-Conozco este instituto como la palma de mi mano, vivir aquí tanto tiempo te hace descubrir muchas cosas, ¿sabes? A veces me pongo a pensar en la suerte que tengo al haber venido aquí, ¿que si me gustaría volver a Balmett? Claro que sí, pero este lugar te ofrece más de lo que te quita. Aún así, aquí hay gente mala, por eso el único buen amigo que he hecho es Matthew, a pesar de que no es de un elemento compatible con el mío, es una gran persona, y sé que puedo confiar en él, no me arriesgo a conocer más gente, porque hay cosas que preferiría no haber visto, y hay muchas personas ennlas que no se puede confiar. Ya te he contado todo lo que podía, ¿qué te parece si hablas tú?
-Okey, pues, Avril Reyes, agua y aire, sur de Balmett, sin padres, sin hogar, una hermana...
-Alto, ¿no tienes padres?
-Nop, ósea si tengo, pero no sé nada de ellos desde hace años, apenas recuerdo su rostro, desde lo ocurrido en la guerra, somos solo Julieta y yo, debíamos ir a un orfanato, pero no quería crecer en un lugar así, así que como pudimos huimos hasta encontrar a alguien que nos acogiera, Victoria no quería mucho a Julieta, pero es una gran mujer, supongo que nos vio como unas hijas, pues es viuda y perdió dos hijos, ella sabía que éramos distintas pero nunca nos acusó, incluso rogaba porque nunca nos fuéramos, me dolió mucho no poder despedirme, pero era algo que tenía que hacer por mi hermana, después de todo una promesa es una promesa.
-Si que haz tenido una vida dura.
-Realmente, tuve una infancia feliz. Como sabrás la guerra afectó más a todo el sur, ocasionando muchas desapariciones, entre ellas la de mis padres. Desde entonces el sur ha sido un desastre, hay mucha pobreza y enfermedades, lo último que necesitaba era más distintos, así que creo que el hecho de que nos fuéramos pudo mejorar de alguna manera aquel sector. Pero desde que llegue aquí me he preguntado como afectó la guerra al instituto, y considerando que llevas tanto tiempo aquí, ¿sabés como fue?
-Lo poco que recuerdo es que intentarón atacar el instituto, pero las fuerzas exteriores fuerón suficiente y no ocurrió nada grave, pero la causa de la guerra sigue siendo incierta para bastante gente.
-Ya veo, realmente el sector que fue más devastado fué el sur, el resto no fué tan afectado.
Aquella charla se repetía contínuamente en mi cabeza, por días, era como si la examinará hasta el último detalle, pero no encontraba nada, era una charla y ya. El resto fuerón bromas y anécdotas sobre nuestra vida.
En estos días nos habíamos hecho amigos, y aparentemente Raiza y Matthew ahora eran novios. Raiza por días no hizo más que preguntarme qué rayos pasó con Evan cuando nos fuimos, pero yo siempre con la misma respuesta: "nada". Lo poco que le dije es que ahora éramos amigos y ya, no le conté detalles.
Había intentado convencer a Evan de dejarme conocer a Austin, pero el insistía en que me arrepentiría, pues él era muy coqueto. Al final, lo convencí y yo lo iba a conocer tras dos semanas de súplicas. Cuando estuve lista salí.
Quedamos de vernos en uno de los mini cafés que hay a lo largo del instituto. Llegamos al mismo tiempo.
-Hola- le dije a Austin que me llega al cuello.
-Hola señorita- dijo el y besó mi mano. La cara de "te lo dije" de Evan me hizo reír.
-Veo que eres caballeroso que tu hermano- no me molesté en ver la cara de Evan porque sabía que me iba a morir de risa.
-Por supuesto que sí. Por cierto, Evan me dijo que eras hemosa pero no imaginé que tanto- Evan y yo nos miramos un poco sonrojados.
-Pues gracias a ambos- dije yo.
Después nos sentamos en una mesa que está aquí mismo.
Austin me deja encantada, su encanto es tan grande que cada palabra que dice me hace sonreír. Pero después de un rato, inesperadamente me pongo a llorar. Evan y Austin me miran preocupados.
-¿Qué ocurre?- preguntó Evan.
-Yo... no lo sé- dije sollozando-, no sé porque lloro.
-Un momento, ¿ósea que estás llorando de forma involuntaria?- asientl sin dejar de sollozar- En ese caso, no te preocupes, es normal.
-¿Qué? ¿Cómo que es normal?- pregunté desconcertada.
-Ya sabes, es un efecto colateral de lo que tienes- dijo Evan y Austin pareció confuso.
-¿De qué hablan?- preguntó Austin.
-De algo que tú nonpuedes saber- le respondió Evan.
-Que asco- dijo entonces Austin. El hecho de que lo haya malinterpretado hace que Evan y yo nos riamos, aunque no le respondemos nada más.
Dos minutos después cesa el llanto y sigo como si nada ocurriera.
Pero las cosas extrañas no dejaban de ocurrir. Le pedí un pequeño favor a Austin de que me pasara una pajilla detrás de él, y lo hizo rápidamente sin resistirse ni decir absolutamente nada, casi como si fuera un zombie. Al ver eso, Evan y yo nos miramos confundidos, pues en cuanto me entregó la pajilla volvió a la normalidad, como si hubiera salido de un trance.
Después de que Evan dejara a Austin es su cuarto para srguir hablando nosotros; cuando íbamos por los pasillos, no dejaba de escuchar más voces de las que había, estaban dentro de mi cabeza, y no decían cosas coherentes, eran como... Pensamientos, sí eso eran: pensamientos. Pero, ¿de quíen? ¿Acaso eran de todas las personas que en ese momento me rodeaban? Y si era así, ¿porqué las escuchaba? Momentos después, aquellas voces aumentarón, eran más fuertes y eran más, muchas más. Aquello me volvía loca, y me tiré al piso cubriendo mis oídos, aún sabiendo que eso no serviría de nada.
Como pudo, Evan me ayudó a levantarme, pero yo no retiraba las manos de mis oídos y mi nariz empezaba a sangrar. Empezamos a correr hacía la oficina de la directora y sin siquiera tocar la puerta, entramos rápidamente. La directora al ver la parte inferior de mi rostro y verme llorar con las manos en los oídos, era claramente un signo de desesperación, lo cuál la preocupó y se acercó a mí.