Epílogo II

Joshua

Después de una fiesta de disfraces, mi queridísima amiga desapareció. No puedo parar de pensar que fue mi culpa, yo la llevé ahí. No he tenido noticias de ella en mucho tiempo y eso me preocupa.

Observo por la ventana de un hotel, miro cómo las olas del mar se mueven en la orilla. Mikhail se me aproxima y me abraza por detrás, así que entrelazamos nuestros dedos. Me llevó a unas vacaciones para que me relajara, pero no puedo dejar de pensar en Alexia.

De repente, escuchamos un sonido similar al de un trueno en la habitación. Eso es muy extraño, pues en primer lugar es un día soleado y, además, sonó como si fuera aquí dentro. Parece algo imposible. Nos giramos con mi pareja a mirar en esa dirección, así que vemos una especie de luz.

Como en las películas, visualizo un portal, entonces veo a mi amiga cruzar por este, así que estoy paralizado.

―Hola, Joshua. ―Sonríe, feliz, la rubia―. Tengo que contarte la historia de mi insignia pirata, la historia de mi alma. No podía quedarme sin darle una explicación a mi mejor amigo, ¿verdad?

Sonrío, manteniendo mi gesto de sorpresa.

―Cuéntamelo todo.

Es como una loca obra de fantasía, qué genial.