Capítulo 28.
Ya paso una semana de todo aquello, todavia no me recupero del todo pero voy poco a poco.
En un mes nos daran unas semanas libres y no puedo dejar de añorar esas semanas para poder despejar mi mente de todo esto.
Nathan sigue ahí y realmente se lo agradezco, ha hecho tanto por mi que me es imposible dejar de enamorarme cada dia más de él.
Estoy caminando rumbo a mi último clase del día, me siento tan acalorada, es como si no fuera suficiente el aire.
Entro al salón y como siempre me siento en el último puesto.
Despúes de lo que pasó con Alicia su grupo se desintegro, de hecho ya no se visten como si fueran a una fista, ahora son chicas que intentan hablar con los demás pero por todo lo que hicierón junto a Alicia nadie les hace caso.
Cada vez que pasan a mi lado bajan la cabeza y caminan rapido, como si les dañara o doliera estar cerca de mi.
Yo realmente no les presto atención.
Me da escalofrios cada vez que Nathan aparece de la nada y me da esos besos que me transportan a otro planeta. Su sonrisa despúes de cada beso es lo que me enloquece.
Hay veces en las que no puedo creer que yo haya hecho cambiar a ese mujeriego que era igual o peor que Alicia.
Él es lo que yo necesitaba, ese chico que no le importa lo que digan los demás, que a pesar de ir a fiestas no bebe hasta estar fuera de si, ese chico que ahora amo y amare por siempre.
Alguien se sienta a mi lado, volteo y veo a una chica morena de ojos cafes, me sonrie y yo hago lo mismo.
Me pierdo en lo que dice el profesor, realmente despúes de todo estoy entendiendo, realizo todo en mi cuaderno y salgo.
Cuando estoy a mitad de pasillo alguien me detiene, volteo y es esta chica que se sento junto a mi en la clase.
—Este..hola ¿tu eres Esmeralda?—me sorprendo cuando me pregunta y luego le sonrio.
—Sí, si soy yo ¿ocurre algo?—ella niega y se sonroja levemente.
—No, es que acabo de llegar y el profesor acaba de decirme que hay un trabajo para el viernes y tengo que buscar con quien hacerlo—se lo que me va a pedir, yo siempre trabajo sola pero una ayudita no me vendra mal—¿podras dejarme hacerlo contigo?.
—Si, claro—le sonrei—puedes ir mañana a mi departamento a las tres treinta.
—Oh muchas gracias—dice y se va corriendo.
Sigo mi camino y paso por la biblioteca para recoger un par de libros.
Paseo por el pasillo de romance y me deleito con el olor que desprenden los libros.
Esto es algo que solo mi hermana mayor sabe, amo leer... realmente lo adoro, hace menos de dos años escribi un poema y un año despúes escribi un libro al que realmente no le veo futuro pero que me diverti escribiendo.
Deseo pulirlo para estar bien conmigo misma, me lo debo a mi y a la historia.
A lo mejor en esas semanas de libertad lo haga.
Dure una hora perdida en esa pila de libros que me enloquecen, me lleve unos cinco para leerlos luego.
Salí de ahí y tome rumbo a mi departamento, me perdí viendo el cielo que no me di cuenta por donde iba y choque con alguien.
Todas mis cosas quedaron esparcidas en el suelo, toda cabreada me agache a recogerlas, se que fue mi culpa pero igual me moleste.
Siento a alguien agacharse a mi lado y al ver esa mano agarrar uno de mis libros sonrio, termino de agarrar las cosas y me levanto, él me tiende los libros y yo los agarro, mientras me los pasaba rozo sus dedos con los mios.
Levanto mi rostro y nuestros ojos se encuentran, un remolino de sentimientos se formo en mi estomago y desvie la mirada.
Comence a caminar sabiendo que viene detrás de mi, luchando con todas mis fuerzas para no voltear sigo mi camino.
Todo el camino fue silencioso, él en su afán de que riera chocaba su codo con el mio y luego sonreia como un niño inocente.
Llegamos y subimos juntos, yo pase directo a mi habitación en cuanto entramos, lance todo en la cama y cuando iba a pasar al baño Nathan jalo de mi brazo pegandome a su cuerpo.
Cerré los ojos para llenar mis fosas nasales de ese perfume caracteristico de él y que a pesar de solo pasar unas horas separados, extranaba a morir, abri mis ojos lentamente y lo encontre sonriendo por lo que acababa de hacer.
Junto su frente a la mia para luego besar cada centimetro de mi rostro para luego terminar en mis labios, nos besamos sin apuro, como queriendo memorizar la textura de nuestros labios, movimientos sutiles que cada vez me endulzan más el alma.
Nos separamos lentamente para volver a juntar nuestros labios, poco a poco me fue llevando hacia atrás , nunca separamos nuestros labios.
Delicadamente fue dejandome caer sobre el colchon, siento mis mejillas arder, dejamos de besarnos con las respiraciones acompasadas.
Nos miramos por un largo rato para luego él dejarse caer a mi lado, me acuesto en mi pecho y nos quedamos viendo el techo.
Al pasar los minutos mis ojos se vuelven pesados dejandome menos conciente gracias al sueño.
—Al fin podemos ser felices—susurra Nathan en mi oido.
—Sí, al fin—digo yo sonriendo levemente.
—A veces quisiera detener el tiempo y poder pasar más tiempo a tu lado, pasar más tiempo admirando tu sonrisa, solo para pasar más tiempo con la dueña de mis días, con el sol de mi vida, mi pilar.
—¿Quisieras quedarte a dormir conmigo esta noche?—pregunto timida.
—Esta y todas las que quieras—sonrio—Creeme que aunque lo intenten no te podran separar de mi porque tú eres mi eje y sin tí no sabria a donde ir.
—Te amo tanto Nathan
Y allí quedamos dormidos, abrazados y sabiendo la profundidad de nuestro amor.
Dandonos cuenta que nos pertenecemos y eso no lo cambiaria nadie.