Es el año de 1930, en la ciudad de Atalya, es una ciudad muy grande y con una desigualdad social mínima, pero dentro de todas las familias que existen se encontraba la familia Ibereno, la cual está integrada por un padre y una madre, dos gemelos y un hijo mayor llamado Jeten Ibereno, el cual ya tenía 18 años de edad.
La Familia Ibereno no era codiciosa entre toda la ciudad, ni odiada, sino que era respetada por todos, ya que en un momento ayudo a muchas familias, pero como resultado la familia Ibereno quedo en la pobreza.
Los padres de Jeten siempre se habían esforzado por conseguirle una vida digna y sobretodo llena de valores, por eso, Jeten en ese mismo entonces, había terminados sus estudios para conseguir un trabajo que sea de ayuda economica para sus padres.
Conseguir un trabajo digno era el sueño de Jeten, pero… un día entraron a la ciudad numerosos automóviles militares, llegando primero a la pobre casa de la familia Ibereno.
Un Soldado: No los engañaremos, hemos venido hasta aquí para solicitar su ayuda. Necesitamos Jóvenes que sean asistentes de nuestros médicos en sus numerosas actividades.
El padre de Jeten: ¿actividades?
Un Soldado: nuestros médicos necesitan ayuda para el cuidado de niños. Pero el acuerdo no solo es ese, sino también, quien sea el ayudante podrá estudiar el arte de la Medicina en nuestra instalación y graduarse como médico, además de la educación su estancia estará acompañada de comida y hospedaje, sin mencionar que tendrá una paga quincenal por su asistencia. Solo necesitamos que uno de ustedes se ofrezca a ayudarnos…
En esa misma tarde los soldados se fueron y prometieron regresar al día siguiente.
La familia de Jeten ignoró por completo la oferta pues a simple vista parecia una estafa, pero este mismo Jeten no la ignoró.
A la mañana siguiente, Jeten regreso a su escuela, solo para visitar al maestro Sirnal, su tutor favorito:
Sirnal: “Ser Medico” ¿Quieres ser médico?
Jeten: no quiero ser médico, quiero ganar dinero, quiero dinero para mis padres.
Sirnal: tú no eres codicioso Jeten, ganar dinero para tus padres es una buena acción, y reconozco la precaria situacion económica de tu familia.
Jeten: mi padre siempre quiso ser barbero, mi madre ser maestra, y mis dos hermanos necesitan estudiar, lo cual solo lo conseguí yo, solo por el esfuerzo de mis padres. Siento que ellos también necesitan cumplir sus objetivos, y… me siento egoísta si cumplo mis metas a expensas de su esfuerzo, por eso aceptaré la oferta de esos soldados.
Sirnal: eres mi primer alumno de mi primera generación, ¿Por qué no te apoyaría? Pero recuérdalo, estarás solo.
Jeten: no te preocupes, siento que no estaré solo.
Jeten en esa misma tarde regreso a su casa, después de varias discusiones se aceptó aquella decisión que el había tomado. En aquella noche cuando regresaron los soldados Jeten se despidió de su familia, prometiendo que todo el dinero que ganara será enviado a ellos por correo. Subió en el auto militar alejándose cada vez mas de su familia, para lo cual solo pudieron despedirse con señas. Pero Jeten no sabía que esa sería la última vez que vería
Tras el largo viaje, finalmente Jeten había llegado a aquella instalación entre las montañas, junto con otros compañeros que también tenían las mismas intenciones que él, eran 20 personas que serían asistentes para los médicos y los niños. Fueron recibidos por el Capitán Ludom, llevados a sus respectivas habitaciones, se les explico el reglamento y al día siguiente empezarían con sus actividades.
Jeten y sus compañeros, sentían que asistir a las pruebas de los médicos, esas pruebas que realizaban a los niños con traje blanco, sería una actividad fácil… pero eso solo era una idea...