1,2… ¿Ops?
Dedicado a mis mejores amigas, feliz cumpleaños atrasado. 12/13/30
Amy
Hay días en los que desearía no venir a la escuela. Puede que siempre piense eso, pero hoy se lleva el premio al peor día de mi vida.
No te engañes, siempre tienes días horribles.
Gracias, cerebro. No sé qué haría sin ti.
Después de no solo escapar y correr como una loca, también tuve que gritar una grosería frente a todos. Definitivamente, hoy merezco un premio por el peor día del año.
—Bueno, bueno, al parecer tenemos un voluntario para darles un recorrido a los chicos nuevos…
Adoraba a este profesor por momentos, pero en instantes como este, o cuando me obligaba a hablar en público, lo odiaba con todas mis fuerzas.
Me levanté con una dignidad inventada, sonrojada hasta las orejas, y solo pude decir:
—Claro, yo les daré el recorrido por el instituto, no se preocupe, licenciado.
Siempre aceptaba todo. Tenía la mala costumbre de acceder a cualquier cosa, sin importar cuán mala fuera la situación.
Mientras salía de mi asiento, vi a Navir levantando los pulgares. No entendía por qué, si esta era una situación horrible.
—Pueden acompañarme, chicos… —Señalé la puerta con la mano. —Por aquí…
Cada uno de ellos pasó, excepto el chico de camisa negra, quien me hizo una seña para que yo pasara primero. Asentí y caminé.
—Bueno, supongo que empezaré con nuestro salón, donde recibimos las materias… —Me di un golpe mental por la obviedad, pero estaba demasiado nerviosa para pensar.
—Seguiremos con el patio y el lugar del receso. —Caminábamos en silencio. Era incómodo.
Al salir, pude ver a los chicos de otros cursos en clase de educación física, lo cual no era nada agradable.
—Bueno, como pueden ver, este es el patio. Aquí se realizan las actividades físicas y los campeonatos de fútbol. Del otro lado está la cancha de baloncesto.
Mientras los guiaba, escuché una voz que me gritaba.
—¡NERD!
Me volteé y vi a uno de mis amigos que, lamentablemente, había sido cambiado de clase.
—¡Hey, John! ¿Cómo estás? —pregunté, aunque la respuesta era obvia.
—Cansado. Educación física no es lo mío. —Se notaba. Me reí y le pregunté:
—¿Y qué es lo tuyo?
—Bueno —se encogió de hombros. —Matemáticas, física… ya sabes, las materias en las que tú…
—Cállate. No es que no se me den bien, pero ¿quién pone letras con números?
Era la verdad. Él era bueno en las materias difíciles, mientras que lo mío eran las letras y los libros. Supongo que de ahí salió mi apodo de "nerd".
—¿Y ellos son? —preguntó John, señalando a los tres chicos que no habían hablado.
—Ah, sí, ellos son los nuevos. Les estoy dando un tour… —pensé. "Y fui obligada".
—¿Y cómo se llaman? —Buena pregunta. Ni yo lo sabía.
—Bueno…
—Mi nombre es Ismael Harrison —dijo uno de los chicos, con un aura de "chico bueno".
—Él es Leonardo —señaló al chico de ojos muy verdes. —Y por último, Alessandro. Sí, todos tenemos el mismo apellido porque somos familia.
Su forma de decirlo era halagadora. Los tres eran apuestos y se parecían, aunque Leonardo y Alessandro tenían un aire de gemelos.
Justo en ese momento, sonó el timbre del receso. Sentí unas enormes ganas de irme.
—Bueno… tengo que irme, ustedes… —No quería preguntar qué harían, pero tampoco quería que se perdieran.
—Estaremos bien, no te preocupes… —El chico quería saber mi nombre.
—Amy. Me llamo Amy Martínez.
—Bueno, Amy. Gracias por el tour. —Asentí, me despedí de todos con la mano y salí corriendo, rezando para no caerme.
Cuando llegué, Navir y Raven me esperaban. Una despreocupada y la otra enojada. Lo normal.
—¿Y qué pasó en mi ausencia? —le pregunté a Raven.
—Pues… Navir se peleó con Allison por ver quién tenía la razón… ya sabes, lo normal.
—¡No! Lo que pasó es que yo dije que Homero escribió la Odisea, y Allison dijo que no era hombre. —Navir refuta en susurros.
—Pues las dos tienen razón. Nunca se confirmó si Homero era hombre o mujer. Muchos dicen que era un seudónimo y que una mujer escribió la historia —dije, tratando de calmar la situación.
—¡Ja! ¿Ves? Tenía razón. —Navir le señaló a Raven.
—Yo sé que tienes razón. Nunca dije lo contrario.
Eso nos diferenciaba. Navir era la lista, con una sonrisa para cualquier situación, la mejor de la clase y la presidenta. Raven era la tranquila, la sensata del grupo, nunca tenía miedo de decir las cosas como eran. Y yo era la romántica, la nerd de los libros que, según Raven, se enamoraba con facilidad.
—Bueno, ¿puedes contarnos qué pasó con los chicos guapos? —Navir no podía dejar de preguntar mientras caminábamos.
—Les di un recorrido por el patio, me topé con John, y ellos dijeron sus nombres. Luego salí corriendo cuando sonó la campana.
—¿Eso es todo? —Navir amaba las historias románticas. Por eso era mi mejor amiga.
—No es una historia romántica, Navir. No me enamoré a primera vista, si eso es lo que crees. —Y era verdad. Por más romance que leía, nunca lo ponía en práctica.
—No deberías. El amor no es la gran cosa. Son solo un montón de cosas que la gente siente y luego, con el tiempo, desaparecen. —Raven siempre decía cosas así. Y en cierta forma, tenía razón.
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Editado: 03.11.2025