Shane
—¿Es en serio que me han puesto por debajo de Lexter? —pregunté con incredulidad, revisando la lista semanal de Los más guapos del instituto, según El Portal de los Dioses.
—Al menos tú eres el segundo. Yo tengo el último lugar —bufó Jaden, lanzándole una mirada molesta a las tres chicas sentadas con nosotros.
—Jaden, eres nuestro hermano. Era eso o que dijeran que te favorecimos por parentesco —justificó Dionne, sin apartar la vista ansiosa de su plato de nuggets.
—En mi defensa, eres mi mejor amigo, y obviamente Lexter me parece más guapo que tú —añadió Keiry, cuando notó mi mirada fija sobre ella.
—Que tú tengas mal gusto no significa que las demás también —repliqué, fingiendo desinterés.
—No, querido, Lexter es un… —comenzó Victoria, justo cuando el mencionado entró en la cafetería acompañado de Kelsey y el resto del equipo—. Delicioso pastelito —concluyó, observándolo embelesada.
Keiry hizo lo mismo y ambas suspiraron con exageración. Entorné los ojos y le di un mordisco a mis palitos de queso.
Jonas se apartó del grupo y se acercó a nosotros con una sonrisa entusiasta.
—¿Ya les dijiste? —preguntó y fruncí el ceño, demostrando que no sabía a qué se refería—. Lo de la recaudación de fondos.
—Ahh —pronuncié, asintiendo con la cabeza—. No, lo olvidé.
Dionne intentó decir algo, pero se quedó callada cuando la mirada de Jonas recayó sobre ella y fingió que su momento con la comida estaba siendo más entretenido.
La pobre chica no podía ni respirar con normalidad cuando él se acercaba. Si Jonas no lo notaba, era más despistado de lo que creía.
—¿De qué hablan? —preguntó Keiry, tamborileando los dedos sobre la mesa.
—El torneo interescolar se hará aquí, en nuestro instituto —contestó Jonas, apoyando las manos en la mesa—. Y el entrenador quiere que todo sea impecable: uniformes nuevos, que se haga una inauguración de otro nivel, con la banda marcial tocando el himno de Haldenport y todo eso.
—¿Y desde cuándo eso lo paga el equipo? —preguntó Victoria, frunciendo el ceño.
—Desde que, por culpa de Shane y Lexter, se rompió el reflector de la cancha y nos recortaron el presupuesto para hacer la reparación —añadió Jaden con una sonrisa maliciosa.
—Eso fue un accidente —me defendí, alzando las manos—. Lexter me empujó y fallé el tiro.
—Porque tu tiro iba directo a su cara —aclaró Jonas.
Keiry abrió la boca, sorprendida, mientras yo me encogía de hombros.
—Pequeños detallitos.
Las chicas rieron y Keiry negó con la cabeza.
—Así que necesitan dinero para pagar sus desastres y verse lindos en el torneo —ironizó, peinándose el cabello con sus dedos.
—Exacto —afirmé, con una sonrisa torcida—. Y para eso necesitamos su ayuda.
Jaden y Jonas asintieron, apoyando mis palabras.
—¿Ayudarlos cómo? —preguntó Dionne con timidez.
—Vamos a organizar un evento divertido, que involucre al público femenino para recoger el dinero necesario. —Jonas elevó las comisuras de sus labios, como si fuera a revelar la idea más genial del mundo—. “Cita a ciegas con un Búfalo” —terminó de narrar.
Las tres se miraron confundidas.
—Se venderán doscientas boletas a todas las chicas del instituto y la ciudad, y esa boleta les dará derecho a tener una cita con cualquiera de los miembros del equipo —proseguí, dándole un sorbo a mi botella de agua.
—¿Y van a tener citas con doscientas chicas? —siguió Keiry con el interrogatorio, y parecía poco convencida de nuestro plan.
—¡No! —aclaró Jaden—. Será un sorteo. Entre más boletas compren, más posibilidades tendrán. Serán veintidós ganadoras, dos por cada jugador principal. Ellas se encargan de comprar las boletas, y nosotros organizamos la cita soñada.
—Sigo sin entender cómo se supone que las ayudaremos —intervino Victoria, observándonos atenta.
—Si El Portal de los Dioses lo publica, se agotarán las boletas en un día —dije, entrelazando los dedos bajo el mentón.
—¿Quieren que promovamos una subasta de hombres? —pronunció Dionne, alzando una ceja, con los brazos cruzados y una expresión tan seria que por un momento creí que nos golpearía—. ¡Porque me encanta! —expresó enseguida, soltando una risita traviesa.
Keiry y Victoria rieron igual que ella.
—Pero con una condición —mi pelirroja favorita nos apuntó con su dedo, y su mirada juguetona me hizo temer lo peor—. No solo las chicas podrán comprar boletas, los chicos también. El publico femenino no es el único que sigue a los Búfalos de Haldenport.
Ellas festejaron la idea. Nosotros en cambio, nos quedamos en silencio.
Jonas parpadeó un par de veces y Jaden soltó un “¿qué?” ahogado.
—Esto va a ser un desastre —murmuré, frotándome el rostro.
—Un desastre exitoso —corrigió Keiry, levantando su bebida como si brindara por ello.
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Caminé sigilosamente hacia Keiry y Bridget, quienes parecían muy concentradas en armar un rompecabezas. Apoyé mis manos sobre sus hombros, provocando que se sobresaltaran.
—¡Buh! —grité, y ambas lanzaron un chillido.
—¡Shane! —se quejó Keiry apenas me vio—. Madura, por favor. —Me lanzó un manotazo al pecho.
—Sentí que me paralizaba —se quejó Bridget, haciendo puchero y la abracé entre risas.
—¿Cuándo anunciarán lo de la cita a ciegas? —le pregunté a Keiry, aun acariciando la espalda de la pequeña de la casa.
—En la noche, haremos un directo y también una publicación —contestó, colocando la última pieza del rompecabezas.
Bridget celebró y ambas chocaron las manos. Pude apreciar la imagen de Michael Jackson en el tablero. Claro, ese era el rompecabezas favorito de nuestros padres. Recordaba que muchas veces en nuestra infancia nos contaban que lo habían adquirido en una subasta y gracias a una guerra icónica monetaria para obtenerlo.