Inquebrantable

Capítulo 14

Es el

 

Nunca sabemos la verdad de todas las personas

Anónimo

 

-Esto es estúpido

-No lo es -niego con la cabeza-veras es una historia romántica, tienes que entrar en el guion.

-Como podría entrar en el guion cuando literalmente, soy una chica la cual va a un bosque a estar con alguien-se encoge de hombros- yo no haría eso.

-Mejor no digas nada, recuerda que te fuiste con un chico en la noche a….

- ¡Solo salí a tomar aire! -Navier nunca me permitiría olvidarlo- ¿algún día me dejaras olvidarlo?

-No eso, se quedará en mis memorias y en el fondo, muy fondo de tu corazón.

Mientras seguía intentando aprender un muy cambiado guion, estábamos en el auditorio donde se supone que sería la obra.

-Me tengo que ir boba, segura que te quedaras a qui sola.

-Tengo que repasar, además no tengo nada que hacer en casa, mejor ya vete antes de que tu madre te rete.

-Sabes que ella no hace eso, pero más vale prevenir que lamentar-camina hacia la salida- ¡Te quiero, no me extrañes ¡

Me reía mientras negaba con la cabeza, la amaba era mi mejor amiga, pero odiaba cuando hacia cosas como este guion.

El amor era algo insignificante para mí, no diría que era odiaba el amor, en realidad me creía la persona más romántica del mundo. Pero cuando se trataba de demostrarlo en el mundo real no sabía porque, pero me molestaba, según yo al ser una lectora había cosas que para mí tenían más importancia que otras cosas.

Cuando leía no me enamoraba de el físico del personaje, bueno puede que sí, pero eran las palabras. Era cada cosa la cual estaba escrito, lo que me hacía sentir como si alguien por fin entendiera lo que me pasa. Sabía que eran escritos por mujeres y a veces ese es el problema el ser escrito por ellas nos daba a entender que era lo que nosotros queríamos de un chico y en una relación, como nos gustaria ser tratadas y que tipos de momentos hermosos que soñamos en películas sucedían.

En mis pensamientos me di cuenta que había alguien más en el escenario.

- ¿Qué haces aquí?

-La verdadera pregunta es qué haces tu aquí, te estaba esperando, pero me topé con tu amiga y me dijo que estabas aquí así que vine por ti.

-Lo siento, lo había olvidado-recogí mi mochila- la obra me tiene un poco nerviosa y tengo que practicar.

-Está bien- él llega a mi lado- yo también estaría nervioso si no tuviera practica al estar bajo mucha presión constante.

Asiento la cabeza, mientras caminamos al parqueadero, cuando nos detenemos en su carro el me abre la puerta.

-Sabes que no es necesario verdad- me mira interrogante- que me abras la puerta. - el solo me cierra la puerta y sube a su lado.

- ¿Lo haces con todas las chicas que suben a tu auto?

- Ty poka yedinstvennyy, kto sel v moyu mashinu.

-Porque haces eso- el solo se encoge de hombros mientras conduce- hablar en otro idioma cuando te hacen una pregunta.

-No lo sé, eto proiskhodit so mnoy tol'ko s toboy

- ¿Qué idioma es?

- Ruso, ¿Por qué?

-Me comprare un diccionario para saber qué es lo que me dices

Seguía manejando y no sabía a donde me llevaba.

-A dónde vamos?

-Bueno parte del trabajo que tenemos es tenemos que saber cosas del otro así que te llevare al lugar donde normalmente paso.

- ¿El cuál es?

Antes de que pudiera decir otra cosa no detuvimos frente a una de los edificios más altos que había visto en mi vida. Sin mencionar nada Alessandro solo salió del auto y solo me abrió la puerta.

Todavía no salía de mi asombro frente al gran edifico que teníamos en frente, yo creía que 5 pisos era demasiado, pero por lo bajo este edificio tendría unos diez.

Cuando entrabamos era realmente u gran pasillo y todo dentro de él era lujoso, todo el camino iba en silencio solo observando la cantidad de gente que estaba, al llegar al ascensor me di cuenta que íbamos subiendo hasta el último piso.

 - ¿Por qué vamos al último piso?, no es solo donde van las personas importantes.

- ¿Cómo sabes eso? -Al perecer las situaciones si son igual que en las películas.

-Películas- me encogí de hombros- pero tengo razón, ¿Verdad?

Antes de poder responder, se abrieron las puertas y el salió, yo solo pude seguirlo porque no sabía en donde estábamos o a donde íbamos, mientras caminamos llegamos hasta una puerta extremadamente intimidante, una señora se levantó de un escritorio.

-Buenas tardes señor Harrison, me alegra verlo- el solo asintió con la cabeza- los informes están en la oficina, tal y como los pidió.

-Gracias Valeria - el solo camina, pero luego regresa y me dice- espera aquí no me demorare mucho.

El solo entro a la oficina y yo me quede sin saber que hacer, las presentaciones nunca eran mi punto fuerte, el pánico que tenía era algo que no podía cambiar. Pero creo que la persona a mi lado tampoco sabia que decir ya que solo se me quedo mirando por un momento.

-Buenas tardes, señorita….

Solo pude sonreír un poco, parecía una secretaria sacada de un libro, no solo por la forma en la que se presento sino por la manera en la que estaba vestida.




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