Instituto de Elementos

Capítulo 46

A medida que bajabamos las escaleras rumbo al sótano, mi cuerpo se sentía aún más frío de lo normal, Evie y Tate no podían si quiera tocarme por lo helada que estaba. Unas muchas escaleras abajo, llegamos a una puerta.

 

Al entrar, había una enorme habitación que parecía no tener fondo llena de plantas de todo tipo, con un oasis alejado a unos cuantos metros de nosotros.

 

Me acerqué un poco e inmediatamente apareció una criatura gigantesca y azul que se asemejaba a un dragón, con aletas y branqueas; estábamos en presencia de un auténtico monstruo. Retrocedimos e intentamos no hacer ruido.

 

-Supongo que éste es uno de los monstruos- susurré.

 

-Exacto- contestó Nate.

 

-¿Y los demás?- preguntó Evie.Tras el monstruo de color azul, apareció uno igual pero más pequeño. De las sombras, salió entonces, un extraño pajarraco enorme y espeluznante. Cuando los tres estuvieron juntos, empezaron a acercarse a nosotros de forma amenazante.

 

-¡¿Quién está ahí?!- preguntó una voz a lo lejos, una voz femenina.

 

Entonces, una mujer en silla de ruedas se acercó lentamente a nosotros. En cuanto a su apariencia, ramas y hongos le cubrían los ojos, sus piernas al igual parecían cubiertas de espinas.

 

—¿Quién se atrevió a bajar aquí? ¿Acaso no saben que está prohibido?— su tono de voz era molesto.

 

—Lo sentimos señora— habló Nate —, pero esperábamos que pudiera prestarnos un archivo importante.

 

—¿Esperan algo de mí, después de que han invadido mi espacio?— las tres criaturas parecían estar enojándose cada vez más.

 

—Se lo imploro— supliqué —, es muy importante para mí conseguirlo.

 

Es ese instante, el rostro y expresión de la mujer, cambiaron por completo; de estar enojada pasó a estar espantada.

 

—¡¿C-cómo es posible que haya una mezcla de nivel diez aquí?!— exclamó sumamente aterrorizada.

 

¿Mezcla de nivel diez? ¿A quién de los tres se refería? ¿Me perdí de algo?

 

—Yo soy nivel cuatro— dijo Evie.

 

—Yo nivel seis— dijo Nate.

 

—¿Entonces se refiere a mí?— pregunté más sorprendida de lo que esperaba.

 

—Quienquiera que seas ¡sal de mi santuario! Eres un peligro.

 

—¡No nos iremos de aquí sin el archivo de Abigail Morris!— exclamé. Sentí que fui un poco apresurada, pero la desesperación que sentía pedía a gritos ser liberada.

 

—¡Oh!— la mujer parecía indiferente con su rostro dirigido hacia la nada —Con que eso es lo que quieren.

 

Evie, Nate y yo estábamos notablemente tensos.

 

—Bien. Si quieren un archivo tan importante, deberán ganarselo. A quien logre derrotar a mis bestias ¡sin matarlas! Le daré el archivo— su sonrisa maliciosa era una mala señal. Era claro que derrotar esas criaturas no sería para nada fácil.

 

Dio media vuelta en su silla de ruedas dejándonos a solas con tres monstruos furiosos.

 

—Bueno ¿cuál es el plan?— preguntó Nate asustado.

 

Di un enorme suspiro y tragué saliva con nervios.

 

—Atacar— afirmé.

 

Posteriormente, dirigí una enorme cantidad de agua al pajarraco, al cual pareció hacerle mucho daño al igual que a mí, el hecho de que los monstruos fueran de mis dos elementos no me favorecía mucho.

 

Evie atacó con fuego a las tres criaturas al mismo tiempo; Nate a su vez creaba espinas venenosas en el suelo para debilitarlos.

 

Intentar atacar se hacia casi imposible para mí, pues atacar directamente con un elemento no me era posible, de cualquier forma salía lastimada.

 

En un momento de gran furia, el marino gigante golpeó a mis amigos con su enorme cola, chocándolos contra una pared. Tras eso se dirigió a mí que me encontraba derrotada en el suelo, cansada.

 

Esquivé el primer golpe girando sobre mi misma, igual el segundo y el tercero; el monstruo era muy rápido. Me defendí con aire de a pequeños tornados, a pesar de que lo afectaban, no era mucho comparado conmigo.

 

Me acosté en el suelo rindiendome, esperando lo peor. Cuando vi que el golpe se acercaba, una bola de fuero golpeó la cabeza de la bestia, fue a atacar a Evie, mientras Nate me ayudó a levantarme y prosiguió a atacar al pajarraco. Intenté acercarme al agua para curarme, iba gateando lentamente y muy adolorida.

 

Casi llegaba al oasis, cuando el marino gigante pisó mi mano, quebrándola. Grité de dolor. Di una vista a mi alrededor para darme cuenta de que el pajarraco tenía sujetado a Nate de la ropa en un intento de comerlo, y el marino pequeño rodeaba a Evie con su cola estrangulándola.

 

No pensé que llegaríamos hasta tal punto, estaban cerca de matarnos y la hermana de Daniel ni siquiera trataba de evitarlo. Me maldecía a mí misma por haber arrastrado a Evie y Nate hasta esta situación.

 

El marino me dio la vuelva con su cabeza para poder mirarlo, estaba rendida. Se dispuso a aplastarme. Estiré la mano que no tenía rota en un último acto de defensa, después cerré mis ojos y esperé lo que venía.



#1179 en Fantasía

En el texto hay: instituto, romance, poderes

Editado: 08.06.2021

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