Intentando olvidarte.

Desastre.

Capítulo 21.

Dios... Eso me termino de cortar la respiración pero no las neuronas. 


Reaccioné y me levanté rápidamente para poder respirar lejos de él.

¿Que me está ocurriendo?

No ha pasado mucho de lo de Nathan y yo me iba a dejar besar por Dominik. 

Trato de calmarme y voy a la cocina a buscar agua, necesitó estar un poco alejada de él. 

Me bebí dos vasos de agua y ya iba a agarrar el tercero pero una mano me detuvo, me gire y es Dominik, deje el vaso en el mesón de la cocina y lo encaré.

—Dominik... 

—No tienes que decirme nada, yo no debí pero es que desde siempre me has gustado y el volverte a ver removió todo lo que guardaba desde que eramos unos adolescentes y perdona si te incomodé pero no podía contenerme.——levanté el rostro y  vi el arrepentimiento en los suyos, se que no debería molestarme porque él no sabe el porque de mi regreso. 

—Necesito que sepas algo y es que no he tenido nadie con quien hablarlo, el solo hecho de verte aquí me ayuda a agarrar valor y hablarte de esto.—— le relate todo de pies a cabeza, sin contenerme ninguna lágrima e incluso tome respiraciones largas para seguir.

Él sin decir nada me abrazo y me consoló.

Se siente bien estar así, con un amigo y sentirse segura al lado de una persona que si conoces realmente. 

***

Ya han pasado dos semanas de estar en Seattle y creo que el venirme hasta acá me ha sentado muy bien.

Compartir con Dominik cada vez se vuelve más habitual, llega tocando a la puerta en la mañana salimos a desayunar fuera, luego demás un paseo y volvemos a casa, yo hago la comida y después en la tarde jugamos vídeo juegos o vemos películas para después salir al cine o algún otro lado que estén inaugurando en la ciudad. 

Es un amigo y un compañero maravilloso no se que hubiese hecho si él no se encontrará en Seattle. 

Estoy preparando la comida ya que hace más de una hora que volvimos del paseo mañanero.

Seguro le va a encantar ya que siempre dice que cocino como una chef profesional lo que es mentira.

Hoy estoy cocinando lasaña, su favorita y sonara tonto pero despues de como me ha ayudado preparle  su plato favorito es lo menos que puedo hacer para agradecerle.


Escucho que suena el timbre y voy a abrirle, lo dejo pasar y al momento voy corriendo a la cocina para apagar lo que estoy haciendo. 

Sirvo en dos platos y lo llevo hasta el sillón en donde ya está él con dos vasos con jugo.

Comemos entre risas y al terminar nos ponemos a jugar vídeo juegos. 

Le gano en todas las partidas y él se va a eso de las seis para darse un baño y yo hago lo mismo, me arreglo y espero a que él llegue. 

A eso de las siete y treinta llega y nos vamos a comer helados. 

—¿Qué vas a hacer Esmeralda?—— se ha que se refiere y aunque no estoy segura de hacerlo se que es lo correcto para mi.

—Me quedare a vivir aquí, ya hable con el rector y dijo que se pondría hacer el cambio y que me avisaría cuando esté listo—— Sonreí al terminar.

—Eso es genial, me alegra que hayas decidido eso, es lo mejor para ti. 

Dejamos la conversación ahí porque sabemos a que se refiere y no quiero soltarme a llorar, he pasado dos semanas sin hacerlo gracias a él y no creo que seria bueno hacerlo ahorita. 

Al llegar a la heladería pedimos lo que queremos y nos vamos al parque que queda a la vuelta, caminamos contemplando la oscuridad de la noche y en este momento pienso que estará haciendo Nathan, siento que el pecho se me comprime y quiero verlo, tengo unas ganas infinitas de besarlo y abrazarlo, son unas ganas  tan apabullantes que tengo que detenerme para poder respirar un poco. 

Desde que salí de casa he tenido una sensación horrible en el pecho que aunque no le preste mucha atención ahora esta tomando fuerzas, siento que estoy hiper ventilando, mis manos están muy frías y seguramente estoy pálida.

Me siento mal, es como si fuera a desmayarme justo aquí, y aunque no estoy sola me siento así porque solo necesito a una persona para ser feliz, a esa que intento olvidar pero se me hace imposible. 

Siento como mi cuerpo pierde fuerzas y cae, alguien me sostiene de la cintura y no, no es el que quiero que me sostenga, no es el que lo ha hecho estos últimos meses. 

Necesito la cercanía de su cuerpo, el olor de su cuello y frescura de su ser. 

Dominik me alza y me lleva cargada, tengo los ojos cerrados pero estoy totalmente consciente de lo que pasa. 

Llegamos a casa y me recuesta en el sofá, abro los ojos y veo que ha salido de casa seguro a buscar algo en la de su abuela, me levanto y buscó el alcohol para reanimar un poco a mi cuerpo, cuando lo encuentro alguien toca la puerta, yo agarró el alcohol y lo huelo un poco.

Después de unos minutos me siento mejor y me dirijo a abrir la puerta que no ha dejado de sonar. 

Lo que me encuentro detrás de ella solo hace que el pánico se apodere de mi.

Trato de cerrarla pero este empuja de ella haciendo que caiga al suelo estrepitosamente, intento levantarme pero se me es imposible, siento el cuerpo totalmente pesado y mis músculos no pueden moverse, estoy totalmente congelada. 

Intento gritar pero su mano está tapando mi boca, me niego a creer que él es capaz de esto, no puede ser. 

Veo hacia la puerta y esta cerrada, eso me pone más nerviosa no sé que hacer.

Alzo mi rodilla y le doy en su zona lo que hace que caiga hacia el otro lado  y yo pueda levantarme y correr pero antes de llegar a la puerta trasera el me jala el cabello y caigo al suelo otra vez pero ahora con más fuerza.

Se sube encima de mi y comienza a romper mi camiseta, lo golpeo muchas veces mientras grito y lloro, él me da una bofetada y yo me hundo en un mar de lágrimas.

¿Donde estas Nathan ?  Te necesito...
Me besa el cuello desesperadamente y me dan arcadas por sentir esas manos conocidas explorando mi cuerpo, nunca pensé que seria capaz de hacerme esto.




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