Instrucciones para restablecer el Destino

113 | Nathaniel y el restablecimiento del Destino

Fragmento de la sesión individual de terapia psicológica dirigida al paciente Nathaniel K.R.

Nathaniel: N.; Terapeuta: T.

Fecha: Jueves, 1 de noviembre de 2018

 

T: ¿Cómo vamos esta semana, Nathaniel?

N: Todo bien, supongo.

T: ¿Supones?

N: Contigo no se puede ni agregar muletillas sin que intentes descifrar su significado oculto.

T: Todo significa.

N: Supongo que estoy bien, porque no estoy seguro.

T: ¿Qué te hace sentir inseguro?

N: La permanente sensación de que algo marcha pésimo.

T: ¿A qué parte de tu vida te refieres cuando afirmas que no camina bien?

N: ¿Por descarte? A ver. En la universidad todo marchaba de maravilla. Mis calificaciones son buenas, siempre he sido un estudiante destacado. Así que por ahí no va. En cuanto a la vida familiar, pues, es la razón por la que estoy aquí contigo, conversando más de lo que llegaré a hablarle a alguien en toda mi vida. Pero por una tarifa nada módica, entiendo. Lo que es patético, porque, a pesar de ser un tipo popular, en realidad no es que tenga muchos amigos a quienes confiar esto.

T: Tal vez esa carencia sea uno de los orígenes de tu molestia. ¿Quieres hablar de eso?

N: Why not? Para eso estoy aquí.

T: Bien. ¿Cómo es la relación con tus amistades?

N: Bueno. ¿Con los de La Capital? Luego del episodio de Yelena, nula. Solíamos salir juntos a comer y a pasar el rato, pero no estamos en la misma página, definitivamente.

T: ¿Por qué no?

N: Bueno, dentro de todo, yo soy un tipo tranquilo. No me gusta mucho meterme en problemas. En cambio, ellos no son así. Mis pals no tienen timón, ¿me comprendes?

T: Me da la impresión de que hay algo de lo que quieres hablar y no te atreves.

N: No sé… es que no me gusta cómo tratan a las mujeres.

T: ¿Y cómo es?

N: No, no, doc. A ti no te puedo contar eso. Tú eres una de ellas. Y hay cosas que es mejor que no sepan.

T: ¿Sobre qué, con exactitud?

N: Sobre la forma en la que mis pals y yo hemos… no sé… en la forma en la que nos hemos comportado con ellas.

T: ¿Y cómo las han tratado?

N: Con displicencia. Con desdén y… yo diría que hasta con odio, en algunos casos.

T: ¿Con odio?

N: Pues… mis amigos ven a las chicas como vaginas ambulantes. Eso es. Yo no, por cierto. Eso no significa, tampoco, que sea un santo. Obviamente no lo soy. Pero nunca he llegado a los extremos a los que llegan ellos.

T: ¿Y de qué van esos extremos?

N: Pues, a intercambiarse mujeres. A utilizarlas solo con propósitos sexuales. A comprarlas, incluso. Eso último es algo con lo que yo no negocio. No puedo, simplemente.

T: Supongo que de ahí conoces a Yelena, ¿te interesaría hablar de ello, ahora?

N: Bueno, algún día tenía que hablar de eso, ¿no? Pues, bien. Llegó la hora.

T: Te escucho.

N: Es que me da tanta vergüenza, doc. No tiene idea de cuánta. Cuando mi mamá nos mandó a hacernos esas pruebas, te juro que temí lo peor. No por mí, porque yo nunca… dispuse de mujeres como ella. Me limitaba a observar. Pero un pal, Yoshiro, el hijo del embajador de Japón, pues… si mi mamá se llega a enterar, se moría.

T: ¿Qué pasó con él?

N: Dio positivo en VIH. Él era uno de los aficionados a las scorts internacionales. Temí demasiado por la vida de mi mamá y la de mi padre. Por eso le armé el relajo de la vida. Es que no se puede ser tan irresponsable.

T: Tengo entendido que todos ustedes dieron negativo.

N: Fue una lotería. La verdad, no había manera de saberlo. No me cabe en la cabeza que mi padre se haya involucrado con Yelena. No sé en qué estaba pensando. Él no lo necesita.

T: Entiendo que tu padre no lo sabía.

N: ¡Cómo no lo va a saber, doctora! Es tan obvio, mi papá pone puros pretextos. Es un manipulador. Tú deberías darte cuenta. Hacerse la víctima no se les da bien a tipos con tanto poder y mundo como él. Es simplemente una soberana estupidez.

T: Sospechas que tu padre sabía lo de Yelena desde antes.

N: Obvio, pero no le importó. Es un caliente de mierda. Poner en riesgo la vida de mi madre por una cara bonita. Es absurdo. Yo nunca iría a tales extremos. Eso es lo que significó, en lo que a mí respecta, mi ruptura definitiva con mi padre. No quiero volver a saber más de él. En serio.

T: Pero tendrás que vivir con eso.

N: Es mi papá, lo sé. Nuestro vínculo se acabará cuando uno de los dos muera. Pero puedo elegir no volverlo a ver, si lo deseo. Claro que eso implicaría, también, dejar de ver a mi madre.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.