Siempre he dicho que uno no puede andar por la calle arrepintiéndose de todo lo que hace, pero hay que estar claro que si existen cosas de que arrepentirnos:
De amar a quien no se debía.
De confiar en personas que viven de traiciones.
De rechazar un amor.
De defraudar la confianza de alguien más, de ese alguien que depósito toda su confianza en ti
De tomar decisiones a la ligera que más adelante te das cuentas que fueron las peores y tantas cosas más.
El asunto es que tú y yo ya no tenemos tiempo para arrepentimientos.
El ¿porque? Pues porque tú y yo decidimos desde un principio que lo mejor era hacernos daño, de herirnos el uno al otro mientras nos jurábamos un amor en el cual ninguno de los dos creyó.
Vivíamos momentos felices pero eso no era suficiente, alguno de los dos tenía que iniciar alguna discusión para que todo fuera como nos gustaba.
Luego notamos que estábamos mal y que debíamos arreglar, pero ya no teníamos tiempo para el arrepentimiento.
Quizás las cosas se pudieran arreglar, pero como no había tiempo para el arrepentimiento decidimos que más daño debíamos hacernos, tanto que teníamos que engañar para lastimar de verdad.
Eso no basto, teníamos que demostrar que no nos queríamos arrepentir y comenzamos a alejarnos el uno del otro mientras más cerca queríamos estar. Pero ya está, pues ya no tenemos tiempo para el arrepentimiento.
Ya de nada nos podremos arrepentir, pues ya no nos creemos más.
Jonathan Cordero
Marzo 2019