Alexia
Caigo, sigo cayendo, el agujero negro es infinito.
Oigo como sube mi respiración de un solo resoplido y mis ojos rápidamente se abren. Miro el techo, parece madera, percibo unas sábanas y me siento de repente. Observo que aún tengo el disfraz y me doy cuenta que combina perfecto con el lugar en el que estoy. ¿Acaso es un camarote?
Termino por recordar.
―¡¿Estoy en un barco pirata?! ―grito sin pensar.
¡¿Qué pesadilla es esta?!
La puerta se abre con fuerza y me encuentro con esos hermosos ojos azules. Cielos, son como el mar.
―Niño, parece que despertaste. ―Camina con prepotencia hasta acercarse a la cama―. Ahora me vas a decir por qué eres un polizón.
―No… no lo sé, señor. ―Noto mi nerviosismo en la voz―. Yo… yo simplemente estaba en un barco, ca… caí al agua y cuando salí, ya estaba nadando y llegando hasta este.
Entrecierra los ojos.
―Supongamos que te creo y no perteneces al bando enemigo. ―Hace una pausa, para luego preguntarme―. ¿De qué isla vienes?
¿Isla? ¿De qué está hablando? ¿No debería preguntar puerto?, ¿país? No sé, ya no tengo idea de dónde estoy, pero, ¿isla? ¿En serio?
―¿Isla? No vengo de ninguna isla.
Ladea la cabeza.
―Un Navegante ―exclama pensativo―. ¿Es acaso que te perdiste en tu ruta? Estamos muy lejos de esa zona, la verdad no me cuadra lo que dices ―pronuncia seriamente.
Y para mí está hablando en chino.
―Lo siento, teniente, pero no tengo idea de lo que me está hablando. ―Miro en dirección su espada, causándome curiosidad―. ¿Puedo preguntar sobre su insignia?
Siento mis mejillas arder y no sé por qué me ocurre esto. Es como una atracción que no sé me despega con solo estar cerca de él. ¿Qué será? Parece culpa de la sensación que me genera el medallón.
Frunce el ceño.
―Aquí las preguntas las hago yo. ―Hace nuevamente una pausa―. Y como no pareces ser una amenaza. ―Mira hacia la puerta―. Hunter. ―Esta se abre y visualizo a un castaño de pelo largo, grande, musculoso y alto, con una mirada fría que hasta da miedo―. Trae el trapeador, tenemos un nuevo grumete, ya nos hacía falta uno. ―Se ríe con malicia y entonces se retira.
Eso me dio escalofríos.
Rato después, el hombre grandote vuelve y tira lo que pidió Iván, junto con otros objetos de limpieza.
―Hora de trabajar, polizón, no puedes quedarte aquí, se te acabó la siesta. ―Aunque su voz sonó agresiva, espera a que me levante y luego se gira―. Sígueme.
Agarro todas las cosas del suelo y voy detrás del gigante. Realmente es muy alto, hasta tiemblo de lo grande que es. Señala el enorme navío y trago saliva al ver todo lo que debo limpiar. Encima de que se ve un asco, no puedo negarme o podría morir en el intento.
Necesito ayuda y no tengo idea de cómo obtenerla o si en realidad puedo regresar. Mientras limpio, he tocado el medallón de mi bolsillo millones de veces, no ha ocurrido nada y no me atrevo a tirarlo al mar para perderlo. Además, de que si me muevo, haciendo un movimiento indebido, siento que ese tal Hunter me va a cortar la cabeza con su enorme espada.
Las horas pasan y pasan, hasta que al fin termino de limpiar la proa, me falta toda la mitad del barco y ya se ha hecho de noche. Necesito descansar, tengo mucho sueño. Hunter no ha dejado de vigilarme, no hace más que mirarme. Parece que está solo para ello.
De repente el piso se mueve y reacciono, asustada.
―¡¿Pero qué rayos?!
―¡Clayton! ―grita el castaño y otro pirata se acerca―. ¡Avísale al teniente, el Kraken está de regreso!
¡¿Acaba de nombrar un monstruo marino?! Debo estar delirando.
Visualizo a Iván salir corriendo con su espada ya desenvainada, la cual brilla como lo hacía mi medallón cuando caí al agua. Continúo aferrada al suelo, ya que es de lo único que pude agarrarme mientras limpiaba, pero ahora el miedo ha disminuido y la intriga crece.
Nadie más actúa, confían en él y yo no entiendo qué es lo que ocurre, hasta que mis ojos se abren en grande, al ver unos enormes tentáculos enganchados de la punta de la proa. Me levanto, temblorosa, y me sobresalto cuando el teniente salta, clavándole la espada en la cabeza del monstruo.
Siento un mareo por el susto y el cansancio. Acaban de darme de alta, es obvio que estoy débil, pero como si fuera magia, termino por desmayarme otra vez.
~~~
Despierto en una litera, que está al lado de varias iguales, ya no estoy en esa habitación pomposa, en la cual me desperté antes, aquí huele a piratas sucios y asquerosos.
Alguien despiérteme de esta pesadilla.
Me levanto sin hacer ruido, mientras oigo los ronquidos de todos y cuando salgo, la puerta rechina. Entonces temblequeo, rogando que ninguno se dé cuenta de mi movimiento, no quiero que me impregnen su olor, acercándose a mí. Necesito salir de este lugar, lleno de olor a alcohol. ¿Acaso hubo una fiesta aquí mientras estuve inconsciente? Qué bueno que me desmayé entonces.