Inspirado en el amor

Regaños

- Mejoraste Hitzel, mis felicidades por ponerle dedicación a tu vocación. - comenta el profesor de danza que no tenía fe en mi al iniciar la carrera.

Me alegra sus palabras ya que mi corazón y mi mente se sienten mucho mejor al recordar todo, incluyendo las enseñanzas de Lovme.

Pasado 

Un día más había vuelto donde Lovme, mi madre cree que gane una beca en una academia es por eso que me ausentare más tiempo de mi casa; pero la realidad no es esa, llevo 2 meses viniendo solo en las noches y ya era hora de tener mi mayor tiempo en Alemania.

Lovme estuvo de acuerdo, serian mis nuevos maestros hasta que encuentre mi vocación. Agradezco esa ayuda que me están dando.

- Buenos días Hitzel. - con un fuerte abrazo Bastian me rodea. - ¿Descansaste bien?

- Si, este tiempo desde que vine fue de los mejores.

- De nosotros también. - aparece Asher sosteniendo una guitarra. - Es para ti.

- Es muy hermosa, no sé si pueda aceptarlo.

- Tienes que aceptarlo, los regalos no se devuelven.

- Gracias de verdad, son los mejores.

- Aprenderás a tocar la mayoría de instrumentos.

- Ustedes hacen mucho por mi Bastian, no sé comó recompensarlos. 

- Solo seguir viniendo y controlarnos, con eso es suficiente.

Asiento a lo que dice Auritz que aparece somnoliento.

- Desayunaremos tarde, son las 10. - se queja Felix - Dormí como un koala.

- Hitzel puedes ir a buscar a Steve, ya sabes dónde está.

- Yo iré Bastian. - Asher se interpone.

- No, Hitzel anda por favor.

Bajo algunos escalones y respiro antes de entrar al salón de entrenamiento de los chicos, Steve siempre suele venir todas las mañanas a realizar ejercicios con las maquinas que tienen.

Y ahi lo veo golpeando aquel saco de boxeo, esta solo con una bermuda. Me quedo parada a su atrás observando cada golpe que da con precisión, cada movimiento de su cuerpo es tan perfecto que me quedaría observándolo todo el día.

- ¿Qué haces aquí? - sobresalto ante esa voz áspera dando su último golpe.

Creí que no sintió mi llegada.

- Me mandaron a decirte que subas a desayunar.

- Espera. - me detiene cuando estaba girando para irme.

Se quita sus guantes de boxeo y las vendas dejándolo a un lado.

- Sobreviviste más de dos meses y no pude hacer que ellos no confiaran en ti.

- ¿Por qué siempre estas a la defensiva conmigo?, yo no te hice nada Steve.

- Lo harás, llegaste a desequilibrar nuestra vida.

- No lo hice, solo estoy intentando ayudarles como ustedes lo hacen conmigo.

- Mira Hitzel, nunca trajimos a una chica a nuestra mansión y que tú estés aquí conviviendo con nosotros no llevara a nada bueno.

- ¿A qué te refieres?

- No lo entiendes. - se queda en silencio acercándose más a mí. - Ellos se están apegando a ti y quien sabe capaz se enamoren.

Me quedo estática sin pestañar a lo que dijo, no lo pensé. - Pero yo los veo como una familia.

- No lo eres Hitzel. Si eso sucede será tu única culpa Hitzel si Lovme se disuelve.

Y con aquello dicho me deja con mis propios pensamientos.

¿Yo puedo desunir al grupo?

- ¿Estas bien? - pregunta Auritz mientras desayunamos en la mesa

- Si. - miento 

Toda la mañana se pasa volando haciendo una que otra cosa, ya oscureció y ellos aún no regresan desde la tarde.

Aún no salí de esta mansión, está siempre el miedo de ser descubierta o meterlos en problemas.

- Hitzel, ¿Dónde estás? - escucho la voz de Felix que entra a mi habitación. - Creí que te habías ido.

- Estaba a punto de hacerlo.

- Ponte eso. - me entrega una polera negra y un pantalón.

- ¿Para qué?

- Antes que mis hermanos lleguen, ellos piensan que me quede en el baño del estudio.

Lo miro extrañamente. - voltéate. - me quito el vestido azul que tenía puesto poniéndome aquella ropa que me trajo. - Listo.

- Te pareces a un varón solo que tu cabello lo amaremos y la capucha lo cubrirá. 

- ¿Para qué?

- Conocerás Alemania.

Lo miro confundida. - No Felix, sabes lo peligroso que puede ser.

- Si, pero con esa ropa pensaran que eres un varón. - me jala de mi mano mientras bajamos por las gradas. - Saldremos por la puerta trasera. 

Me hace subir a su camioneta mientras me entrega unos lentes oscuros. - Ponte eso.

- Esto es una locura Felix, no quiero meterte en problemas.

- Seremos cautelosos.

Arranca el auto mientras sigo contradiciendo a lo que estamos haciendo y aun así no me hace caso.

- Las noches en Alemania a partir de las 10pm son las más tranquilas y con poca gente.

- Pero eso no involucra que no te reconocerán.

- Utilizare lentes, pasare desapercibido sin guardaespaldas.

- Te reconocerán.

- No lo harán, además ni que fuéramos el grupo más famoso del mundo. Aun vamos creciendo poco a poquito.

Alemania de noche pareciera como si fuera de día, las calles alumbrando su majestuosidad y el paisaje de Berlín, una ciudad de arte puro y magnifico con aquellos edificios altos que mi vista observa siendo tan única esta experiencia.

- ¿A dónde iremos?

- A un centro comercial.

- Felix es peligroso, hay más gente en ese lugar.

- Bueno al que te llevare es un lugar escondido donde siempre iba de niño y me encantaba observar el arte que tenía. No te preocupes estaremos bien.

Tenía miedo, temía por él y por su reputación.

- Berlín tiene uno de los centros comerciales más grande y hermoso, pero también hay lugares que la gente no frecuenta y se lleva más por la cantidad, que la tradición. Mi abuela me trajo a este lugar, según sabía era el padre de uno de sus amigos quién habia construido este mol más que todo para que la gente se identifique con la cultura de la ciudad.



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En el texto hay: musica, amor, melodia de amor

Editado: 03.08.2024

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