Alexa se acomodó en su asiento de siempre en su salón de clases conversando con Miyera mientras la profesora de lenguas, la señorita Thompson, ingresaba al salón.
—¡Silencio, por favor! —dijo la señorita Thompson. Los estudiantes murmuraron entre sí durante un momento antes de callar, dirigiendo su atención hacia la profesora.
La Maestra sonrió levemente, satisfecha con la respuesta de sus alumnos. —Hoy tenemos una novedad importante — anunció. —Un nuevo estudiante se unirá a nuestra clase a partir de hoy.
El corazón de Alexa comenzó a latir más rápido al escuchar las palabras de la profesora.
Y entonces, la señorita Thompson pronunció el nombre que hizo que el corazón de Alexa se detuviera por un momento: Vasily.
Miyera se inclinó hacia ella y susurró: —¿Estás bien? Pareces un poco pálida.
Alexa asintió débilmente, intentando recuperar su compostura. No quería que nadie notara su reacción exagerada. Pero no podía evitar sentir que su mundo podría empeorar ahora que no solo tendría a Arkady molestándola sino probablemente Vasily se le uniría.
Vasily entró en el salón de clases con una confianza que asombró a todos.
Su porte rudo y su apariencia física llamativa hicieron que todas las miradas estuvieran puestas en él. Era un chico alto, con un cabello negro que caía sobre su frente en mechones desordenados, y unos ojos verdes que parecían brillar mas de la cuenta. Sus brazos musculosos estaban cubiertos de algunos tatuajes que asomaban por debajo de la manga de su camiseta negra, y su pantalón vaquero ajustado realzaba sus piernas largas y fuertes.
Las chicas del salón comenzaron a suspirar y a murmurar entre sí, sin poder apartar la vista de Vasily. Mireya estaba prácticamente idiotizada, con la boca abierta y los ojos fijos en él como si estuviera hipnotizada. Alexa, por su parte, intentaba mantener una apariencia más discreta, pero no podía evitar morder el lápiz que sostenía en la mano mientras lo miraba de reojo.
—Busca un asiento vacio, Vasily que la clase va a comenzar —indicó la maestra
Vasily parecía completamente ajeno al revuelo que estaba causando. Se dirigió hacia la señorita Thompson con un gesto de saludo, y luego se volvió hacia la clase para buscar un asiento vacío. Sus ojos verdes recorrieron el salón, deteniéndose en el rostro de Alexa y ella sintió un escalofrío recorrer su espalda. Pero Vasily no dijo nada, simplemente caminó pasando a su lado, encontró un asiento vacío en la fila de atrás justo detrás de Alexa y se sentó, estirando sus largas piernas debajo del pupitre. Las chicas del salón continuaron mirándolo de reojo, pero Vasily parecía completamente relajado, como si estuviera acostumbrado a ser el centro de atención. Alexa no podía evitar preguntarse qué secreto escondía detrás de esa apariencia tranquila y segura.
La señorita Thompson sonrió amablemente a Vasily. —Vasily, puedes buscar ayuda con algún compañero de salón para ponerte al día con las lecciones. Estoy segura de que alguien estará dispuesto a ayudarte.
Vasily asintió con la cabeza. —Gracias Maestra, estoy seguro que sí —respondió, su voz ronca y profunda resonando en el salón.
Alexa, que estaba sentada justo delante de él, sintió una cosquilla en su estómago al oír su voz. No podía evitar sentir una atracción hacia el chico nuevo, con su apariencia oscura y misteriosa. Se volvió ligeramente en su asiento, intentando no ser demasiado obvia, pero no pudo evitar echar un vistazo a Vasily.
Él estaba mirando hacia el frente, pero cuando se dio cuenta de que Alexa lo estaba mirando, se volvió hacia ella y sonrió ligeramente. Alexa sintió que su corazón se aceleraba y rápidamente desvió la mirada, intentando enfocarse en la lección que ya empezaba.
Pero no podía evitar sentir la presencia de Vasily detrás de ella, su calor y su energía irradiando hacia ella como una fuerza magnética.
—Podrías ayudarlo tú Alexa —susurró Mireya al oído de Alexa, inclinándose hacia ella con un movimiento conspiratorio.
Alexa sintió que sus mejillas se sonrojaban y ardían cuando escuchó las palabras de su amiga. No podía creer que Mireya estuviera sugiriendo algo así. Se giró para mirarla, con los ojos muy abiertos como si le hubieran salido tres cabezas.
—Estás loca —exclamó, tratando de mantener la voz baja para no llamar la atención de la señorita Thompson o de Vasily, que estaba sentado detrás de ellas.
Mireya se rió silenciosamente, sus ojos brillando con diversión. Alexa podía ver que su amiga estaba disfrutando de la situación, y eso solo la hacía sentir más incómoda.
—¿Qué? —preguntó Mireya, intentando parecer inocente—. Solo estoy tratando de ayudar.
Alexa la miró con incredulidad, su rostro aún sonrojado. No podía creer que Mireya estuviera tratando de empujarla hacia el chico nuevo de esa manera
Cuando terminó la clase, ellas salieron del salón juntas, mezclándose con el flujo de estudiantes que llenaban los pasillos. Alexa vio pasar a Vasily al lado de ellas y se quedó observando lo atractivo que le resultaba y el exquisito aroma que tenía. Su cabello oscuro y despeinado, sus ojos azules brillantes y su sonrisa leve, todo parecía combinar para hacerla sentir nerviosa.
Mireya, que caminaba a su lado, también lo había visto y se había detenido para mirarlo con admiración. Estaba mordiéndose el labio inferior, un gesto que Alexa conocía bien y que indicaba que Mireya estaba pensando algo travieso.
—Pensé que Arkady era guapo, pero este chico, este se lleva el premio, esta bien sabroso —dijo Mireya con un susurro, sin apartar la vista de Vasily.
Alexa se sonrojó inmediatamente y se cubrió el rostro con las manos. No podía creer que Mireya estuviera hablando así en público, y menos sobre alguien como Vasily, que parecía tan… perfecto.
—¡Por Dios Mireya! Deja de hablar así que vergüenza —exclamó Alexa, tratando de tirar de ella para que siguieran caminando.