Instituto de Elementos

Epílogo

—Evan, no es necesario que cubras mis ojos, sea lo que sea me sorprenderá sin necesidad de ésto— me quejé.

 

—Silencio linda, me gusta agregarle misterio— fue lo que contestó.

 

Hoy era mi cumpleaños número 21, así que era obvio que iba a tenerme una sorpresa como en años pasados, por más de que le dijese que no era necesario.

 

Había venido hasta mi Instituto llegando de sorpresa. Digo, me visita cada mes, pero esta vez ni siquiera me avisó que vendría.

 

Caminé bastante con mis ojos vendados, con él que ni siquiera quería darme la más mínima pista de hacía donde nos dirigíamos.

 

Un buen rato después, se detuvo.

 

—Bien, llegamos. Cuando yo te diga, te quitarás la venda— me indicó.

 

—¿Y si me la quito ya?— dije en todo burlón.

 

—¡Avril!— reí un poco ante su regaño.

 

Escuché un ligero sonido de una puerta siendo abierta. Evan con sus manos me movió un poco haciéndome entrar.

 

—Bien ahora, quítate la venda— obedecí.

 

La imagen que tenía frente a mis ojos era lo más reconfortante y bello que jamás había visto. Todos de regalo de cumpleaños esperan dinero, teléfonos, autos, computadoras, viajes, entre otras cosas materiales vanas; en mi caso, lo que veía, era el mejor regalo de cumpleaños que jamás había recibido.

 

—¡Sorpresa!

 

Julieta, Victoria, mis padres, Raiza, Matthew, Evie, Nate, Natalie, Acacia, incluso Elise y Abigail habían venido. Estaban todos en una misma habitación, sólo sonriéndome. Segundos después gritaron todos:

 

—¡Feliz cumpleaños, Avril!

 

Claramente y como era de esperarse, las lágrimas brotaron de mis ojos. Corrí a abrazar a todos y cada uno de ellos. En especial a quienes no veía hace años: mis padres y Victoria. Aquella reunión familiar fue simplemente el momento más hermoso de mi vida.

 

Cantaron la canción de cumpleaños para mí e hicieron que soplara las velitas pidiendo un deseo. ¿Qué deseé?: que momentos así se repitan.

 

Fue entonces, justo cuando creí que la velada de mi cumpleaños no podía ser mejor. Estaba equivocada.

 

Evan tocó mi hombro, así que giré sobre mí para verlo. En sus manos sostenía un cachorrito, blanco y peludo, parecía un osito. Meses atrás le había dicho que soñaba con adoptar un cachorro y cuidarlo, cumplió mi deseo.

 

—Doble sorpresa— rió.

 

Sonreí y le di un gran abrazo, mientras sostenía en brazos mi nueva mascota.

 

—Oye, que tal si miras su collar— sugirió.

 

Lo hice. Lo que encontré, definitivamente no me lo esperaba. Al collar del perrito había colgado un anillo dorado con un precioso diamante blanco, junto a una pequeña nota que ponía:

 

"Hazme el hombre más feliz, cásate conmigo»"

 

Lo miré y noté lo ansioso que estaba. Se arrodilló frente a mí y tomó mi mano.

 

—¿Aceptarías?— mis manos temblaban y tenía un nudo en la garganta.

 

A mi alrededor, mis seres queridos estaban tan sorprendidos como yo. Si bien era muy joven, no tenía nada que perder. Evan era el amor de mi vida y la persona con quien la pasaría sin lugar a dudas.

 

Fue entonces cuando, con el corazón en la mano, respondí:

 

—Sí, me casaré contigo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

... FIN?



#1178 en Fantasía

En el texto hay: instituto, romance, poderes

Editado: 08.06.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.