Insomnio para Dos

Capítulo 19: Detrás de las Listas

Narra Tamara

El aire se había ido del apartamento. En lugar de eso, había pintura, polvo y la respiración agitada de Agustín justo debajo de mí. Sentía el latido de su corazón resonando contra mi oído, el calor firme de su cuerpo. La caída había sido un caos, pero el resultado fue la inmovilidad más íntima.

Por un instante, solo un latido largo, sentí una descarga que no había experimentado desde hacía años; desde antes de que el plan de Daniel me asfixiara. Era una sensación de conexión, de la vida que se activa sin permiso. Mi mente no pudo analizarlo, mi cuerpo solo quería rendirse a esa sensación.

Nuestros ojos estaban a centímetros. La luz de la tarde entraba por la ventana y hacía que los suyos, grises y profundos, brillaran con una intensidad que casi dolía. Vi una pregunta en ellos, una duda que reflejaba la mía.

Y entonces, Agustín rompió el hechizo. Su voz fue apenas un aliento áspero.

No podemos hacer esto, Tamara.

La frase no fue una pregunta; fue una sentencia. Un recordatorio de que él era un viudo y yo era una mujer que huía de su propio desastre. Asentí, incapaz de hablar. Entendí. Entendimos. Él pensaba en Elena, yo pensaba en la casilla vacía.

Se movió, con una torpeza repentina. Nos levantamos y nos sacudimos el polvo de la pintura ocre, ambos fingiendo que la catástrofe había sido solo el desastre de la brocha y no la colisión de dos personas heridas.

—Bueno —dije, recogiendo el nivel con la mano temblorosa—, la repisa sigue sin colgarse.

Y así, volvimos al trabajo, pero el silencio que siguió ya no era cómodo; era un espacio lleno de lo que no habíamos dicho.

Para aligerar la carga, le pregunté sobre su infancia, el tema que me había revelado su vulnerabilidad.

—Mi madre... mi madre se fue un día sin más —dijo Agustín, mientras atornillaba una de las ménsulas con precisión profesional. —Me dejó en la escuela. Nunca regresó. Mi padre era estricto, frío. No tenía tiempo para el "desorden emocional," así que me mandó a un internado.

Sentí una punzada de comprensión. Su historia era diferente a la mía, pero el abandono era el mismo monstruo. Él había tenido familia, pero fue desechado; yo nunca la tuve.

—Allí conocí a Elena —continuó, con una media sonrisa triste. —Ella venía de una familia feliz, funcional. Algo que para mí era un concepto abstracto, desconocido. Ella me enseñó cómo era la vida sin muros.

Su confesión me dio el valor de compartir la génesis de mi propio muro.

—Yo no tuve a nadie que me abandonara. Simplemente el sistema no funcionó —admití, sintiendo el viejo dolor. —Cuando cumplí los catorce, me di cuenta de que nadie me iba a adoptar, y la única persona que iba a arreglar mi vida era yo misma.

Le conté sobre la única maestra que me ayudó a trazar un plan de escape, la obsesión por ingresar a una buena universidad.

—A los quince, empecé a trabajar. Di clases de dibujo, trabajé de modelo de catálogo. Vendí mi cabello múltiples veces para ahorrar lo suficiente. Hice lo que tenía que hacer para no depender de nadie. Y a los dieciocho, entré a la universidad, y me prometí que mi vida sería a prueba de fallas.

Y entonces llegó Daniel.

—Había tenido otros novios, pero se aburrían o me trataban con lástima al conocer mi pasado. Pero Daniel... Daniel era estructura. No me trató con pena. Me vio como una socia, como alguien que podía ejecutar un plan. Fue el primer chico que no me trató con piedad. Y para mí, eso fue lo más cercano al amor. Yo creí que su estabilidad era mi hogar.

Agustín terminó de colgar la última repisa y se giró, su rostro marcado por la empatía.

—No te culpo, Tamara. Estábamos buscando el mismo refugio. Tú del sistema, yo del abandono. Solo que el tuyo vino con un traje y el mío... con la mejor persona que he conocido.

Nos quedamos en silencio, contemplando el trabajo terminado. Tres repisas perfectas en una pared amarilla. El apartamento todavía no era un hogar, pero ya tenía la base: un refugio, construido por dos almas marcadas por el abandono, y sellado con un momento de peligrosa cercanía.




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