Inquebrantable

Capítulo 9

Momentos inolvidables

Hay momentos que quedan guardados en mi memoria y mi corazón.

Anónima

Amy

Habían pasado dos semanas desde la llegada de mi tía. Mi vida se sentía un poco más ligera. Cuando ella venía de Italia, la casa se llenaba de color, y no solo por los regalos que nos traía. Con mi nonna, preparaban comida deliciosa y se contaban chistes, y por un momento, me sentía menos sola.

—Ay, no puedo creer que mañana haya clases de nuevo —se quejó mi hermana, como de costumbre. —No quiero ir mañana.

—Seguro que ni siquiera has hecho la tarea —le dije, viéndola saltar de su silla.

Merdagritó mi hermana, y salió corriendo.

Me reí y negué con la cabeza.

C'è quella ragazzadijo mi tía, mirándome con una sonrisa. —Te veo más tranquila. ¿Las cosas están bien en casa?

—Sí, tía, todo está normal.

Mentiroso.

No es mentira, bueno, no del todo.

Dolcezza, soy la única inquilina en tu cerebro.

Seguí bebiendo mi café, intentando ocultar mi incomodidad.

—¿Y… dónde está nonna? —le pregunté, buscando cambiar de tema. —Siempre está en la cocina.

Mi tía se detuvo un segundo y se apuró a darme la espalda.

—Está cansada. Ya sabes lo mucho que ella hace —se rió. —Necesita descansar un poco y yo me ofrecí a ayudarla.

Asentí. Sentí que ella estaba más tranquila. Mi tía era muy buena guardando secretos, como toda mi familia.

Claro, como si tú no los tuvieras.

No tengo ninguno.

¿En serio?

No es un secreto, solo es omitir una información.

A veces no sabía si mi cerebro era mi aliado o mi enemigo. Supongo que era una mezcla muy inusual de ambos.

Cierto, c'è già un corteggiatore nella tua vita?

—No, no lo hay, tía. Ya sabes cómo son los chicos… —Ella me miró como si hubiera perdido la cabeza.

Oh mio Dio, los chicos siempre serán chicos. Cuando yo tenía tu edad… ——до скорого —murmuró, y luego añadió con una sonrisa.маленькая шапочка

—Sí, lo sé. Tenías a muchos chicos suspirando a tus pies y un montón de novios a mi edad —dije con una cierta nostalgia en mis ojos. —Pero yo no busco. Los chicos solo quieren una cosa.

—Sí, sexo, nada más. Algún día te pasará y no dirás nada, más bien dirás… —Me sonrojé por lo que sabía que iba a decir.

—¡ENTENDÍ! —grité. Dios, a veces olvidaba que mi tía no tenía vergüenza.

Me reí y caminé hacia el cuarto de mi nonna. Pude escuchar la música muy alta que salía de su habitación. Al entrar, noté las fotos de mis hermanos y yo, todos los momentos especiales que compartimos juntas. Eran detalles que ella nunca quitaba.

Cuando entré, me di cuenta de lo alegre que estaba. La canción era demasiado movida.

—¿Nonna? —tuve que gritar por el ruido excesivo.

Cappuccetto,dijo, bajando la música. —¿Qué haces ahí? ¡Entra! Esta canción es increíble, y los pasos que me enseñó tu hermana son lo máximo.

—Nonna, no creo que eso sea apropiado para tu edad —dije sin mala intención. No quería que se fuera a caer.

—Niña, yo tengo mejores movimientos que tu hermana y tú juntas —dijo con un toque de ego familiar. —Es más, si quieres ahora mismo te voy a enseñar a bailar.

—¿Alguien dijo una pelea de baile? —Mi hermana no necesitaba un motivo para no hacer sus deberes. Solo necesitaba escuchar algo emocionante. —Me apunto. Te vamos a destrozar, nonna.

—¿Te vamos? Suena a manada —dije. Yo no bailaba.

Cinco minutos después…

—Ay, por Dios, no puedo creer que en serio vamos a hacer esto —negué con la cabeza. —Repíteme por qué vamos a hacerlo.

—Porque nuestra dignidad está en juego y no podemos permitirnos perderla —dijo mi hermana. —Bueno, al menos yo.

Asentí, escéptica. Mi hermana conectó la música y arrimamos todos los muebles para hacer una pista de baile. Por un lado, mi abuela estaba lista para vencernos, y por el otro, estábamos mi hermana y yo. Una pelea de baile era lo más ridículo y a la vez divertido que solíamos hacer en nuestra casa.

—Okey, la canción ganadora es… —Mi tía ama el drama.

—"Hips Don't Lie" de Shakira —dijo, y mi hermana y yo sonreímos. No éramos las mejores, pero al menos nos defendimos. Esa canción era la que más se escuchaba en mi casa, así que la teníamos fácil.

Cuando la música empezó, mi abuela fue la primera en bailar y no pude evitar reírme. Lo hacía de una manera divertida a propósito. Incluso mi tía se reía. A los pocos segundos, mi hermana la acompañó. A ella le encantaba bailar, tanto que ya estaba haciendo pasos increíbles.

Mientras mi tía aplaudía y yo solo me reía, mi hermana me jaló a la improvisada pista de baile para que intentara bailar un poco. Lo cual fue ridículo, porque tenía los movimientos de un robot.

Mientras me reía y bailaba, un flash nos cegó. Volteé y vi a mi madre y a mi hermano grabándonos. Ellos se reían, y yo no pude evitar hacer más pasos graciosos.




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