Inspirado a cambiar por ella

Parte 3

En la semana siguiente, la actitud de los más privilegiados se tornó superadora respecto a la violencia. Yamil y Braian se encargaron de hostigar de muchas maneras a Luca y a los del centro de estudiantes.

Desde rumores causados por Braian hasta tomadas de cuello de Yamil a algunos chicos de cursos menores y besos forzados de las chicas. Las quejas de los estudiantes se contabilizan de a decenas y superan los cien. La escuela se puso patas hacia arriba.

Los movimientos hostigadores ocurren sin la presencia de Claudio, que, desde su conflicto silencioso con Luca, no ha querido aparecer y hasta decidió faltar durante días.

Llegado al viernes de esa misma semana, Soledad afronta pilas y pilas de papeles para completar. Anabella y Dalia no dan a vasto, yendo y viniendo entre la dirección, sala de profesores y atendiendo a compañeros y sus quejas. El desgaste es brutal para ellas.

Luca tampoco queda por fuera de esa situación. Braian no teme enfrentarlo como tirarle líquido sobre su cabeza, hacerlo tropezar contra el suelo o hacer circular rumores de que es culpable de la violencia en la escuela debido a su propio pasado como un antiguo líder pandillero.

Los profesores como Sebastián intervienen, pero apenas lo justo y necesario porque desde su perspectiva, la solución debe venir desde algo más profundo. Sus críticas hacia el director y el consejo compuesto por aquellos con poder económico y permiten ese caos sin consecuencias hacia los hijos de los privilegiados.

Previo a la clase de física, Luca sale del salón en camino al baño, desde lo lejos puede escuchar como hay una pelea verbal entre Yamil y varios estudiantes de último año. A pesar de ser más grandes, reciben amenazas por parte del abusivo de mal genio y sadismo.

En un primer momento se detiene Luca, pensando en que quizás debería meterse, pero luego cae en la cuenta de que sería peor no solo para él sino también para Soledad, por lo que continua con su camino. Ni porque sea un viernes a la tarde y con día soleado pero fresco por el otoño habrá descanso en una institución corrompida por el poder y la violencia.

A veces se siente que cada paso por los pasillos era una prueba de paciencia y cada día que pasa le demuestra que puede lograrlo, aunque su entorno intenta llevarlo de regreso a ese camino de justicia, pero excesivamente violenta.

Cuando dobla por una de las esquinas que da al pasillo y luego al fondo donde están los baños, una figura pequeña esta hincada de rodillas con el brazo apoyada sobre sus rodillas y a su vez la cabeza sosteniéndose sobre la palma de la mano abierta.

Ella alza su vista hacia Luca. Su apariencia evoca el estilo gótico con labios pintados de negro. La vestimenta qué la cubre está compuesta por un vestido negro y debajo ciertas prendas delicadas color blanco. Incluso ella calza botas negras.

Luca se siente inquieto con la mirada algo peculiar de ella y sin embargo no parece sentirse con rechazo, más bien se le acerca curioso y pregunta:

-¿Estas bien?

-Si. Solo descanso las piernas.

-Vaya forma de descansar las piernas. -piensa él. -Oh, ya veo. Pues...-responde hasta que la chica lo interrumpe poniéndose de pie.

-Parece que no te acuerdas de mí. -exclama en un tono amable pero como si también lo juzgara.

-Lo...lo siento, pero no creo haberte visto excepto...

-¿Seguro? -acerca el rostro hacia Luca. Él no evita sentirse incómodo con ella tan cerca hasta casi poder oler el aroma del perfume que suele usar con esencia de frutos.

En ese instante recuerda dos encuentros con ella, aunque esporádicos y frases que la chica le dijo.

-Ah, eres tú...bueno, no es como si hubiéramos tenido una larga charla.

-Claro, imaginé que era poco.

-¿A qué te refieres?

-Bueno, hace un tiempo que quiero conversar contigo, Luca.

-¿Conmigo? ¿De qué?

-Interés aislado. Nada que perjudique tu relación con la presidenta.

Luca se exalta al escuchar como de su boca sale algo así. Se rasca la parte trasera de si cabello.

-Yo...

-No me tienes que explicar nada. Solo quería que lo sepas.

-Entiendo, pero ¿qué quieres de mí?

-Para empezar, me llamo Carla Juaransky.

-Oh, si, lo siento. Yo soy Luca Amario.

-Ya lo sabía.

-Claro.

-Lo siento, pero tengo que ir...-dice Luca sin querer parecer descortés.

-Solo quiero conversar un poco más contigo ¿sí?

La mirada casi perdida de ella se contradice a lo que dice.

-Entiendo, pero es que estoy fuera de la clase y si me tardo demasiado...

-Claro. Lo sabía, jejeje, será en otra ocasión entonces. -sonríe Carla, pero no es una expresión natural o que evoque algo positivo.

Luca se despide y prosigue su camino hacia el baño. Sin embargo, se queda pensando sobre su encuentro con Carla.

-Ella dijo esas cosas, pero eran como si estuviera pidiendo ayuda. Además...esa sonrisa...-piensa en esa expresión que se forzaba a mostrarse estar bien, pero con lágrimas tristes. -Que chica más extraña. -se voltea y ya no está en el lugar donde la encontró. -¿estará en problemas con los abusivos?




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