Intentando olvidarte.

Chillido irritante.

Capítulo 3.


Nathan Cooper
No sabía porque todavía me preocupaba por esa chica rara y loca, todavía sentía esa rabia que sentí cuando me dijo lo del imbécil ese, no sabía si me había equivocado y había golpeado a otra persona pero en ese momento no me importó y lo hice no sé porque pero sentí una necesidad de protegerla, de nunca dejarla sola, de apoyarla en todo, ¿será ella el motivo por el que cambie mi manera de vivir? ¿Será ella quien me haga avergonzarme de lo que he hecho? 

Mi queridísimo don Juan se está enamorando—Cállate que no es así —Si lo es, no lo niegues, estás dispuesto a cambiar por ella y lo se pues soy tu mismo—Eso es mentira ¿o no?

No pude dormir pensando en cómo estaría, como se sentía, quería saber cómo pasó la noche, si siguió llorando o si estaría todavía en cama.

A pesar de no haber podido dormir, me levanté preparé mi desayuno y me di un baño rápido para comenzar con la rutina, salí de casa y comencé a caminar hacia mi primera clase, al llegar a la sección de medicina la vi, estaba allí parada en frente de unos casilleros con Marifer.

Se veía hermosa, irradiando felicidad con tan solo una sonrisa o cualquier gesto la hacía ver tierna, estaba hipnotizado por lo maravillosa que se veía esa mañana, estaba vestida con unos jeans negros y una blusa manga larga beige se ve asombrosa mente sensual con ese pantalón que resaltaba su figura su cabello rubio que caía en ondas a la altura de sus hombros y resaltaba su tez blanca pero algo cambio al fijarme en sus ojos en esos hermosos ojos verdes que mostraban tristeza en vez de alegría y que estaban perdidos en algún lado que no era ahí eso me partió el corazón no sé porque pero de alguna manera así fue.

Todo estaba bien hasta que escuché un chillido irritante que hizo que me doliera la cabeza, todo menos ella por favor, es que esto tenía que ser un castigo, ¿por qué a mí?
 

Ay no viene la peliteñida—Ya, que me desconcentras quiero escapar—Ya es muy tarde querido ya está aquí.

—Nathan, amor ¿dónde estabas?–– me abrazó por detrás lanzándome corrientes de asco por mi cuerpo.
¿Eso existe?— No sé pero así lo creo. 

—Suéltame Alicia, ¿cuándo por amor a Dios vas a entender que no quiero nada más contigo? Déjame en paz, entiéndelo yo solo te utilice nunca me interesaste y nunca me vas a interesar. ––Espete sin un ápice de arrepentimiento solo me la quería quitar de encima y ya, sí yo soy mujeriego pero tampoco me gusta tratar mal a las mujeres. 

— ¡Esta bien!––Gritó–– Esta bien te voy a dejar pero no en paz, te vas a arrepentir de rechazarme, ¡te lo juro!–– volvió a gritar y se fue dando zancadas hacia la cafetería soltando cada mala palabra que se le ocurría.

Me voltee para así poder hablar con Esmeralda y preguntarle cómo se encontraba y ya no estaba se había ido, todo por culpa de Alicia siempre tiene que estar arruinando mi vida, pero bueno ya tendré tiempo de buscarla y ver como esta.

Esmeralda Greham 

Después de aquella noche tan larga me había quedado dormida en el sofá de la sala después que Nathan se fue, no me había dado cuenta que hasta tenía una manta me pregunto cómo llego esa manta y recordé que no vivo sola.

Me levanté y fui a mi cuarto para arreglarme, me introduje en el baño me metí bajo la regadera y allí pase unos largos y relajantes minutos sin pensar en lo que pudo haber pasado si no me hubiese defendido, ya volví a pensar en eso, quería dejar de pensar en aquello pero no podía, gracias a que me encontré a Nathan estoy bien quien sabe en donde hubiese parado o con quien más hubiese chocado no, no lo quería ni imaginar.

Pero es que todos estábamos ebrios, muy ebrios para ser sincera, no es que quiera justificar lo que intentó hacer aquel chico pero no tenía control de su mente y a quien engaño si hubiese pasado a más no estuviera pensando lo mismo.

Salí del baño empecé a buscar en mi armario lo que me pondría esa mañana, busqué de una manera desesperada sin saber que ponerme, ya luego de unos cuantos minutos pude encontrar algo, por eso extraño tanto a mi hermana porque para ella no era tan difícil en cambio a mí se me hacía difícil pensar que iba bien con que por eso me gane varias burlas en el colegio por escoger ropas feas y por no saber combinar.

A veces las personas son tan superficiales que, si no eres como ellos te juzgan de la peor manera, te humillan y maltratan. He pasado muchas noches preguntándome porque son así y llegué a la conclusión de que están tan vacíos por dentro que buscan remediar todo eso agrediendo y humillando a los demás. 
Opté por unos jeans negros y una blusa holgada manga larga beige con unas zapatillas negras, me dejé el cabello suelto cayendo en ondas en mis hombros y me coloque un poco de labial rojo.

Salí a la cocina para preparar el desayuno y para mi sorpresa ya estaba listo, Marifer había hecho tostadas con mermelada y café, al lado del plato había una nota.

''Buenos días Esme, no te acompaño hoy al desayuno porque tuve que salir temprano para hacer algunas cosas, nos vemos en el campus disfruta del desayuno.''

Desayuné, busqué mi bolso y salí del departamento, iba por todo el campus maravillada por lo hermoso que es como se mezcla el azul del cielo con el verde del césped y el marrón de los troncos de los árboles, llegué a la sección de medicina y comencé a buscar mi casillero.




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