Inquebrantable

Capitulo 5

Verdades a medias

Lo que más duele es lo que está dentro de cada persona.

Amy

Creo que la vida me odia.

¿Tú crees?

En serio, cerebro, no ayudas.

Dejo mi conversación interna al sentir un golpe en el hombro.

—¿Qué harás ahora? —pregunta Raven, como siempre.

—Pues, ya sabes, hacer tarea —miento a medias.

—Qué bien. Yo igual, aunque no entendí nada de la clase de matemáticas.

Yo sí, lo admito, esta clase me pareció muy fácil.

—Si quieres, luego te ayudo.

—Gracias, lo apreciaría mucho.

—Ya lo termino y te ayudo.

Caminamos en un silencio cómodo hasta su casa. Nos despedimos con un saludo y sigo mi camino a casa, deseando no llegar nunca, aunque siempre tengo una razón para hacerlo.

Al llegar, toco el timbre. Por un descuido, olvidé mis llaves. Cuando mi abuela abre la puerta, me mira con pena. Ya sé lo que me espera.

—Hola, nona. ¿Está enojada, verdad? —pregunto, aunque sé la respuesta.

—Sí. Llegó y encontró la casa hecha un desorden. Y tu hermana está en un partido, así que… —No hace falta que diga más.

Entro, me quito los zapatos y ruego para que el día termine. Al entrar a la sala, la veo bajando las escaleras. Sé que me espera un regaño.

—¿Me puedes explicar por qué hay un montón de juguetes en la sala?

—Te lo puedo explicar, mamá. Me acosté temprano y no lo recogí porque creí que Mariana lo haría…

—¡Siempre es lo mismo contigo y con tu hermana! Tú eres la mayor, tú tienes que ocuparte de tus hermanos.

Yo lo hago, me esfuerzo, pero nunca es suficiente.

—Lo siento, ma…

—¡NO QUIERO TUS EXCUSAS! ¡QUIERO QUE RECOJAS ESTE DESORDEN Y EN SILENCIO! TENGO QUE DORMIR PARA PODER TRABAJAR Y LO ÚNICO QUE TE PIDO ES QUE ORDENES Y CUIDES LA CASA, ¿ES MUCHO PEDIR?

Lo era. Era mucho pedir. Dejó de hacer todo lo que hago por esta familia, pero, como siempre, no es suficiente.

—No, madre. Ya lo recojo ahora mismo. —Dejo mi mochila en el suelo.

—¡Ni la defiendas, mamá! Es una inútil que no puede hacer nada bien. Es solo recoger una sala, no le mandé a limpiar el baño. —La escucho decir mientras se va a la cocina.

—Hija, no deberías decirle esas cosas —dice mi abuela.

—Ay, mamá, ya es grandecita. Mejor me iré a dormir. Tengo un turno nocturno.

Escucho su puerta cerrarse. Solo entonces puedo respirar con tranquilidad.

Cappuccetto…

—No, abuela. Ya recojo esto y voy a hacer los deberes.

Sé que quiere decirme algo, pero solo asiente y se va a su cuarto.

Después de una hora recogiendo el desorden, subo a mi habitación para hacer mis deberes. Una hora más tarde, cojo mi teléfono y veo la cantidad de mensajes que tengo.

Coniglio🐰

¿Terminaste mate?

Sí, ¿y tú?

Bueno, más o menos. Creo que entendí, pero la verdad no sé si está bien… ¿Te envío los resultados?

Me gustaría, sí.

[Foto]

Gracias, ya reviso y por fin descanso. ¡SUERTE!

Después de esa conversación con Raven, me dirijo al chat de mi mejor amiga. Tiene diez mensajes sin responder. Lo que más me llama la atención es un mensaje de hoy.

Sole☀️

¿Te gustaría salir hoy?

No, la verdad solo quiero sentarme a leer. Pero otro día sí salgo contigo.

Está bien.

Detestaba mentirle, pero no podía decirle la verdad. No podía confesar que era prisionera en mi propia casa. Eran verdades a medias. En realidad, sí iba a leer.

Ninguna de mis amigas lo entendía, pero para mí era un escape. Cuando leía, podía ser la persona más fuerte del mundo, tener unos padres amorosos y una vida de ensueño. Llenaba el vacío que siempre sentí.

Mientras leo mi libro favorito de Wattpad, "Crueles Instintos", solo puedo pensar una cosa: si la protagonista pudo ser valiente, yo también puedo.

Es un buen pensamiento. Lástima que no tengamos esa valentía.

Cerebro, creo que te odio.

Y con ese pensamiento, me quedé dormida, soñando con una fantasía que jamás me pasaría.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.