De la historia: INSANOS: El Campamento del Silencio
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La primera noche fue la más tranquila. O eso creyeron.
Zoe se quedó despierta más tiempo que todos, sentada cerca del fuego que chispeaba como si se resistiera a morir. Su mirada se perdía en la negrura del bosque. Nadie hablaba de eso, pero todos lo sentían: el silencio era antinatural.
Angelina dormía junto a ella en la misma carpa. La risa de Luca había sido lo último en escucharse antes de que todos se metieran en sus bolsas. Irek roncaba. Diego escuchaba música en su cabeza. Hana escribía en un cuaderno. Aiden tallaba un pedazo de madera con una navaja.
Nora solo... miraba.
No a alguien. No a nada específico. Solo miraba hacia la nada, con los ojos muy abiertos.
Zoe pensó en hablarle, pero algo se lo impidió.
El bosque parecía estar esperando que alguien dijera algo equivocado.
—¿Qué haces despierta? —preguntó una voz baja a su espalda. Era Diego.
—No puedo dormir —respondió Zoe—. Este lugar es raro.
—A mí me gusta. No hay policías, ni vecinos, ni nadie que te diga cómo vivir.
Zoe no respondió. El silencio se metía en las palabras. Algo crujió entre los árboles. Diego lo escuchó también.
—Debe ser un ciervo —dijo él.
—¿O algo que caza ciervos? —susurró Zoe.
Diego no sonrió. Por primera vez, su sonrisa no apareció. Solo se sentó a su lado y lanzó una piedra al lago. El sonido del agua... no regresó.
Ningún eco. Ningún chapoteo.
—Eso fue raro —murmuró Diego.
Zoe asintió lentamente.
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A la mañana siguiente, Hana se despertó gritando.
—¡Mi cuaderno! ¡Alguien lo arrancó en la noche!
Zoe, aún medio dormida, salió de la carpa. Todos estaban saliendo. Las hojas del diario de Hana estaban colgadas en los árboles, como decoraciones retorcidas.
—¿Fue uno de ustedes? —preguntó Zoe.
—Yo no fui —dijo Aiden, cortando una hoja—. Están dobladas como origami. Nadie sabe hacer esto aquí.
—Yo sí —dijo Hana. Pero su voz tembló.
Una figura había sido dibujada en una de las hojas.
Un ser alto, flaco, con brazos que llegaban al suelo, y una cabeza sin rostro. La palabra “CALLA” estaba escrita con algo parecido a sangre.
—¿Fue una broma? —preguntó Nora, por primera vez en voz alta.
Todos negaron. Luca hizo un chiste para aligerar el ambiente. Nadie se rió.