Alexia
Consigo cambiarme y el teniente abre la cortina. Me encuentro con esos ojos azules que tanto me hipnotizan. Qué bueno que nada más decidí ponerme la ropa y no ducharme, hubiera sido una catástrofe si me descubría. Hago una gran sonrisa mientras me observa desconcertado.
―Yo, tú, chica ―expresa confundido.
―¿Qué? ―Enarco una ceja y también quedo confusa, luego reacciono―. ¡Ah, una chica, hablas de Bree!
Frunce el ceño.
―No hablo de Bree.
Un segundo, ¿habla de mí? ¡¿Me descubrió?! ¡Imposible!
―No conozco a ninguna otra chica ―disimulo, nerviosa.
Entrecierra los ojos y me estremezco.
―Tú…
―¡¿Yo?! ―Me sobresalto.
Veo sus mejillas sonrojarse.
―Ah, eh, nada. ―Parece avergonzado.
―¿Tiene fiebre? ―consulto.
―No digas estupideces, Alex. ―Hace una pausa―. Hay que hablar.
―Lo estamos haciendo.
―Me… me refiero al beso ―susurra.
Me sobresalto otra vez.
―¡Sobre eso, lo lamento mucho, no me mate! ―Uno mis manos, como rogando, pidiendo piedad―. ¡No volverá a pasar, soy estúpido! ―Al menos esta vez hablé en masculino.
―No pidas perdón, necesito saber todo lo que ocurrió desde que ese oráculo te llevó.
―¿Por qué?
¡¿Qué tiene que ver con mi beso?!
―Soy tu teniente, solo responde ―expresa dominante.
―No voy a decirte nada.
―Entonces te besaré de nuevo.
Si eso es una amenaza, no me molesta ser amenazada.
―No… no diré nada ―repito nerviosa.
Se inclina hacia mí y retrocedo mi espalda hacia la pared de madera, sin embargo, él avanza, acortando el espacio entre nosotros.
―Alex… ―susurra.
―Te… teniente.
Puedo sentir su nariz rozar la mía. Me agarra de la cintura y me sobresalto, así que también me estremezco cuando une nuestras bocas. Casi que no puedo respirar, es intenso.
Se aparta un poco y pasa su pulgar por mi labio.
―No digas nada, no le digas a nadie. ―Vuelve a besarme con intensidad y me agarro de su larga chaqueta con fuerza―. Es un secreto.
―Es un secreto ―repito, así que sonríe y otra vez une nuestras bocas.
Ya no sé si mentirle, mis sentimientos me hacen dudar, pero la poca cordura que me queda, hace pensar que debo continuar fingiendo ser un chico, este secreto es muy peligroso para decirlo.
Derek
Regreso al castillo y soy interceptado por los guardias, obedezco sin chistar hasta llegar a la sala del rey, pero quien se encuentra allí es el príncipe.
―Su alteza. ―Hago una reverencia―. ¿A qué se debe la necesidad de mi presencia ante usted?
Se gira, entonces me observa de arriba abajo, me mira con asco. No sé si prefiero eso o que me vean con miedo, pero viniendo de la realeza, en realidad, quisiera ni cruzármelos.
―Tengo entendido de que la chica que vino, era de los piratas que interceptaste, ¿por qué los dejaste huir?
―Hice un trato, pero ella desapareció, ¿usted la encontró?
―Sí, y ya se me escapó, ve a buscarla.
―Su alteza, tiene muchas mujeres aquí, no hay necesidad de…
Levanta un objeto mágico, así que me callo por el dolor en mi ojo, el cual comienza a manchar mi rostro con aquella sangre negra y maldita.
―Cállate, esclavo, tú no opinas, solo obedeces.
―Mi sincera devoción es hacia el rey, pero si usted desea que lo ayude, con mucho placer lo haré. ―Pongo mi mano en la zona de mi parche, que es en donde se desborda el líquido oscuro, manchando así mis dedos―. ¿Necesita algo más?
―¿Qué relación hay entre ella y tú?
Maldigo por lo bajo porque no puedo mentir.
―Es la madre de mi hijo.
Se carcajea.
―¿Tú? ¿Un hijo? ¿Sueñas o cómo? ¿Qué mujer te prestaría atención a ti?, ¿y dónde está ese hijo imaginario que tienes?
Ignoro su última pregunta para tergiversar mi maldición.
―Viajé a un mundo sin magia, así que ella no sabía que yo era un brujo maldito, tuvimos una relación hasta que ustedes me encontraron, he vuelto a donde pertenezco, su alteza. ―Le hago una reverencia sin soltar mi herida―. Así que no tiene de qué preocuparse, estoy para servir.
Me observa, intrigado.
―¿Y dónde está ese hijo? ―repite la pregunta, por lo tanto, mi mandíbula se tensa, así que se ríe―. Si va a ser un brujo como tú, tienes que decírmelo. No importa lo mucho que lo escondas, su destino está sellado, y ese es obedecer. Si va a tener un amo que sea uno que conoces, ¿no te parece?