Instituto de Elementos

Capítulo 33

Después de que Raiza y yo comiéramos los grasosamente deliciosos churros y tomáramos agua, nos dirigimos al lugar donde quedamos con Matthew y Evan. Como los caballeros que son, ellos llegarón antes.

 

-Bien, ya estamos todos- dijo Matthew-. Es hora de dar comienzo al plan.

 

-Correcto- prosiguió Raiza-, hay que ir a la oficina de Daniel.

 

Esa oficina solo estaba a dos pisos y un par de pasillos. Antes de doblar la esquina, nos detuvimos para comprobar que el guardia estaba ahí como un halcón vigilando la puerta.

 

-Bien Avril, ya sabes qué hacer- me dijo Raiza.

 

Me aproximé hasta donde estaba el guardia.

 

-Lo siento señorita, no puede estar aquí. Tendré que pedirle que se valla- me dijo cuando estuve frente a él.

 

-Lo sé- respondí- Quieto- dije mirándole a los ojos. Después, tome su rostro e invadí su mente, esto era un poco más difícil considerando que no estaba teniendo contacto afectuoso con él, aún así logré averiguar el paradero de la llave.

 

Raiza y Matthew vinierón corriendo y sin esfuerzo, lo aturdierón.

 

-¿Y bien?- dijo Raiza- ¿Donde está la llave?

 

Aclaré mi mente y rebusqué aquel recuerdo.

 

-En... El otro lado del instituto, en el aula cerrada de física bajo una caja llena de zapatos- respondí con mis ojos cerrados.

 

-Bien, puede que tardemos un poco, así que vigílenlo bien.

 

Dicho esto, se fuerón corriendo y Evan y yo nos quedamos solos. No quería que se formara una escena incómoda, y mucho menos quería hablar con él así que solo tomé asiento enn el piso cruzanado las piernas. Él imitó mi acción. Como era de esperarse, no pudo quedarse callado.

 

-Avril, yo...

 

-No hables- le espeté.

 

-Tienes que dejar que te explique- volteó a verme.

 

-Yo no tengo que dejarte hacer nada ¿quieres explicar? Bien, hazlo; pero no esperes que te crea- dije rápidamente.

 

-Avril- suspiró-, tal vez mis palabras no tengan validez, pero ¿qué hay de mi mente?

 

-¿Qué quieres decir?

 

-Que si no me crees si te lo explico, puedes invadir mi mente.

 

-¿Y como sé que no vas a distorsionar tus recuerdos?

 

-Solo podría hacerlo si no hay contacto afectuoso.

 

-¿Así que esperas que te bese?- solté una leve carcajada.

 

-Avril por favor, no se me ocurre ninguna otra forma de explicarte- me suplicó.

 

A pesar de que en este momento estaba más que furiosa con Evan; la forma en la que me miraba hizo que no me pudiera resistir.

 

-Está bien, lo haré. Pero ten en cuenta que esto no cambiará nada- le dije.

 

-Lo sé- dijo con tranquilidad.

 

Me puse de pie y me acerqué a él, no podía mirarle a los ojos. Cuando nuesros labios se tocarón, él no puso ningún tipo de resistencia para dejarme invadir su mente.

 

-Evan por favor, te extraño mucho- decía Ava.

 

-Lo siento Ava, pero lo nuestro no duro ni dos semanas y fue hace mucho tiempo, debes superarlo- le respondió Evan.

 

-¿Qué te detiene Evan? ¿Acaso no extrañas lo que tuvimos, como te hacía sentir?- empezó a pasar los dedos por el brazo de Evan.

 

-Escucha- retiró la mano de Ava-, no quiero que me tomes a mal, si te quise, pero encontré a la chica más perfecta que he conocido en mi vida y me enamoré por completo de ella.

 

-Oh no mientas Evan, ven aquí- en cuanto Ava dijo eso, lo tomó del cuello y lo besó. en eso aparecí yo.

 

-Avril, no es lo que crees- salí corriendo-. Mira lo que haz hecho- le dijo a Ava. Ava puso mirada de superioridad.

 

Acabé con el beso. Mi mente estaba confundida y a la vez por fin respiraba en paz. Evan se me quedó mirando y mi respiración iba muy rápido.

 

-¿Y bien?- me dijo con ternura.

 

-Yo...- no pude hablar, ya que el guardia reaccionó.

 

Me acerqué a él inmediatamente, lo miré a los ojos y le ordené:

 

-Duerme- y obedeció.

 

Volví a mirar a Evan, su mirada era expectante, quería una respuesta, y yo tenía varias solo no sabía cuál era la correcta. El silencio era lindo y poder sentir paz estando con él por fin era el doble de lindo. Le sonreí y él me sonnrió de vuelta, eran de esas sonrisas que lo dicen todo. Me le acerqué lentamente y lo abracé muy fuerte. Quería hacer más pero mi corazón recién se estaba reparando, debía esperar a que estuviera en toda su capacidad.

 

-Lo siento- le dije suavemente.

 

-No tienes porqué- me dijo en el mismo tono.

 

-Sí, sí tengo porque- dejé de abrazarlo pero mantuve mis brazos en sus hombros-, no te dejé si quiera explicar y nos hice daño a los dos, todo esto es mi culpa.

 

Suspiró.

 

-¿Te hice mucho daño?- me preguntó. Me mantuve en silencio-. Bueno, es claro que han sido pésimos días para ambos.

 

-¿Para ambos?- pregunté.

 

-Sí, yo también sufrí- me resultaba difícil de creer, pues todo este tiempo había visto a Evan como el malo-. Okey, veo que te resulta algo poco creíble, pero quiero que veas.

 

Me besó y me dio paso a su mente, de nuevo. La imágenes eran muy claras, podía ver cómo sufría casi tanto como yo. Lo veía a ratos llorando en su cama, no comía bien, solía quemar muchas cosas era como si le dieran ataques de rabia o impotencia y sintiera lo necesidad de destruir. Sus recuerdos me hacían sentir pésimo así que los abandoné.

 

-No sabes cuánto lo siento- le dije.

 

-No hay problema, lo importante es que ya sabes la verdad y eso para mí es suficiente.



#1136 en Fantasía

En el texto hay: instituto, romance, poderes

Editado: 08.06.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.