Inseparables

La mamá de Hilary no sabe lo que su hija quiere.

CAPITULO 8

(los chicos se despiden. 7:00 pm en casa de Hilary, todos están en la mesa para cenar. En medio de un aburridor silencio que reinaba en el lugar)

Matea: ¿puedo saber el motivo del silencio?

Arquimides: estamos comiendo mujer

Matea: es costumbre el dialogo familiar en medio de la cena (mirada fija)

Arquimides: ¡bueno! Inicie usted (serio)

Matea: Hilary hija, el profesor está muy contento con tu desempeño, cuéntanos un poco (dejando de comer)

Hilary: bueno madre, a decir verdad, pienso que normal, apenas estamos con lo básico (revolviendo la cuchara en el guiso)

Matea: me lo encontré en el mercado, por donde venden los pescados y hablé con él al respecto

Hilary: ¿solo eso dijo?

Matea: no, También me confirmo que eres la mejor alumna, siempre te ve muy motivada, y eso lo deja bastante complacido, ya saben con ese tema de los recortes salariales y las malas prestaciones para los pobres educadores, que un alumno sea así como tu es sin duda motivo de júbilo (siendo consciente)

Hilary: sí. Pobres (con gesto de indiferencia)

Matea: ¿Qué… solo dirás eso?

(Arquimides observa en silencio analítico el curso de la conversación)

Hilary: ah… es bueno lo que manifestó el profesor (aburrida)

Matea: es lo que traté de decir niña (con irónica voz) ¿y tu no dirás nada? (¿mirando a Arquimides?

Arquimides: es una conversación de madre e hija (tirando el cuerpo atrás)

Matea: pues debería ser una conversación familiar (torciendo la mirada)

Hilary: ¿pasa algo?

Matea: ¡nada! Termina de comer

Arquimides: ¿no entiendo que pretendes con todo esto Matea?

Matea: ¿a qué te refieres?

Arquimides: tú sabes más que nadie los motivos por los cuales Hilary esta así (en tono seco)

Matea: ¿así como? ¿Porque yo la veo muy bien, o te sucede algo hija? (mirándola por encima de los lentes)

(Hilary no pronuncio una sola palabra, respiró profundo y bajó la cabeza)

Arquimides: por favor mujer no te hagas, nuestra hija no es feliz. Siento que le he fallado (con voz triste)

Matea: ella está feliz y tus remordimientos de padre frustrado no son de esta conversación (se levanta de la mesa)

Arquimides: si hay algo que me atormente es ver a mi hija infeliz (rascando la cabeza)

Matea: ya le respondí, no veo porque sigue con eso. (preparando un poco de café)

Arquimides: esta conversación ya perdió el rumbo (se levanta de la mesa, y se queda de pie)

Matea: el rumbo lo perdió usted señor (alistando una tasa para servir el café)

Arquimides: estoy hablando muy claro, es sobre el estado de ánimo de nuestra hija en estos días (con voz fuerte y clara)

Matea: ¿pero usted la ve mal?

Arquimides: si le dedicaras más tiempo, podrías conocerla más y así sabrías por intuición de mujer y madre.

Matea: estas deschavetado. Ni tú mismo sabes lo que dices (sosteniendo una taza de café la cual le fue negado el azúcar por cuestiones de salud)

(Hilary, intenta retirarse sin decir nada)

Matea: hija, no te marches de acá sin antes ayudarme hacer entrar en razón al terco de tu padre. ¿Tu estas feliz? (después de tomar un trago de café)

Hilary: es una conversación de adultos la cual no me concierne, por esa razón prefiero irme a mi cuarto, además debo practicar unas notas (con ambas manos en el espaldar de la silla)

Matea: no me respondió la pregunta señorita (seria)

Arquimides: le prohibiste que se viera con sus amigos, es eso lo que la tiene así (seco)

Matea: ¿es verdad eso hija, son esas las estúpidas razones de tu supuesta tristeza?

Hilary: bueno… ah… este… (vacilante)




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