Keiry
—Y entonces Wyatt le dice a Beverly que por más que intentó verla solamente como la ex novia molesta de su primo, no pudo, porque en el corazón no se manda, y la dueña del suyo, es ella —explicó la profesora Kim, preparando los últimos detalles de la escena final de la obra.
—Y ahí nos besamos —mencionó Tammie, cerciorándose de que hubiera entendido correctamente el contexto.
—Así es. Ellos están en el jardín, la fuente se enciende y todo se ilumina alrededor, ambientando el momento —respondí, poniendo mi mirada en el guion.
La mirada de Shane estaba puesta sobre mí desde que llegamos al auditorio, y evitarla me costaba cada vez más. Anoche, al llegar de su cita con Tammie, me encerré en la habitación y por más que tocó la puerta, no tuve la valentía para darle la cara. Y mucho menos para escucharlo decirme lo perfecta que tuvo que ser su cita.
Hoy Tammie tenía un humor tan pintoresco que podía jurar que la noche fue un completo éxito.
De solo imaginarlo abriéndole la puerta, recordándole cada segundo lo linda que se veía e incluso… besándola, me originaba un dolor en el pecho que nunca antes había experimentado.
El amor, aun siendo un sentimiento tan bello, tenía su parte desgarradora. Y es que era lo único que te podía llevar a tocar las nubes y al mismo tiempo, ver las puertas del infierno.
—Bueno, chicos, aprovechando que estamos todos, les cuento que ya tenemos definida la fecha para presentar la obra al público —comenzó a decir la profesora, indicándonos que nos acercáramos. Las diez personas que conformábamos el elenco, hicimos un círculo a su alrededor—. El próximo jueves 25 de septiembre, es decir, en cuatro días.
Esta vez, no pude contenerme, mi mirada recayó en Shane y él también me veía. Arqueó las cejas, encogiéndose de hombros.
25 de septiembre.
El día de su cumpleaños.
—¿El jueves? —intervino Tammie, mostrándose sorprendida. Seguramente ella estaba pensando también en él.
—Así es. Por eso, quiero pedirles a todos el mayor compromiso estos días, no solo con los ensayos sino con la venta de las boletas. Recuerden que entre más vendamos, mayor será la donación que podamos dar al hogar infantil —continuó diciendo la señorita Kim, pasando por cada uno y entregándonos una cantidad determinada de entradas—. Laila y Ben, me gustaría hablar con ustedes un momento a solas. Los demás, muchas gracias por todo y nos vemos mañana en el próximo ensayo.
Me despedí de los chicos y caminé hacia mi lugar en búsqueda de mis cosas, hasta que una mano se posó sobre mi hombro, amoldándolo.
—Piensas evadirme toda la vida —lo escuché hablar a mis espaldas y tragué saliva con torpeza.
Tomé una respiración honda, intentando controlar los estragos que me provocaba su cercanía.
—No te estoy evadiendo —negué, girándome para que mi gesto de rascarme la ceja cada vez que mentía, no me delatara.
—Bueno, anoche me cansé de tocar tu puerta y a la única que pude ver fue a Bridget con el cabello enmarañado, cargando su peluche de osito y diciéndome que la dejara dormir en paz —me dijo, frunciendo el ceño y cruzándose de brazos.
—¿En serio? —fingí pérdida de memoria a corto plazo—. De verdad no me di cuenta.
—No me digas —replicó, con una pizca de ironía.
—Sabes que tengo sueño pesado. —Asentí con la cabeza, terminando de guardar las cosas en mi maletín.
—Adiós Shane, adiós Keiry —se despidió Tammie, agitando la mano con entusiasmo al pasar por nuestro lado.
—Adiós —contestamos al unísono.
Lo miré extrañada.
—¿No te irás con ella?
—No, me voy contigo porque tú y yo tenemos un par de cosas que hablar —aseveró, pasando su brazo sobre mi hombro y obligándome a caminar.
—Bueno… yo iré a decirle a Lexter que me ayude a vender unas cuantas entradas, así que…
—No te preocupes, te acompaño. No tengo nada que hacer más que cumplir un castigo en casa —se ofreció, impidiendo que terminara mi frase donde buscaba deshacerme de su presencia—. Deben estar en los vestidores porque a esta hora finaliza el entrenamiento.
—Oh, bien.
Me quedé en silencio, pero obviamente él no iba a hacerlo.
—¿Entonces te parecía tan insoportable tener una cita con tu mejor amigo? —consultó, mientras atravesábamos el pasillo solitario.
—Un poco —bromeé—. Aunque anoche te di una pista muy sutil del por qué no fui a la cita.
—Ser mi ayudante en algo —repitió—. Supongo que te referías al plan de ayudarme a conquistar a Tammie.
—Correcto.
—Pero no tenías que sacrificarte por eso.
—No fue un sacrificio perderme de una cita romántica contigo, Shane —aseguré, haciendo una mueca que demostraba confusión por su comentario.
—Te iba a llevar a tu restaurante favorito de tacos —informó, ladeando la cabeza—. Creo que ahora te duele saber de lo que te perdiste.
Negué con la cabeza, suprimiendo una sonrisa.
—Bueno, otro día comeré tacos. Lo importante es que el plan haya funcionado, ¿no?
Él lo pensó unos segundos antes de responder.
—Sí, claro. —Sus labios se curvaron en una sonrisa a medias—. La cita con Tammie estuvo muy bien.
—Me imagino. Es lo que siempre quisiste —pronuncié en voz baja y nuestros ojos conectaron de una manera particularmente extraña.
Me aclaré la garganta y desvié la mirada, percibiendo que habíamos llegado al campo. Jonas, David, Jaden y Noah, estaban ensayando tiros al arco.
—Si quieres espérame con ellos mientras busco a Lexter —propuse, evitando el contacto visual.
—Ok, te espero —accedió, corriendo hacia sus compañeros.
Abatida, liberé un suspiro y me encaminé hacia los vestidores, aun cuando mis ganas de hablar con Lexter eran pocas. Tras la última conversación estaba buscando la manera de ir apartándome de él, porque lo que menos deseaba en este momento era tener un chico interesado únicamente en meterse bajo mis sábanas o cualquier cosa parecida.