Ya había pasado una semana desde lo ocurrido que tuve que catalogar como un “sueño”, todo en insonmia seguía normal, realmente entendí que si fue eso un sueño, que sé sintió muy real.
Todos los días no podía dejar de pensar en eso, una parte de mí me decía que todo fue real, que el sí existe.
Pero cada cosa que pasaba me demostraba que no.
Cómo de costumbre me dirigía a mi área, hoy será un gran día, ya que por fin estábamos a punto de terminar nuestro proyecto, lo único que no me agradaba sería que me quedaría hasta tarde para llenar el papeleo, Malí y Alec por suerte también se quedaría.
Estábamos a nada de terminar, solo un par de pruebas más y ya por fin acabaríamos.
Un pequeño dolor comenzó a crecer en mi cabeza asiendo que se me nublara un poco la vista, traté de agarrarme de donde pudiera, pero el dolor comenzó a intensificarse, sentirse como si perforaran cada parte de mi cerebro.
—Eider, Eider— hablaba Mali y Alec.
Sus vides las escuchaba muy lejos, y entonces caí al piso, vi todo negro.
Entre sueños borrosos lo vi, se encontraba en una habitación completamente oscura, él estaba sentado en una esquina, con sus rodillas pegadas al pecho.
Su mirada es triste, pero sus gestos son de enojo. Se ve como un pequeño cachorro asustado, su torso desnudó ahora tiene más hematomas.
De su brazo derecho tiene una intravenosa que da a un líquido de color magenta, por sus gestos ese líquido lo lastima.
Y entonces el alza su mirada y me ve, no sé cómo y porque, pero lo hice, nuestros ojos se encuentran y el alza su mano para tratar de tocarme, yo lo imito.
Cada es estamos más a punto de tocar y cuando nuestros dedos lo hacen una ola de dolor nos invade y todo se vuelve de nuevo oscuro.
Cuando abro los ojos lo primero que veo es la máquina que cuenta cada respiración, Mali se encuentra sentada al lado de mi cama.
Comienzo a moverme y noto un pequeño ardor en la mano, la miro y ve que es la intravenosa. Mali se acerca a mí.
—¿Cómo te encuentras?— Me mira con preocupación.
—¿Qué sucedió?— Tocó mi cabeza recordando el inmenso dolor que sentía.
—Te desmayaste, por suerte estábamos ahí-dio un pequeño apretón a mi brazo.
Traté de levantarme, pero no me lo permitió.
—No hagas mucho esfuerzo, tienes que descansar para recuperar fuerzas— sugirió.
En mi mente llegaban imágenes, pero dolía cada vez que trataba de recordar o indagar más, recibía una espantosa punzada.
Después de tres horas de estar en la enfermería, me dijeron que regresara a casa y descansara todo el día y mañana terminará el papeleo.
Pero yo ya me sentía, bien los antibióticos ya habían hecho efecto y no sentía dolor.
Regrese a mi lugar de trabajo y traté de continuar con el papeleo. Estaba por oscurecer, las luces se comenzaron a encender, la luna comenzó a alumbrar.
Me faltaba explicar el porqué y complementar la investigación, así que me dirigí, a la biblioteca que teníamos para investigar, o estudiar más.
Quería que mi presentación quedara lo mejor posible, y no tuviera ningún, pero o menos regresaran.
Me consentiré tanto, que no me di cuenta de que el lugar estaba completamente vacío, solo era yo y Mali en el lugar y obvio los de seguridad.
Cuando por fin termine y quede convencida, regrese a mi área, pasando por el enorme pasillo, pero me quede parada e hipnotizada o en trance, al ver cómo una de la puerta resaltaba.
Todo se puso oscuro y lo único que resalta va era esa puerta, como si una luz desde adentro la alumbrará.
Me sentía adormecida, mi cuerpo comenzó a andar asía ella, una corriente recorría mi cuerpo, me encontraba enfrente de la puerta roja.
El frío del metal me hizo estremecer mientras recorría mi mano hasta llegar a la manija, huiré la manecilla, pero no se dio para abrir estaba completamente serrada.
—¿Me podrías explicar qué haces?— la voz de una mujer, me saco de mi trance.
Al darme cuenta de lo que estaba haciendo, quite mi mano de la manija y me volteé a ver a la mujer.
—Perdón, yo…— balbuceé tratando de buscar una explicación, que no yo misma sabía.
— Sé que a todos les causa curiosidad saber qué hay ahí, pero no lo vuelvas a intentar si aprecias estar aquí, ahora sal de aquí— ordeno y con un movimiento de manos me indicó el camino.
No dije nada para evitar problemas y seguí mi camino de regreso a mi área.
++++++
Regresé a casa pasada la media noche, entre en la ducha para relajar mi cuerpo y descansar más a gusto y limpia.
Pero todas las noches des de lo ocurrido, al llegar a casa una sensación rara me invadía, es como si algo dentro de mí creciera, algo que me causa miedo.
Papá siempre decía que el miedo solo era la una reacciona ante el descubrimiento,
para limitarnos y no seguir.
¿Pero qué era lo que tenía que descubrir?, odio cuando mi mente quiere buscar el porqué de todo, cuando no hay un porqué.
Salí de la ducha relajada y serena, cuando lo vi de nuevo, recargado en el libreto de mi habitación.
Quería comprobar que fuera real, así me aseé a él, pero cuando mando mi mano, no es real. Mi mano pasa su figura es como si fuera un fantasma.
—¿Me estoy volviendo loca?—. Pensé— Todo esto es un producto de mi imaginación, esto del proyecto me ha estrado demasiado que estoy comenzando a alucinar, necesito ayuda. Si tengo que pedir ayuda o me volveré loca.
Editado: 03.10.2021