No hizo falta que Mew dijera nada. El solo hecho de haberlo abrazado, había barrido con toda la tristeza que sentía por sus dibujos echados a perder. Ya pensaría en la manera de conseguir hojas nuevas, aunque sabía que sería difícil...
Conscientemente, Gulf puso toda su atención en la sensación que aquellos brazos le producían en su cuerpo delgado y tembloroso. Luego de largos minutos comenzó a sentir vergüenza e intentó despegarse de Mew, balbuceando un débil gracias.
—¿Vives por aquí? Nunca te había visto antes.
Gulf trató de responder pero la timidez no lo dejó. Hizo un leve movimiento de cabeza negativo mientras juntaba sus dibujos y se ponía de pie.
—Estoy con mi moto... ¿Quieres que te acerque a algún lado?— insistió Mew— Te puedo parecer un loco pero... me gustaría volver a verte...
Gulf no pudo evitar sonreír. Y Mew no pudo evitar pensar que aquella era la sonrisa más bella que hubiera visto jamás...