Inspirado a cambiar por ella

Parte 3

Una semana transcurrió desde que Luca ingresó a la escuela más prestigiosa de la ciudad y todavía la desconfianza de sus compañeros sobre él presiona con fuerza. Aunque para él no viene al caso ganarse su confianza.

Su silencio e inacción ante los frecuentes abusos de esos chicos contra estudiantes más jóvenes o del mismo curso, resulta disgustaste para el centro de estudiante.

Soledad lo convoca a una reunión solo con él y nadie más del cuerpo del centro. El chico llega a la puerta en medio del descanso que dura unos treinta minutos. En ese lapso el centro de estudiante suele recopilar documentos y adelanta trabajos, así como organizar eventos o lo que demande el la labora de ellos.

Da unos golpes algo toscos y desde adentro se oye “adelante”. Luca abre la puerta tomando la perilla y la gira. Al entrar ve una oficina con muchos libros por todas partes y una banderilla larga que está en la pared y que dice “Todo por los estudiantes”. Debajo está Soledad en su escritorio tomándose la cabeza por las pilas de documentos y formularios de excursiones escolares y eventos a aprobar, así como organizar cada club de la escuela:

-¿Quieres que venga en otro momento? -pregunta Luca.

-No, no, está bien. Me hace falta despejar mi mente. -responde ella.

-Okey.

Luca se acerca hasta el escritorio. Soledad le indica que tome asiento a lo que él asienta con la cabeza:

-¿Pasa algo? -pregunta Luca.

-Tengo unas preguntas, pero de parte de algunos miembros del centro de estudiante.

-¿Miembros del centro?

-Si.

-Déjame adivinar ¿desconfían de mi por haber sido pandillero?

Soledad guarda silencio, aparta una de las pilas de papeles a un lado y centra la mirada en él. No es de su agrado tener que afrontar ese tipo de situaciones donde alguien tenga que sentirse incomodo, pero el hecho de que algunos miembros del centro de estudiante no logren concebir que alguien con tal pasado delictivo ahora esté en el colegio, resulta intrigante.

Le ofrece un poco de te y ante la negativa, ofrece agua. Luca también rechaza y exclama:

-Tiene sentido que desconfíe. No voy a obligar a nadie a que me vean como alguien honesto.

-¿Te enojaste? -pregunta Soledad, preocupada porque esas intenciones de cambio en Luca se fracturen en pedazos. Sin embargo, el chico se lo toma como un reto a cumplir.

-Entonces ¿Qué preguntas quieres hacerme?

-Si, claro. -revisa en un cajón del escritorio un papel en donde hay escrita unas diez preguntas. -Te haré diez preguntas y quiero que sea con total sinceridad.

-Siempre soy sincero.

-Claro. ¿Por qué viniste a estudiar aquí?

-Siento que es como una forma de empezar de nuevo.

-¿Qué sería empezar de nuevo para ti?

-Abandonar una vida de violencia en las calles y convertirme en alguien decente.

Las respuestas son rápidas y las preguntas concreta y claramente se nota la intención de los demás miembros del centro. Con el fin de no dudar de Soledad, se le permite que ella haga las preguntas.

Como el centro de estudiantes no tiene poder para decidir una expulsión, si puede tener una opinión formada y permitir acceso a ciertos beneficios que un estudiante normal puede.

Lejos de lo que se podría sospechar, Luca da respuestas más que interesantes y maduras, demostrando que su intención de mejorar como persona es fuerte. Solo queda saber que pueden opinar los demás:

-Ultima pregunta.

-De acuerdo. -exclama Luca.

La expresión de Soledad es de sorpresa. Abre sus ojos de par en par. Ni bien lee la pregunta, sabe que es algo en lo que muchos estudiantes fallarían si se los preguntasen:

-¿La pregunta? -comenta Luca.

-¿Uh? Ah, sí, perdón. -Soledad vuelve en sí. -¿Qué harás cuando te gradúes?

-¿Graduarme de aquí? Bueno, creo que eso no lo había pensado.

Su respuesta es sincera como bien lo dijo hace momentos. Soledad suspira y anota lo que acaba de decir hasta que él dice algo más que cambia su decepción a cierto aire de esperanza:

-Hasta ahora.

-¿Hasta ahora? ¿a qué te refieres?

-Cuando mi abuelo falleció. Antes de eso, él me pidió que no deje de ser bueno a pesar de que no soy el pacífico del mundo. Luego lo comprendí cuando vine a aquí.

-¿Qué sería?

-Que deseo averiguar que quiero hacer. Estando en esta escuela me ayudará a averiguarlo.

-Ya veo. No es que carezca de idea de que hacer aquí. Quiere aprender de lo que esta escuela puede ofrecerle para su cambio personal. -piensa sorprendida. No es elocuencia la de Luca con la intención de manipular sus respuestas, más bien que posee la voluntad de querer ese cambio en su vida. Sonríe. -Tengo una pregunta más que hacerte.

-¿Cuál?

Después de la reunión en la oficina del centro de estudiantes, Luca se despide y abre la puerta. Una vez la cierra y encara hacia el pasillo para volver a clases de Lengua y literatura, a la que la misma Soledad concurrirá en unos minutos cuando se desocupe, Luca se topa con uno de los abusivos de nombre Claudio.




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