Al día siguiente, Luca deambula en las calles despejadas de Garaolla. Como cada domingo, los pandilleros se toman descanso, sin embargo, suele haber algunos de rango bajo intentando obtener prestigio al tomar territorios, desconociendo las reglas básicas y que siguen siendo débiles frente a los capitanes o los jefes.
Su camino lo lleva a una panadera a cinco calles de su casa ahora desierta sin su abuelo. La panadera conoce a Luca desde que era un bebe por lo que la confianza es muy grande. Lo recibe con una sonrisa y una bolsa. El chico se muestra avergonzado ya que no hay dinero en sus bolsillos y siente que debe pagarle. Sin embargo, la mujer de unos cuarenta años de edad le acaricia en la cabeza y exclama:
-Ten, me lo pagas cuando tengas dinero. No olvides que tiene dentro seis medialunas de manteca.
-Si, muchas gracias. -responde sonrojado.
-Ve a casa y desayuna.
-Claro. Se lo agradezco.
En el camino de regreso se encuentra con Pablo quien busca una verdulería porque su madre le pidió que haga esas compras para el cumpleaños de una amiga de ella. El chico se desvía y acompaña a Luca. La realidad es que ambos disfrutan de la compañía del otro a pesar de haberse enfrascado en peleas tontas, a pesar de todo lucharon siempre espalda con espalda:
-¿Qué hay? -pregunta Pablo.
-Nada, compraba el desayuno. Ten. -le ofrece medialuna.
-Oh, gracias. -toma una y la devora muy rápido.
-Oye, al menos come más lento. No pienso darte una segunda medialuna.
-Es que a esta hora y tan calentita.
-Te repito, no pienso darte otra.
-Si, si, lo sé. -lo mira y tiene una expresión distinta. Su aura ha cambiado. Sonríe y vuelve a mirar al frente. -Te veo diferente.
-¿Eh? ¿Cómo?
-Como si quisieras enfrentarte a la vida…sin necesidad de hacerlo con los puños. Jajaja, olvídalo.
Luca abre la boca intentando decir algo:
-Ayer…
-¿Huh? ¿Qué pasó ayer?
-Nada.
-Okey. -termina de comer su medialuna y vuelve a su camino. -Sea lo que sea que estés buscando ahora, no dudes en que yo te apoyaré. ¿Está bien, bro?
-Claro.
Ambos chocan los puños y separan sus caminos.
AVAVAVAVAV
Semanas más tarde tras las vacaciones de invierno a mitad de año…
Los estudiantes de la escuela “San Sebastián obrero” regresan con mezcla de desazón y entusiasmo por volver a ver a sus compañeros. Entre el tumulto de jóvenes adolescentes, una figura destaca por su imponente presencia incluso muchos llegan a alejársele por ello.
Luca recorre la multitud abriéndose paso fácilmente entre los demás estudiantes. Busca su curso ya teniendo la lista de asignaturas, pero no tiene idea de a donde tiene que ir.
A pesar de que San Sebastián obrero sea una escuela secundaria publica, tiene prestigio de ser exigente y de difícil entrada. Solo hay dos tres maneras de entrar, por recomendación, realizando un examen altamente difícil y una beca deportiva.
Los que ven a Luca se preguntan como es que alguien como él está en la escuela y no es detenido. Se preguntan también si es estudiante o infiltrado que solo está ahí para robarles. Nadie se le acerca, salvo una persona que desde atrás lo toca varias veces con la yema de su dedo tan frágil y delgado.
En eso, Luca se voltea y ve a Soledad mirándolo seriamente:
-¡¿Tu?! -exclaman los dos al mismo tiempo con gran sorpresa.
El chico la lleva junto a unos árboles para que no sea tan escandalosa. Ella no se deja intimidar así que se apoya contra el árbol y con brazos cruzados:
-¿Qué haces aquí? ¿vienes a delinquir a esta escuela? No te dejaré hacerlo ¿entiendes?
-No, no, te equivocas. -intenta explicar lleno de nervios.
-¿Qué esperas para decirme?
-Pues…-le extiende un papel con un sello que dice “Aprobado”.
La chica de nombre Soledad lee el papel y se asombra:
-¿Una beca deportiva? ¿Cuándo pasó esto?
-Hace unos días. Participe en un torneo de boxeo. Gané invicto.
-Eso dice aquí. Tu logro es increíble, pero ¿enserio? ¿me estás acosando?
-¿Heh? No, para nada.
-Dime si es así. Te denunciaré. -dice con expresión de desagrado hacia él.
-¡Oye, tan solo quiero…!
-¿Qué quieres? -espera a que termine la frase, pero el chico se queda en silencio y mirando hacia el suelo.
-Nada.
-Haaa, bien. Te diré que tengo mis dudas sobre ti. ¿A que curso tienes que ir?
-Es uno llamado 2°A.
-¿A? cielos. -se agarra la cabeza con disgusto.
-¿Qué sucede?
-Seremos compañeros.
Tras esto, Soledad lleva a Luca hasta el salón de clases donde aún siguen llegando sus compañeros. Antes de entrar, le pide como favor que se comporte y trate de hacer amigos. Luca asienta, pero cuando los dos cruzan la puerta, se topa con las miradas discriminatorias de sus compañeros.
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Editado: 24.08.2025