Instituto de Elementos

Capítulo 44

No tenía muy definido cuánto tardaríamos en el otro instituto; de seguro ya sabiendo la verdad lo más probable e inteligente sería no quedarme allá. Sin embargo, no des empaqué nada de la maleta que tenía lista anteriormente, preferí llevar todo, solo por si acaso.

 

Salir del instituto fue una sensación bastante extraña, no era lo mismo que salir al bosque de atrás, era como si dejara mi hogar. Prácticamente un año de mi vida ahí se fueron cuando abrí la puerta para salir.

 

Tras un camino de más o menos tres horas y media, nos adentramos en un bosque oscuro y silencioso que desembocó en un gigantesco edificio de unos siete pisos, tan imponente y arrollador; en unas placas doradas ponía: "Instituto de Mezclas 'Morris' de Balmett"

 

Al entrar, nuestro auto fue examinado en su totalidad, Evie y Nate fueron saludados de manera cálida, por mi parte recibí miradas frías o vacías. Al bajar, tuvimos que pasar por un control de rayos X, una descontaminación igual a la del Instituto de elementos, un cambio de ropa y una ligera pero incómoda prueba de pureza.

 

Una vez adentro, sentí miradas extrañas. Era de esperarse, era una desconocida para ellos. Estaba entrando en terreno extraño, con personas bastante conocidas, ¿acaso parecía una intrusa? Probablemente, no tenía registro ni papeles, una situación en definitiva llena de tensión.

 

-¿Por qué todo el mundo está observándome así?- le pregunté a Evie mientras caminábamos entre las personas.

 

-Porque todo el mundo sabe quien eres, Avril. Se podría decir que eres lo más cerca a un famoso que ha habido aquí- explicó. ¿Qué? ¿Famosa? ¿Yo?

 

-¿A qué rayos te refieres con eso? ¿Por qué me conocen?

 

-Mira- entramos en una especie de sala de descanso -, de por sí te hiciste conocida al ser la primera distinta en auto exponerse; después, todos hablaban por las redes de una mezcla viviendo en el Instituto de Elementos; finalmente, esta mañana Daniel publicó que habías escapado sin dejar rastro, tienes suerte de que todos aquí temamos a Daniel sino ya habrías sido delatada.

 

Vaya, jamás pensé que mi vida pudiera ser tan pública, en especial para gente que hasta hace poco no sabía que existía.

 

-Entiendo- contesté.

 

-Ven, te quedarás en mi habitación; mi compañera lleva de viaje un par de meses... Estudió medicina así que es bastante útil.

 

En su habitación me instalé y guardé mis cosas, sintiendo vergüenza a cada momento desde luego.

 

La primera noche transcurrió con toda normalidad. Al día siguiente, decidimos no perder nada de tiempo y aprovecharíamos que Daniel aún no estaba en el Instituto, entrar a su oficina no podría ser tan complicado.

 

Mientras íbamos en marcha al ala en la que se encontraba su oficina Nate dijo entonces:

 

-Daniel pasa más tiempo en el otro instituto que aquí, puede parecer extraño pero a veces siento que ni siquiera lo necesitamos. Ya dentro, este instituto es bastante menos estricto que el anterior; no hay hora estipulada para dormir, ni para comer, no hay avisos ni tanto control por parte de las directivas, creo que aquí es bastante más liberal... Podría gustarte.

 

-De seguro es un gran lugar Nate, pero en este punto de mi vida nada es seguro. Están buscándome y quieren hacerme daño, así que tal vez en un futuro todos los distintos podamos convivir en paz.

 

Mis dos compañeros asintieron tristemente y no volvimos a pronunciar palabra.

 

Entrar a la oficina de Daniel fue por mucho más sencillo de lo que esperaba; tan solo tuvimos que quemar la cerradura ligeramente para que se abriera.

 

Esta oficina era mucho más grande que la de la directora Rogers y estaba repleta de cajones de archivar. Sobre el escritorio había un llavero con unas veinticinco llaves más o menos, todas para los cajones, una vez abrimos todos nos pusimos manos a la obra.

 

Tras unos diez cajones y treinta minutos de búsqueda inútiles, notamos de nuevo que el archivo de la primera mezcla no pudo haber sido guardado con todos los demás como si nada. Aplicamos la misma técnica para abrir el escritorio, pero una vez más, no había nada ahí.

 

-Aquí no hay nada ¿ahora qué?- pregunté tratando de ocultar mi desesperación.

 

-No lo sé, ¿dónde más podría estar ese archivo?- continuó Evie.

 

-Bueno, puedo tener una idea, pero es algo arriesgada- comentó Nate.

 

-Anda, dila- le apuré.

 

-Bueno, la única persona que Daniel ha amado en su vida y a la cual le tiene total confianza es su hermana, Abigail confiaba en ella también, así que ella podría estar guardando ese archivo- contó.

 

-Perfecto- agregué -¿Qué esperamos entonces?

 

-Bueno Avril no es tan fácil.

 

-¿Porqué no?

 

Ambos se miraron dudosos. Salimos de la oficina para ir a la habitación de Evie. Una vez ahí, me contaron algo que jamás imaginaba:

 

-Verás Avril, este tipo de cosas no se las cuentan a los del instituto de elementos por miedo a espantarlos, pero al ser una mezcla, lo justo es que también lo sepas- dijo Evie y miró a Nate para que prosiguiera.

 

-Durante los años de la guerra, la epidemia se volvió demasiado poderosa, tal que cualquiera que tuviera contacto con un distinto podría resultar afectado también, no sólo tomando los poderes, sino que desarrollando infecciones distintas dependiendo del elemento.

 

»Durante estos días, muchos nuevos distintos nacieron... No sólo personas. Resultó que la epidemia afectaba también a los animales- abrí mis ojos de par en par -. El agua afectaba animales marinos, la tierra a animales terrestres, el aire a las aves y el fuego, bueno el fuego solo los mataba. No creas que al contaminarse desarrollaban poderes como nosotros, la epidemia los hace evolucionar a tal punto de convertirse en monstruos.



#1185 en Fantasía

En el texto hay: instituto, romance, poderes

Editado: 08.06.2021

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