No queríamos perder ni un solo minuto; había demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. Mi vida había dado un vuelco muy rápido y no iba a permitir que me hicieran daño, ni a mi ni a las personas que me importan de nuevo. Daniel no conseguiría lo que quería, bajo ninguna circunstancia.
Paso número uno: encontrar mi amuleto. A pesar de mi nueva "habilidad" no quería arriesgarme a perderlo para siempre, se había hecho importante para mí y sabía que sería más fuerte con éste.
Volvimos a la habitación donde me habían encerrado. Era obvio que Daniel quería dejarme a mi suerte, pues todo seguía tal cual como lo dejé, mi sangre en el suelo y la cama en desorden. Utilicé mi agua para hallar el amuleto, resultó estar escondido en una pequeña compuerta secreta en el suelo. Ponermelo de nuevo fue definitivamente una de las sensaciones más satisfactorias de mi vida. Tomamos la sangre que me habían drenado para que no pudiera ser usada en mi contra más tarde. Vimos si había algo más que fuera útil y acto seguido, salimos de ahí.
Paso número dos: averiguar sobre mi cabello y ojos. Con forme pasaban los minutos, me hacía más pálida y mis ojos y cabello no paraban de volverse más y más blancos.
Pensamos en que tal vez tendría que ver con la "habilidad". Por lo que me dijeron, lo que me estaba ocurriendo no le había pasado a nadie más, y la "habilidad" sólo la había poseído Abigail, por lo tanto era hora de una profunda investigación.
Nos metimos a la fuerza en la oficina de la directora Rogers (que para nuestra suerte estaba vacía) y nos pusimos en el acto de buscar el archivo de Abigail. Tras mucho tiempo de búsqueda entre los cajones comunes, nos dimos cuenta de que la directora no dejaría el archivo de su propia hija a manos de cualquiera; claro, debía estar en su propio cajón. El cajón del escritorio de la directora estaba sellado con tres diferentes cerraduras, obviamente no sería sencillo de abrir. Sabía que no podríamos hallar tres llaves tan fácilmente, así que tuvimos que recurrir a nuestros poderes.
Aprovechamos todo lo posible. Raiza y Nate debilitaron la madera, a continuación Evan y Evie quemaron la mesa hasta acceder al cajón, una vez obtuvimos el archivo, me encargué de apagar el fuego con agua.
He de admitir que esperaba más del archivo de alguien tan importante como Abigail, sin embargo no decía mucho. Conocí su rostro, el cual era bastante similar al de la directora, ponían su elemento principal, edad, etc. Sabía que aquel archivo estaba incompleto, la última fecha de actualización había sido hace más de catorce años, debía haber más información en alguna otra parte, la pregunta es ¿en dónde?
Fue entonces cuando me di cuenta.
—Evie, Nate, el otro instituto es exclusivo para mezclas, ¿verdad?— me apresuré a preguntar.
—Sip, exactamente— me contestó Evie.
—En ese caso, Abigail debió estar allí ¿o no?
—Se supone que dicho instituto fue creado por y para ella, sabía que más mezclas surgirían por el tiempo, y ya saben que ella se sentía superior, por ende también pensaba que las mezclas eran superiores, quiso apartarlas de los distintos comunes— explicó Nate.
—Correcto. Entonces ¿hace cuanto existe el instituto de mezclas?
—Hace trece años, creo— respondió Evie.
—¡Perfecto! En ese caso, su archivo completo sobre su habilidad y su supuesta transformación debe estar allá, ¡es más que claro!— exclamé, para concluir entonces: —Amigos, debemos ir al instituto de mezclas.
Todos me miraron perplejos por un par de segundos. Había que admitirlo, la idea me aterraba, más después de descubrir lo de Daniel, pero haría lo necesario por descubrir lo que pasaba conmigo.
—Okay, antes de precipitarnos, hay algo que deben saber— dijo Evie —. La seguridad de nuestro instituto es el triple que la de aquí, sólo permiten mezclas puras, de lo contrario nadie entra.
—Significa que sólo pueden ir ustedes tres— concluyó Raiza, claramente decepcionada.
—No, no puedo ir sin ustedes dos. Nate, ¿en verdad no hay nada que hacer?— negó triste con su cabeza.
—Tranquila linda, estaremos bien, pero por favor asegúrate de mantenerte en contacto— dijo Evan tomando mi mano.
—Es lo mejor que podemos hacer Avril, es necesario y lo sabes, debemos ir— animó Evie.
Sabía que era cierto y era lo correcto. Wow, iría al instituto de mezclas sin saber mucho de aquel lugar, sin saber a qué me enfrentaría, y con el constante tormento de que Daniel me pueda encontrar en cualquier momento. Sería arriesgado, pero podría valer la pena. Algo nuevo para conocerme mejor. El miedo y la emoción me invadían, sin embargo tomé la decisión adecuada. Partiríamos a la mañana siguiente.