—De verdad, ¿no quieres que te lleve?— volvió a preguntar Mew, subiéndose a su motocicleta— No importa si vives lejos...
" Vivo en Las Torres...", pensó Gulf mirando la motocicleta último modelo de Mew, "Es más lejos que lejos..."
Las torres eran un complejo de terrenos tomados en lo que, con el paso de los años, de formas irregulares e inseguras, se fueron construyendo asentamientos de uno, dos y hasta tres pisos. Eran viviendas precarias, insalubres, sin servicios básicos (no había cloacas, ni agua potable y pocas veces había luz eléctrica...) y cada vez más superpobladas.
Mew insistió con la pregunta y Gulf agachó la cabeza.
—¿Tú vives en Jardín Delta, verdad?
—¡Sí! —sonrío Mew— ¿También vives allí?
Jardín Delta era el barrio country exclusivo de la ciudad. A las personas como Gulf no se les permitía ni siquiera caminar cerca de sus altos muros. La gente como él era siempre sospechosas. Las torres de vigilancia no le quitaban los ojos de encima a todo el que pasaba por allí. Siempre le sucedía a Gulf el hecho de sentir sobre él, los ojos de los guardias armados y las cámaras encendidas cada vez que tenía que transitar los doscientos metros paralelos al alto muro perimetral, que lo conducían al club barrial donde estudiaba arte.
— No te preocupes, no vivo lejos. Caminaré. Fue un placer conocerte...— acabó diciendo Gulf, estirando su mano para saludarlo.
Mew se mordió el labio. Percibió en aquellas palabras una despedida y sin saber qué decir estrechó la mano de Gulf y lo vio alejarse de él en completo silencio...