Al aceptar la invitación de Arkady para asistir a la práctica, había decidido que no estaría sola; Invitó a Mireya, quien aceptó sin dudar por la idea de ver a Luca, otro integrante del equipo, el chico que le gustaba.
Cuando llegaron, el sonido del hielo siendo raspado por los patines resonaba en el aire, y un eco de risas se mezclaba con el bullicio de la pista. Arkady ya estaba en el hielo, sus movimientos ágiles dibujando patrones complejos mientras guiaba a su equipo. Desde donde estaba, Alexa podía ver claramente la figura familiar con una seguridad y precisión que siempre había admirado desde lejos y en secreto.
La sonrisa de Arkady al verla fue inesperada, tal vez demasiado extraña para lo que había esperado. Alexa sintió cómo su corazón latía más rápido, una reacción que la hizo morderse los labios en un intento por contener los nervios que pugnaban por desbordarse. A su lado, Mireya observaba el partido con creciente interés, aprovechando cada oportunidad para lanzarle comentarios jocosos sobre Luca.
Se sentaron juntas en una de las bancas, una posición que permitiera un buen ángulo para observar la práctica sin ser demasiado llamativa. A su alrededor, otros alumnos se agrupaban de manera dispersa, cada uno sumido en sus propios pensamientos mientras el equipo de hockey trabajaba en su coordinación.
—¿Siempre es así de intenso? —murmuró Mireya a su lado, sus ojos más enfocados en Luca que en el resto del equipo. La transición de su mirada desde el hielo hasta Alexa reflejaba una mezcla de complicidad y disfrute que la hacía sonreír.
Alexa apenas pudo murmurar una respuesta mientras sus pensamientos seguían ocupados discerniendo el significado detrás de cada mirada de Arkady. Cada movimiento en la pista parecía una coreografía cuidadosamente ensayada, un acto en el que Arkady era el protagonista indiscutible. Pero fuera del hielo, la realidad era otra. Alexa se encontraba preguntándose qué tan sincera fue su invitación. Sin embargo, optó por dejar que las olas de sus preocupaciones chocaran en la orilla, confiando en que eventualmente Arkady solo quería llevar la fiesta en paz como había dicho.
En la distancia, Arkady se deslizó hacia una pausa, retirándose brevemente del centro para tomar un respiro y beber agua. Aun con el rugido del hielo bajo él, su mirada no podía evitar desviarse hacia la figura de Alexa en la banca.
Mientras planeaba dar el siguiente paso en su táctica, Arkady seguía mirando a Alexa, el eco de su plan seguía resonando en su mente, un recordatorio de la oportunidad que había decidido aprovechar.
Desde la banca, Alexa se mantenía concentrada, observando cómo Arkady volvía a la pista, sus movimientos seguros y ágiles dibujaban un camino que le parecía casi imposible seguir.
«Es tan bueno en lo que hace»
Susurró Alexa para ella misma.
Mireya parecía disfrutar cada momento viendo a Luca, ajena a la tensión invisible que mantenía la mente de Alexa ocupada.
De repente, Arkady preparó el disco sobre su palo, una jugada en mente que había estado rumiando desde su llegada. El espacio entre él y Alexa, aunque invisible, se volvió más estrecho a medida que medía la fuerza necesaria para completar su plan. Con una precisión escalofriante, lanzó el disco con el objetivo calculado de dar un gran susto a Alexa. Era solo darle un susto, pero las cosas para Arkady salieron mal, la intensidad con la que el disco voló provocó un giro inesperado de los acontecimientos.
El disco hizo contacto con una esquina del casco de uno de sus compañeros, desviando su trayectoria hacia donde Alexa estaba sentada. Fue todo un instante, una fracción de segundo donde el tiempo parecía congelarse mientras el disco impactaba sin compasión sobre sus anteojos, rompiéndolos y golpeándose luego en su frente en un gran impacto que la dejó un tanto inconsciente.
El murmullo en la pista se transformó en una risotada colectiva. Sin embargo Alexa sintió cómo el calor del golpe le provocaba un fuerte mareo acompañado de un dolor físico. Apretó su cabeza y ahogó un fuerte grito.
Mireya, rápidamente reaccionó para brindarle apoyo a su amiga, ayudando a Alexa a levantarse al tiempo que detallaba los fragmentos de sus lentes caídos al suelo, logrando tomar el armazón.
Arkady frenó su avance en la pista en seco, su expresión perdió seguridad al presenciar la escena que había provocado. La culpa se apoderó de él al ver las lágrimas en los ojos de Alexa, al oír su grito de dolor, un desenlace que, aunque ejecutado premeditadamente, no había anticipado querer causar mucho daño, solo quería darle un susto. En medio de la confusión, sus pensamientos eran un cúmulo de arrepentimiento y preocupación. La intención inicial perdía sentido ante la posibilidad de haber herido a quien, a fin de cuentas, nunca había deseado dañar de esa manera.
Con el equipo dispersándose, trató de alcanzar a Alexa, pero las risas y las miradas atravesaron la distancia como una barrera que se levantaba entre ellos.
Mientras las risas se apagaban dando paso a un silencio sepulcral al ver la gravedad de la situación, Arkady observaba la figura de Alexa siendo llevada por Mireya y, un nudo en su garganta se formó.
—¿Qué hiciste, Arkady? —reclamó Luca, acercándose a su amigo y del equipo mientras lo empujaba del hombro. Arkady había quedado en shock incapaz de contestar, ni defenderse.
Los corredores del instituto parecían un eco distante mientras Alexa, con una mano en su frente, era guiada cuidadosamente por Mireya hacia la enfermería. La conmoción del golpe aún zumbaba en sus oídos. Sin sus gafas, el mundo a su alrededor se sentía borroso.
Mireya, con una gran preocupación en su expresión, mantenía el brazo alrededor de Alexa con firmeza, sosteniéndola como un apoyo sólido en medio del caos. Ella era una verdadera amiga. A pesar de su carácter habitualmente alegre, la situación había provocado una seriedad que rara vez mostraba. Mientras avanzaban, sus pensamientos fluctuaban entre el temor por su amiga y la indignación ante la acción aparentemente intencional de Arkady.