Tú y yo
No hay nada más especial que lo que ambos formamos.
Anónimo
Amy
Levantarse un lunes en la madrugada nunca es agradable, y mucho menos sabiendo que teníamos clases de Historia las primeras dos horas. Después de casi no haber dormido, porque escribir siempre me mantiene despierta, me levanté.
Después de bañarme y ponerme el uniforme, con los auriculares puestos, bajé a la cocina y escuché la conversación de mi tía y mi abuela.
—Quando glielo dirai? —le preguntó mi tía a mi abuela, que se encogió de hombros. —Non puoi nasconderli per sempre.
—Pensi che non lo sappia? —le respondió mi abuela. —È complicato sorella, non posso solo dirtelo...
Antes de que pudiera terminar, mi hermana entró a la cocina, haciéndole callar.
—Dios, voy a llegar tarde —dijo mi hermana, tomando una manzana y saliendo corriendo.
—Luciano, sbrigati amico, non ho tutto il giorno —dijo mi tía, negando con la cabeza.
—Él no entiende italiano todavía —grité. —¡MUÉVETE, LUCIANO!
—Voy a ayudarlo —dijo mi tía, y salió de la cocina.
Regresé la vista a mi desayuno. Todo ya estaba servido.
—Nonna… —dije, y cuando me miró, no pude evitar bajar la vista. —¿Tú me dirías todo, verdad?
—Claro que sí, mi niña. ¿A qué viene esa pregunta?
—No, solo preguntaba —dije, y al ver mi desayuno guardado, me di cuenta de que mi nonna era una gran observadora. —Grazie nonna.
Me guiñó un ojo y señaló la puerta. Me despedí y fui a clases.
Cuando llegué y me reuní con mis amigas, las dos estaban muy cansadas. La mañana no era lo suyo, y menos con la clase que teníamos.
—¿Y esas caras, chicas? —preguntó John, lo que enfadó a más de una persona.
—No lo sé, ¿será porque madrugamos todos los días y tenemos una materia en la que la licenciada parece que nos odia? —Raven cerró su casillero con fuerza y se volteó. —¿Qué cara crees que deberíamos tener?
Por dentro, me reí. El sarcasmo de Raven era muy divertido a veces. La cara de John era digna de haber hecho la pregunta incorrecta.
—Sí, creo que no fue una pregunta muy lista —dijo, acomodándose los lentes.
—No me digas, genio —dijo Raven, negando con la cabeza. —Vamos a clases antes de que la licenciada nos ponga falta.
—Me quedo un momento. Tengo que guardar este libro, pero luego las alcanzo —dije. Ellas asintieron y se fueron.
—Sabes, eres muy obvio —le dije a John, cerrando mi casillero.
—¿Cómo lo sabes? —me preguntó, mirándome de forma extraña.
—¿En serio? —le respondí. —Estás hablando con la experta en el amor, la lectora de romance. Además, que te le quedes viendo lo hace más obvio.
—¿Se nota tanto, verdad? —dijo, acariciándose la cabeza. —No estoy seguro… creo que sí me gusta, pero no sé…
—Te doy un consejo —dije. Él solo asintió. —Ella no es de romances, créeme. Te romperá el corazón y, si se lo dices, es más que seguro que te dirá que no, con una explicación muy lógica del porqué. Ella puede ser amigable y dulce con nosotros, pero el amor no entra en su vida por el momento.
Mientras me alejaba, dejé a John confundido y con mucho en qué pensar. No era por herir sus sentimientos, pero él sabía que tenía razón. Es Raven, la apodamos Reina de Hielo por algo. Aunque no era muy romántica, su apodo se lo ganó por siempre decir la verdad, sin importar si dolía o no.
Cuando llegué al aula, me senté en la misma mesa, pero no al lado de Raven o Navir. Cada una estaba en una esquina para que siempre pudiéramos vernos. Cuando llegaron los demás, cada uno tomó su asiento, pero ninguno se sentó a nuestro lado. La licenciada llegó.
—Buenos días, niños. Espero que estén listos para este último año de secundaria. Muchos se verán en la universidad... o tal vez nunca más se vuelvan a ver.
La manera en que lo dijo me dio ganas de no saber nada de la universidad.
—Tenemos un trabajo que será uno de los más importantes en esta materia y será la mitad de su nota final para graduarse —dijo, y todos empezaron a hacer ruido. —Si me dejan continuar, se los explico.
Todos guardaron silencio, y la licenciada sacó una hoja.
—Este trabajo consistirá en pasar tiempo con un alumno. Cada uno, a mitad de año, expondrá y dirá todo lo que ha aprendido de esa persona. Muchos ya se conocen, así que supongo que será un trabajo muy sencillo. Será en parejas, y las parejas son con quienes están sentados.
Al escuchar lo último, me sorprendí. Miré a Navir, que estaba en otra mesa, y supe que ambas pensábamos lo mismo. No conocíamos a los chicos que estaban a nuestro lado.
—El trabajo es muy sencillo. En cada actividad que realicen juntos, tendrán una foto. A mitad de año se calificará junto con su trabajo final —dijo, encogiéndose de hombros. —Luego, entre ustedes podrán hablar sobre qué actividades realizar, y si tienen preguntas, pueden hablar conmigo. Por ahora, explicaré la clase.
Las siguientes dos horas, pasaron aburridas mientras hablaba sobre las culturas y etnias del mundo. Al terminar, la licenciada se despidió de manera dramática y abandonó el salón. Todos se pusieron de pie y empezaron a hablar sobre el proyecto.
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Editado: 15.12.2025