-Narra Avril-
Al abrir mis ojos, me dio mucha alegría encontrarme en mi habitación, una ola de tranquilidad invadió mi cuerpo; aun así me sentía muy débil. Evan y Raiza estaban a mis costados, me sonrieron.
—¿Cuánto llevó aquí?— les pregunté.
—Tan solo una hora, no pensamos que despertarías tan rápido— contestó Raiza.
—Hicimos lo que pudimos para curar tus heridas pero creo que perdiste mucha sangre, estás muy pálida— me dijo Evan, ¡Dios! se veía tan preocupado.
—Si me doy cuenta, estoy exhausta... ¿Podrían, por favor, darme un poco de agua?— pedí.
Raiza de inmediato sacó una botella de agua fría de nuestro pequeño refrigerador y me la entregó.
—¿Qué te pasó?— me preguntó Evan.
—La directora Rogers pasó— le di un trago a la botella de agua, uno muy grande.
—Lo supusimos, pero no supimos qué hacer...— dijo Raiza y después ambos me miraron con impresión ¿qué ocurría?
—... ¿Qué? ¿Porqué me miran de esa forma?
—Porque luces perfecta de nuevo— respondió Raiza.
Dirigí mi mirada a mis brazos, ya no tenían cortes, como si jamás hubiera pasado, y mi piel tenía color de nuevo ¡¿Cómo rayos lo hice?!
—Que extraño— dije.
—Lo más extraño es que tu cabello y ojos siguen blancos— dijo Evan.
—¿En serio?— me miré al espejo.
Genial, más cambios físicos, ahora a qué se están debiendo. Ya no creo que sea culpa de mi aire.
—Ash ¿a qué demonios se debe esto?— pregunté molesta.
—No tengo ni idea, pero creo que deberías hablar con Evie y Nate— dijo Raiza.
Oh por Dios Evie y Nate, los había olvidado.
—¡Evie y Nate! No se pueden ir de aquí, Daniel dijo que los ejecutaría por oponerse a lo que me iba a pasar.
—Espera, ¿Daniel? ¿A qué te refieres?— preguntó Evan confundido.
—Daniel es el que me quiere, por alguna razón soy diferente a las otras mezclas y quiere aprovecharme de alguna forma que no sé. La directora Rogers me entregó por una deuda, los oí hablar, a Daniel no le gustará notar que me fui ¿qué hago?
—Okay calma, no dejaremos que te haga nada, pero en definitiva debemos hacer algo— dijo Evan.
—Tengo que irme de aquí— dije segura.
—¿A dónde? ¿Al otro instituto? ¿No es ahí exactamente donde quiere que vayas?— Raiza tenía razón.
—Es verdad, pero qué más opciones tengo. Daniel tiene mi amuleto y sin él me debilito. Además me sacó sangre para estudiarla, qué tal tenga una forma de hacerse más fuerte que yo. Chicos no sé qué debo hacer— comencé a desesperarme. Un viento frío empieza a recorrer la habitación, cada vez más fuerte.
—Wow wow, Avril respira, desesperándote no lograremos nada. Pienso que lo primero que debemos hacer es hablar con Evie y Nate para hallar más información y después decidiremos qué hacer— dijo Evan.
Raiza se encargó de buscarlos y traerlos a la habitación, asegurándose de que nadie se enterara.
—Por Dios Avril nos tenías muy preocupados— fue lo primero que dijo Evie al entrar. Se sentó junto a mí.
—Lo sé, lo siento. Pero hay algo muy importante de lo que debemos hablar chicos— les dije.
—¿Qué te parece empezar por tu cabello y ojos?— preguntó Evie.
—¿Qué te parece empezar por tu amuleto?— Nate se cruzó de brazos, ¿acaso estaba molesto?
—Sí, son dos cosas de las que les quería platicar.
»Sé que fue Daniel quien los envió aquí por mí, y agradezco que hayan tratado de evitar lo que él tiene planeado para mí— ambos agacharon sus cabezas —. Pero, ahora no sólo es mi vida sino también las suyas las que corren peligro, lo escuché hablar, dijo que en cuanto volvieran al otro instituto los ejecutaría. Y por si fuera poco tiene mi amuleto, por lo que me es muy difícil defenderme.
—Ese estúpido infeliz— maldijo Evie —. Como me gustaría saber qué pasa por su retorcida mente.
—Espera, él tiene tu amuleto, pero Avril, sigues viva— dijo Nate —¿Cuánto ha pasado desde que no lo tienes?
—Varias horas— respondí.
—¿Te das cuenta de lo que eso significa?— Nate se dirige a Evie.
—¿Qué significa?— pregunté curiosa.
Nate se aclaró la garganta.
—Avril, en definitiva sí eres más especial como dice Daniel, eso ya es seguro. Verás, el amuleto crea un vínculo directo contigo convirtiéndose en parte de ti, como tu sangre o tus venas; al principio le cuesta un poco pero al final te coge cariño. El punto es, una vez que se aferra a ti, no sobrevives mucho tiempo sin él, como máximo una o dos horas... Ahora, como ves, técnicamente no deberías estar viva, significa que tienes «la habilidad»— hizo comillas con sus manos.
—«La habilidad» sólo la ha poseído una persona en la historia de las mezclas— prosiguió Evie —, nada más ni nada menos que Abigail. Dicha «habilidad» te permite desligarte de todo lo que te haga o no daño, como el amuleto, también te permite curar tus heridas y en algunos casos las de los demás, solo que Abigail siempre lo usó para beneficio propio.
—¿En verdad puedo hacer eso?— estaba sumamente confundida.
—Sí. Lo único es que solo es posible cuando actúa tu elemento principal o primario, en tu caso el agua— concluyó Nate.
—Bueno, eso explica mucho— dijo Raiza.
Aquella habilidad sonaba sumamente tentadora en aquellos momentos, podría ayudarme y ayudar a los demás con el simple hecho de utilizar mi agua, debía admitirlo: la idea me encantaba, por más confusa que fuera. La verdadera pregunta era entonces: ¿Porqué sólo Abigail y yo hemos poseído «la habilidad»? Era hora de averiguarlo.