Visitas sorpresa
"Hemos de estar siempre preparados para las sorpresas del tiempo."
Paulo Coelho
Amy
Después de un largo día de correr por toda la cancha y pasar una mañana aburrida en la escuela, cualquiera pensaría que hacemos algo entretenido, pero la verdad es que no. Luego de Educación Física, seguimos con nuestras clases habituales hasta que terminaron.
Más tarde, mis amigas y yo íbamos a salir, algo que no pasaba muy a menudo. Todas tuvimos que pedir permiso con días de anticipación.
Al llegar a casa, me di cuenta de que no había nadie. En la mesa de la cocina encontré una nota con la inconfundible letra de mi abuela y el olor de su perfume:
Tuve un asunto que atender. Te dejé comida en la mesa, no olvides llevar llaves. No sé a qué hora llegaré.
Ti amo, cappuccetto.
Siempre guardaba estas notas. Eran una de mis cosas favoritas, junto con las pequeñas frases que dejaba al final.
Mientras subía a mi cuarto, vi que tenía un mensaje de mi tía. Era extraño, casi no hablábamos. Ella siempre estaba ocupada y yo casi nunca atendía mi teléfono. Abrí el chat y leí:
Zia✈️
Ciao bella nipote, spero che tu stia bene stasera avrai un'incredibile sorpresa.
Yo
Non vedo l'ora zia.
Después de responder, entré a mi cuarto y fui al armario. Quería encontrar algo bonito para salir, pero la realidad era que no tenía mucha ropa. Como diría Raven, los libros son solo ficción.
Finalmente, me decidí por un short y una camiseta de los Chicago Bulls, mi equipo favorito. Me puse mis dos collares favoritos y salí de casa. Siempre me aseguraba de caminar con Raven, ya que me daba miedo que se perdiera en el camino.
Al tocar la puerta de su casa, salió de inmediato. Me analizó con la mirada.
—Me gusta, pero… —se dio la vuelta para cerrar la puerta y luego me miró otra vez—, no crees que es muy…
—¿Deportivo? —Completé la frase. Lo era, pero me gustaba.
—Exacto. ¿No tenías algo más de "salida"?
—Sabes cómo soy. Además, casi tenemos el mismo estilo —dije, señalando su top negro, su camisa de cuadros y sus inconfundibles zapatos de plataforma.
—¿Y qué pasa con tus zapatos? —me preguntó mientras caminábamos.
—Sabes que mis Converse medio sucias son un símbolo de que soy lectora.
—O de que no limpias —dijo, y salió corriendo.
No pude evitar reír. Estas pequeñas cosas me hacían sentir libre y en paz, una sensación que rara vez encontraba en casa.
Al llegar al centro comercial, las dos estábamos cansadas. Notamos que Navir aún no llegaba, lo cual era normal.
—No llegará, ¿verdad? —preguntó Raven, sentada en una banca.
—Ya sabes cómo es, siempre llega tarde —dije, mientras me deslizaba en la silla. —¿Qué tal si vamos a un café para esperarla y luego vamos a la librería?
—Me parece un buen plan —dijo, encogiéndose de hombros, y caminó hacia la cafetería.
Mientras caminábamos, escuchamos a alguien gritar.
—¡Esperen!
Raven me miró con una mezcla de vergüenza y frustración.
—Es ella, ¿verdad? —asentí. —Rayos.
Cuando llegó, nos abrazó a las dos y caminamos hacia una cafetería. Pedimos tres tipos de café distintos. Me di cuenta de que todas amábamos el café de una manera diferente: Navier y yo pedimos un capuchino frío con caramelo, mientras que Raven pidió un espresso negro.
Después, fuimos a la librería. Para mí, entrar en una librería era como entrar a casa. Me daba una sensación de paz que pocas cosas podían.
—Bien, ¿qué haremos? ¿Cada una por su lado o vamos por pasillos juntas?
—Yo ya sé lo que quiero comprar, pero ustedes pueden ir a la sección romántica y nos vemos en la caja.
Navir me sonrió y me asintió. Mientras nos dirigimos a la sección romántica, no pudo evitar comentar:
—¿Ya descubriste lo que te dijo?
—No sé lo que significa, y el traductor no me ayuda.
—Pues ni yo, pero ¿ya le devolviste la botella?
—La verdad, no. Lo busqué, pero no lo encontré.
—Sabes que lo que me contaste se parece mucho a una historia de Wattpad.
Negué con la cabeza y me puse a leer los títulos de los libros.
—¿Ya sabes cuál vas a comprar? —me preguntó.
—No, la verdad. Estoy ahorrando para el segundo libro de Después de Diciembre.
—Es verdad. —Navir se recargó en un librero. —¿Cuándo sale?
—Las primeras semanas de agosto. Justo en mi cumpleaños. ¡Es increíble!
—Y el cumpleaños de Shawn Mendes.
Rodé los ojos.
—Gracias por recordármelo.
—Sabes que te amo, pero él es el amor de mi vida.
—No me di cuenta, si no me lo dices, no me entero.
Cuando llegamos a la caja registradora, Raven ya estaba pagando su libro: El retrato de Dorian Gray, uno de sus autores favoritos. Cuando salimos, Navir se despidió con la mano y me hizo una seña de que me llamaría más tarde. Raven y yo caminamos juntas hasta que cada una llegó a su destino.
Al llegar a mi casa, vi que las luces estaban encendidas. Era extraño porque las de mi cuarto siempre estaban apagadas. Al entrar, escuché una risa familiar en la cocina.
Vi una maleta en el suelo y, cuando iba a preguntar, alguien me dijo desde atrás:
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Editado: 01.12.2025