quieres, no me molestaría.
La puerta es abierta.
Gracias Dios por tus Bendiciones.
—No seas intenso —advierte y se corre para un lado dejándome pasar.
Una emoción y felicidad inundan mi pobrecito ser.
Pobrecito por todo el rechazo que había recibido por parte de este grinch, andante en cuerpo de mujer.
Su cara de irritación lo confirma.
Entré con todo el entusiasmo del mundo y empecé a observar el lugar.
Escuché un suspiro por su parte, por lo que centré mi atención en ella y la miré.
Sus ojos no reflejaban nada, era como si estuvieran desconectados de ella. La única emoción que había podido ver a través de ellos era irritación, fastidio, enojo.
Y solo cuando estaba conmigo, por ende, yo era el causante.
Con algo se empieza.
—¿Comemos? —pregunto tímidamente.
Ya me habían entrado nervios, no quería arruinar las paces que tenía con ella, de hecho, esperaba que pudiera abrirse un poco más.
Asintió.
Le regalé una sonrisa nerviosa y empecé a sacar las cosas de la bolsa para ponerlas en el piso. Por suerte, había una alfombra y no parecía estar sucia.
No había una mesa donde comer, la que había estaba llena de pinturas y otras cosas que no quería arruinar con comida en caso de que esta se derramara.
Alizee, se limitó a mirarme, cuando terminé de sacar todo se sentó a mi frente.
—No creo poder comerme todo eso que trajiste.
—No sabía muy bien que te gustaría y que no, por lo que traje variedad. Por eso es una buena oportunidad para que me hables de lo que te gusta, para que la próxima ya sepa que traer para comer —sonrío ampliamente.
—No habrá una próxima vez —responde tomando una fresa.
Enarqué una ceja.
—Eso está por verse —antes de que empezáramos a discutir cambié el tema—. ¿Te gusta?
—¿El qué? —dijo
—Arctikey Monkeys —dije por la música que sonaba de fondo.
Se encogió de hombros.
—Tienen buenas canciones. ¿A ti te gustan? —preguntó mientras tomaba un sándwich.
—Los he escuchado, pero no soy fan. Prefiero Imagine dragons.
—No tengo preferencias —responde mientras come.
—Mmm —lo pensé unos segundos—. Y si hubiera un concierto de los dos el mismo día a la misma hora, ¿a cuál asistirías?
—Eso depende.
—¿De? —respondo tomando una dona.
—A el que vayas tú —me sorprendí un segundo—. Porque si vas al de imagine dragons, yo voy al de artickey monkeys, y sino viceversa.
Rodé los ojos y sonreí.
—Lo pillo. Pero, si sabes que a esos conciertos suelen ir miles de personas, no creo que pudiéramos encontrarnos.
—Mmm —pronunció dejando de tomar jugo—. Yo estoy más que segura —tomo unas uvas y empezó a comerlas.
—¿Si? ¿Por qué? —pregunté con algo de gracia mientras tomaba una fresa.
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Editado: 16.07.2021