Krysia
El trayecto a casa se vuelve tan pesado que apenas puedo soportarlo, el tráfico en Varsovia a veces suele complicarse debido al gran movimiento que hay en la ciudad, al fin y al cabo, es la capital de Polonia.
Suspiro al darme cuenta que no importa cuanto lo intente, el amor no está hecho para mí.
¿Cómo ese cretino fue capaz de actuar de esa forma? Parece que pocos conocen la palabra «lealtad».
Es tétrico que una traición pueda venir del hombre con el que duermes en tu cama, con el que decidiste formar una familia.
Si ese es el tipo de personas con las que me voy a encontrar en la aplicación, entonces prefiero desinstalarla para siempre.
Y eso haré.
Algo en mi interior me hace querer regresar lo más rápido posible, es como si tuviese un mal presentimiento. Jamás he tenido un accidente en auto y no espero tener uno en estos momentos debido al clima lluvioso que amenaza con manifestarse.
Una mujer mayor llamada Sor Maria es quién me recibe primero en la cocina luego de aparcar.
—Espero que tengas hambre, preparé comida muy deliciosa —la anciana se quita el delantal para abrazarme.
Es de piel clara y rasgos finos.
Ha trabajado para nuestra familia desde estábamos en un buen auge económico. Ahora, en nuestra decadencia, sigue manteniéndose a nuestro lado, gracias al cariño y también porque no tiene a dónde ir, sus únicos parientes fallecieron en un accidente de avión hace muchos años.
—Krysi —mi hermana me saluda con besos en ambas mejillas— ¡Al fin llegas!
—No me perdería un almuerzo con mi hermana por nada en el mundo —la abrazo tan fuerte que el olor de su perfume se impregna en mi ropa.
Últimamente no ha estado comiendo mucho, se nota en su físico puesto a que ha bajado de peso por el estrés del compromiso. Organizar una boda no es tarea fácil, mucho menos cuando es la directora creativa de una de las revistas más exitosas de Europa. Sor Maria nos sirve la comida, luego se retira del comedor para darnos privacidad.
Lena y yo nos sentamos en la mesa después de lavarnos las manos.
El plato de bigos es una delicia, mi favorito desde que era niña. La carne, salchichas, guiso de col, setas y frutas adornan armoniozamente el platillo.
—Hay muchas cosas de las que quiero hablar contigo.
—¿Qué sucede? —levanto las cejas mientras imagino miles de escenarios en mi cabeza.
Ella no es así de seria, siempre está sonriendo y contagiando a todos con su alegría, es como un arcoíris en un día nublado, pintandolo de colores.
—Es sobre la boda, o más bien sobre mí...
—¿Algún imprevisto? —tomo un bocado, saboreando el sabor de la carne condimentada por especias.
—Uno muy grande Krys —muerde sus labios, como si estuviese reteniendo lo que quiere decirme.
—Tranquila hermana, sea lo que sea, lo resolverémos y al final cuando estes caminando hacia el altar te darás cuenta que todo habrá valido la pena.
—Tengo cáncer.
—¡¿Que acabas de decir?!
—Moriré en poco tiempo, tengo leucemia y estoy en fase terminal.
Me quedo callada por un momento tras escuchar la reveladora confesión sobre su diagnóstico grave. Estamos frente a frente, sus ojos buscan los mios, lo cuales siguen desorbitados y enfebrecidos por el shock.
Esto no puede ser cierto, mi hermana, ella no...
—¿Cómo puedes pensar así? Hoy en día existen muchos tratamientos —le comento, manteniéndome fuerte como un roble—. Además, yo podría ser tu donante de médula ósea.
—Escúcha, sé que es difícil de digerir —trata de persuadirme—. Al principio pensaba igual que tú, creí que podría iniciar un tratamiento, pero la realidad es que no hay nada que hacer, mi oncólogo dijo que solo me quedan dos meses de vida.
—¿Nadie más lo sabe? —ella niega— ¿ni siquiera tu prometido?
Vuelve a negar, moviendo su cabeza de lado a lado.
—Me cuesta tanto aceptar esta realidad —toma un sorbo de agua—. Es lo que me tocó vivir y debo hacerle frente, también quiero enmendar mis errores.
—¿Qué errores Lena? —pregunto con extrañeza— Siempre has sido la hija perfecta —le recuerdo.
—Siendo perfecta para los demás me dí cuenta que te arruine a ti y quiero arreglar eso.
—No entiendo.
—No es tan complicado de entender, quiero darte lo que mereces, que puedas vivir una vida digna cuando ya no esté— sus palabras me conmueven, jamás pensé que ella diría algo como eso.
—¿En qué piensas?
—Cambiémos de identidad.
—¿De casualidad tu película favorita es Juego de Gemelas?
Lena sonríe, mostrando sus grandes dientes blancos.
—Mi película favorita es Baile Caliente —deja en claro.
—De ninguna manera me haré pasar por ti, ¿que tal si Izak se entera?