Me juré nunca más mendigar por amor, me habían hecho mucho daño en el pasado y repetir eso sería estúpido. Decir que no me enamore es una mendacidad porque sí, me enamore de una manera incondicional pensando que con èl sería diferente, que olvidarme de lo que era cuando llegué a la universidad era lo mejor, me equivoque y vaya que lo hice.
Podría decir que me quise vendar los ojos pero no fue así, siempre supe lo que él traía detrás pero quise arriesgarme.
Tuve miedo a eso, a salir lastimada, relativamente estaba confiada pero inquieta por lo que implicaba, pensé que el sentimiento, es más, que la relación se guiaría por mi corazón y se volvería sempiterna, se vale equivocarse.
Lo vi besándose con una chica, bueno ella solo presionaba sus labios en los de él sin conseguir respuesta, mi ataraxia me llevo a escucharlo, no me servía perder mi serenidad.
Dentro de mi sabía que ese solo era el principio, dos alimañas conspirando en contra tuya nada traería nada bueno pero no darle importancia fue mi decisión.
Una noche fotos me llegaron llevando mi corazón al precipicio y detrás de eso dos personas saliendo a fuerza de un baño y ambos estando desarreglados, dando señales de lo acontecido en ese lugar.
Escuche mi corazón crujir, el amor que sentía hacia él era inefable y sabía que no se disiparía, porque no era algo efímero, era algo real.
Correr fue lo más viable en ese momento, no soportar mirarlo a los ojos me estaba matando, llegue soltando todo y caí justo ahí, en el piso frio soltando las lágrimas que había intentado retener, era imposible disipar el dolor en mi pecho, el agujero que se expandía con cada bocanada de aire, con cada lágrima.
Me levanté del piso apesadumbrada y caminé despacio hasta la cocina para tomar agua, respirar dolía y tener que afrontar lo que venía me agobiaba pero debía intentarlo, son cosas sencillas de la vida, el dolor se va y las heridas cicatrizan.
Acallar mis pensamientos era lo que tenía que hacer y por eso decidí sentarme en el sofá y encender la tv, golpes se escucharon detrás de la puerta, decidí no prestarle atención pero esa dulce y gruesa voz llamó mi atención.
Esa voz...
—Esme por favor abre, tengo que explicarte las cosas, yo te amo— creerlo era una de las opciones, mi corazón lo demandaba, sabia de donde venía esa treta pero su razón acallaba a su corazón dando paso al dolor y a la decepción, justo ahora pensarse junto a él no era lo más correcto.
Después de varias horas se fue, pensé que nunca se iría, que seguiría y que no cedería.
Poco después me quede dormida y al levantarme pude vislumbrar un mensaje en la pantalla del teléfono.
Esme perdóname todo tiene una explicación, sé que esto no lo mereces pero me tienes que creer, todo fue una trampa de Alicia, sin ti no sé qué sería de mi vida no me dejes te lo suplico, todo tiene una explicación.