Capítulo 5.
Esmeralda Greham
Sentí que me están dando golpecitos en el brazo y en efecto es el tarado de Nathan que también me está llamando, abrí los ojos poco a poco y él está a solo centímetros de mi rostro, nos miramos como si con ese gesto pudiéramos decirnos todo lo que sentimos o lo que pensamos, sus hermosos ojos verdes estaban conectados con los míos, de alguna manera extraña estoy perdida en el intenso color y profundamente hipnotizada, apartar mis ojos de los suyos es imposible como iman y metal, sus rizos negros llaman a que mis manos se enreden allí en ese nido hermoso, y su hoyuelo ese hoyuelo que se le hace en la mejilla derecha lo hace ver aún más guapo.
Carraspee un poco y el rompió la conexión.
—Ya llegamos Esmeralda—dude un poco el bajarme pero lo hice y el estar parada al frente de esa inmensa casa donde compartí tantas cosas con mi Thali, logro que se me formara un hoyo en el corazón, sentí que no podía respirar y perdí el conocimiento.
***
Desperté y estoy acostada en el sofá de la sala, me levanté de golpe, me maree y casi me caigo pero gracias a unos fuertes brazos no pasó nada.
— ¡Hey! Cuidado—me ayudó a sentarme otra vez, alcé mi rostro y es ¿el chico de la fiesta? Me aleje de él y este al verme bien se puso pálido, ¿qué hará el aquí?
— ¿Que...que haces aquí?—tragué saliva y escuche un grito de alguien que se acerca furioso, voltee y es Nathan.
— ¡Aléjate de ella! —Y de un manotazo quito la mano de aquel chico de mi espalda y brazo. — ¿qué haces tú aquí?
—Oh veo que ya se conocieron—dijo mi madre y mi prima Fabiana al unisonó.
— ¿Lo conoces madre?— le pregunté la curiosidad me estaba matando ¿Porque el que intento violarme está aquí? ¿Porque Nathan está aquí? ¿Y porque todo es tan confuso?
—Ehm yo soy Esteben— ¿Esteben? ¿Mi primo Esteben? Oh y ahí fue donde lo note se parece tanto a Fabiana, a veces puedo ser algo despistada—Un gusto Esmeralda, ¿podemos hablar?— asentí.
— ¿Y tú eres?— miró fijamente a Nathan
—Mamá él es un amigo que vino a acompañarme— ya me iba a ir con Esteben al jardín pero voltee para decirle algo más a mi mama—no lo vayas a atacar con preguntas madre por favor. — esta asintió con una sonrisa malévola plasmada en su rostro, la satisfacción que ha de sentir debe ser grande, jamás ha conocido a un chico de mi parte y con este no quiero que se confunda.
***
Me senté a la orilla de la piscina y Esteben a mi lado.
—Lo siento—dijo rompiendo el silencio—por lo de la fiesta, no estaba consciente de lo que hacía, en serio perdóname.
—Sí, menos mal que te golpee—sonrió—casi te dejo sin hijos pero valió la pena.
—Si, claro—dijo con algo de sarcasmo—pero por favor no menciones que pasó eso, pues mi padre me mataría sí, por favor —hizo un tierno puchero.
— ¿Que me puedes dar a cambio de mi silencio querido primo?— sé que de alguna manera estoy siendo mala pero me la debe.
—Oh ya veo, usando el chantaje pero lo acepto me lo merezco— lo pensó un poco— si bueno lo que tú quieras, por cierto, tu amigo me golpeó esa misma noche. — ¿qué cosa? Nathan lo golpeo pero ¿por qué?
Y sin darme más explicaciones se fue dejándome sola.
Porque todo me tiene que recordar a ella, me siento tan agobiada, tan asfixiada, tan necesitada de su presencia que es extraño estar aquí sentada y no estar llorando aunque creo que ya no tengo agua en el cuerpo, al estar sentada en esta piscina en donde me ahogué tantas veces y ella estuvo ahí para mi cada vez que paso.
Con el paso de las horas aprendí que sí, es necesario llorar por la pérdida de esa persona pero después afrontar la realidad y ser fuerte para poder sobrellevar lo que viene, sin darme cuenta una lágrima se escapó de mis ojos y recordé una de las tantas cosas que viví con mi abuela aquí.
Estamos sentadas cada una en las sillas de la piscina agarrando un poco de sol, tenía tantas ganas de meterme en la piscina pero mi abuela me pidió que me esperara porque acababa de comer y yo le hice caso.
—Ya vengo Aldita voy a buscar unos jugos ¿sí?— me dijo mi abuela con una gran sonrisa plasmada en su rostro, yo asentí y me coloque unas gafas de sol negras.
Y si me meto a la piscina—pensé— sí, me voy a meter.
Mi abuela ya se había tardado demasiado y yo decidí meterme, después de varios minutos sentí como una corriente que me jalaba hacia abajo y mis pulmones se empezaron a encoger, me faltaba la respiración, y mi corazón iba a mil por hora y yo solo luchaba por no ahogarme pero no podía salir.
Pensé que todo estaba perdido pero sentí una mano que me subía a la superficie y todo el oxígeno perdido volvió con un poco de dificultad, abracé a mi abuela y no la quería soltar.
—No lo vuelvas hacer ¿entendido?—dijo mi abuela.
—S...si lo siento— dije en un hilo de voz y la abrace más fuerte.
Ya tengo las mejillas inundadas de lágrimas, cuanto me duele su ausencia y vi a alguien detrás de mí por el agua para que después se sentase a mi lado.
— ¿Porque golpeaste a Esteben?—ya que sé que es Nathan fui con la pregunta de una vez.
—Por lo que intentó hacer—hizo una pausa —yo no sabía quién era pero como me dijiste en donde le golpeaste, yo estrelle mi pucho en su cara, no sé porque lo hice pero la rabia me gano y lo hice no me importo si era o no era pero como es, bien merecido lo tiene —sonreí—y veo que es tu primo ¿se disculpó? porque si no lo traigo y lo obligo a que lo haga—dijo formando puños con sus manos.
—No, tranquilo si lo hizo— puse mi mano en la de él y sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal—gracias—y le di un beso en la mejilla y puse mi cabeza en su hombro y él sonrió ante mi gesto.
Ahí nos quedamos mucho rato, mi cabeza en su hombro y nuestras manos juntas sin mencionar palabra solo contemplando el bello atardecer.