Instructivo para (des)enamorarme de ti

Capítulo 8: Instrucciones y contradicciones

Keiry

—¿Estás lista? —preguntó la profesora Kim. Asentí y me entregó una especie de formato físico—. Aquí llenaremos los datos de los chicos: expondremos sus puntos fuertes, sus debilidades y daremos una calificación de acuerdo a su desempeño. Cuando las audiciones terminen, compararemos nuestros formatos para decidir quién será el protagonista. ¿De acuerdo?

—Sí, señorita Kim —accedí, dándole una ojeada al papel.

Nos ubicamos en los asientos que quedaban frente a la tarima y dejé mi mochila en el suelo.

—¡Hola, Kai, Hola señorita Kim! —Tammie apareció en la sala, saludando en voz alta desde la entrada y desbordando entusiasmo.

Ella parecía estar incluso más emocionada que yo con el proyecto.

—Kei, de Kei-ry —pronuncié con detenimiento, volcando los ojos.

—Ok, Kei —rimó, guiñando el ojo y señalándome con sus índices.

¡Dios! Yo intentaba ser amable con esta chica, pero qué difícil me la ponía. Su actitud carismática y conspiradora conseguía enredarme la cabeza. No sabía si era buena, o mala, y eso resultaba peor. Se encontraba en la línea que delimitaba ambos extremos.

—Llegó nuestra querida protagonista. —Kim apuntó su mano hacia ella, provocando que Tammie sonriera con amplitud e hiciera una reverencia, cruzando las piernas—. Bien, ahora que estamos completas, podemos empezar.

—Tammie estará en el escenario con ellos recreando la escena, ¿Es correcto? —consulté, volviendo a sentarme.

—Sí, Tammie no evaluará como nosotras, pero nos ayudará a determinar con qué candidato podría tener mejor química en escena —respondió la profesora, caminando hacia la entrada para informarle a los chicos que ya podían ingresar.

Levanté la cabeza buscando a Shane con la mirada y fue el último en aparecer, causando la impresión de su coprotagonista.

—No sabía que Shane audicionaría —me comentó Tammie, llevándose un mechón de cabello tras su oreja.

—Él quería sorprenderte —repliqué, esbozando una sonrisa.

—Lo ha conseguido —admitió ella, manteniendo la mirada fija en él.

Los chicos se sentaron en los asientos traseros y la profesora Kim y yo nos situamos en medio de la tarima, para explicarles cómo sería el desarrollo de la prueba. En total había 15 aspirantes, lo que facilitaría el proceso de selección.

—Buenas tardes para todos. Es un placer tenerlos aquí. Antes que nada, quiero agradecerles por su interés por participar en nuestra obra “Enamorada del unineuronal” escita por nuestra talentosa guionista, Keiry Bowers. —Elevé una mano a modo de saludo y di un paso al frente—. Este proyecto es muy especial para la escuela, ya que cada año, gracias a la venta de boletas, logramos recaudar fondos para el hogar de niños de Haldenport. Y como incentivo, cada uno de los aspirantes obtendrá un punto extra en mi clase, incluso si no resulta seleccionado.

—Llamaremos a cada uno al frente para que interprete, junto a Tammie, la escena que enviamos a sus correos. Como ya saben, Tammie será nuestra protagonista femenina, así que la conexión que muestren con ella sobre el escenario, será un punto clave nuestra elección —proseguí explicando, justo como la señorita Kim y yo habíamos planeado.

La escena que seleccionamos para la audición me gustaba demasiado. Beverly y Wyatt —los protagonistas—, se encuentran en medio de una de sus habituales discusiones. Durante una competencia deportiva entre fraternidades los emparejan pese a pertenecer a equipos contrarios. Deben ejecutar el juego que consiste en pasarse globos de agua, el uno al otro; no obstante Wyatt lanza el globo tan fuerte que termina explotándole a Beverly en la cara, empapándola por completo. Ella le reclama furiosa y la actitud cínica y arrogante de Wyatt no se hace esperar, diciéndole que el clima estaba tan caluroso que él pensó que lo mejor sería ayudarla a “refrescarse un poco”. Al ver que Beverly se molesta más y pretende seguir peleando, Wyatt la besa, consiguiendo callarla.

Propuse ese momento porque quería ver cómo ellos reflejarían los mayores defectos y, a la vez, virtudes, de mi protagonista masculino, generando esa gran tensión eléctrica que solo puede caracterizar a un verdadero enemies to lovers.

El llamado de aspirantes llegó y algunos eran tan buenos que me empezaba a preocupar que Shane no pudiera conseguirlo. Lo único que mantenía viva mi esperanza era saber que, aparentemente, la conexión que exhibían tener Tammie y mi amigo podía ser más fuerte que la demostrada con los demás candidatos.

Cuando llegó el turno de Shane, le enseñé los pulgares, transmitiéndole mi apoyo y seguridad para que creyera en sus capacidades.

Él empezó a recitar el libreto y la fluidez con la que lo hacía me dejó completamente maravillada. ¿Por qué había mantenido tan oculto ese talento? ¡No me lo creía!

Si antes pensé que la competencia estaba dura para él, ahora parecía que los demás eran solo principiantes a su lado.

Entonces llegó la parte decisiva: el beso. Y mis emociones se mezclaron entre la añoranza de verlo obtener ese papel… y una intranquilidad punzante que no supe cómo disimular. Sus labios se unieron con los de Tammie y, aun cuando fueron pocos segundos, para mí pareció una eternidad.

Incomoda, desvié la mirada hacia mis apuntes, fingiendo concentración, mientras una parte de mi subconsciente me gritaba lo tonta que había sido al pensar que esta audición sería una gran idea. Fue ahí cuando me asaltó la pregunta: ¿estaba sintiendo celos por ver a mi mejor amigo con otra chica… o por temer que estuviera comenzando una nueva etapa en su vida que, probablemente, lo apartaría de mí?

La profesora Kim se puso de pie, aplaudiendo con pasión, complacida por la gran interpretación. Instintivamente, hice lo mismo, reprendiendo a mis torpes ideas por pretender enredarme la cabeza.

No era celos, me dije. Solo costumbre. Él y yo siempre habíamos estado juntos, y era lógico que cualquier cambio me resultara extraño.




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