Intercambio de Esposa

Capítulo 5

Resaca

◇◆◇

Krysia

El camarero ser acerca a nosotros mientras me siguen cargando como si fuese un saco de papas. El castaño se detiene por un momento y escucha lo que el chico tiene que decirle.

—La cuenta sería quinientos zlotys ¿no va a llevarse el postre?

—No lo creo, tengo una emergencia en este momento —dice con cierto desgano— Ten, quédate con el cambio.

Veo por el rabillo del ojo como Izak le extiende un par de billetes para poder irnos del lugar en paz.

Mi risa se convierte en un llanto ahogado a la vez que trato de mantener el equilibrio sobre su hombro, cada uno de sus pasos parecen empujarme hacia atrás.

—¿P-Por qué nos tuvimos que ir así? —indago con dificultad— Quería probar el bónet, ahora ya no conoceré su sabor y quizá el pobre pudin se pregunte que hizo mal en esta vida para no ser comido.

Él comienza a caminar rápidamente tras recibir el aire fresco de la noche, mi frente se apoya contra el calor de su espalda al mismo tiempo que trata de mantener la estabilidad conmigo, cada vez que respiro más profundamente, su olor se convierte en una especie de deseo físico dentro de mí.

—Te compraré cien bónets si es necesario, pero debemos irnos, no puedes estar en estas condiciones.

—Parece que avergoncé al detective más buscado de Polonia —musito con desdén—. El guapo y sexy detective Izak Novak —me corrijo a mí misma.

—Eres muy parlanchina cuando estás borracha.

—N-No estoy borra...cha.

Soy consciente de las consecuencias que el alcohol está causando en mi organismo, no he perdido el conocimiento, pero si siento que todo da vueltas.

—Tienes razón, no estás borracha. Solo tienes diez grados por encima de lo permitido legalmente en este país.

—Suéltame, no soy una muñeca de juguete —protesto, él solo ignora mis peticiones, caminando por el estacionamiento.

—No —niega—. Te vas a caer si lo hago y no quiero que te lastimes.

Novak abre la puerta del auto y me estabiliza cómodamente en el puesto de copiloto, asegurando el cinturón de seguridad para que no pueda soltarme.

—¿Siempre has sido así de posesivo? —veo como toma asiento y enciende el motor de la máquina último modelo.

—Si ser “posesivo” es velar por tu seguridad. Entonces si, si lo soy —dictamina.

—Tengo sed.

—Tomar algo de agua te vendrá bien, además no puedo llevarte en ese estado a tu casa o tu hermana me mataría.

—¿A dónde vamos?

—A mi casa.

Me mantengo callada durante el trayecto debido a las náuseas que siento, respiro hondo con cada estrofa que canta la intérprete femenina en otro idioma. Al llegar a su hogar vuelve a ayudarme, esta vez, a bajar con cuidado o podría doblarme el tobillo con mis tacones. El interior de la propiedad huele a flores frescas y madera pulida, la vista que ofrece el balcón en el segundo piso y las cálidas luces de la ciudad revelan la silueta de los edificios parecen estar flotando sobre un fondo negro perfecto para una noche estrellada.

Me relajo lentamente al sentir el suave roce de la alfombra contra mis zapatos al descalzarme, es la primera vez en esta salida que disfruto de la paz y tranquilidad, pero esa sensación se interrumpe abruptamente al tener que correr hacia el baño a descargar todo lo que comí como resultado inevitable de mis excesos en el restaurante. Izak me encuentra vomitando violentamente sobre el lavabo, mi cabello de saliva y sudor, colgando en los mechones enredados sobre mi cara enrojecida.

Se muerde el labio inferior al verme de tal manera, puedo sentir el ambiente cargado de olor a vómito y sudor en el pequeño espacio. Al terminar, miro hacia arriba con ojos vidriosos y los labios sucios. Me ayuda como puede para limpiar los rastros de mi boca con la ayuda de una servilleta. Empiezo a tener sueño, por lo que me lleva a una de las habitaciones para que pueda recostarme un rato, cayendo en un sueño profundo.

Despierto abruptamente en un estado de confusión, mi cabeza golpea contra algo que no puedo ver bien.

¿Dónde estoy?

Me pregunto al ver hacia el frente, recordando que no estoy en mi hogar. De repente, siento algo cálido y pesado sobre mí, unos brazos musculosos alrededor de mi pecho. Trato de moverlos, pero encuentro un obstáculo firme, es Izak quién duerme a mi lado, el corazón se acelera en mi pecho al encontrarnos tan cerca, trato de recordar lo sucedido, solo tengo escasos fragmentos en mi memoria.

Me deslizo lentamente y sin hacer ruido para no despertarle aunque este abrazándome contra su pecho desnudo.

Me muevo gradualmente para sentarme en la cama, la cabeza sigue doliéndome ligeramente. Sin embargo, sus brazos vuelven a arrastrarme para caer encima de él, rozo la suave piel de su pecho mientras mis pulmones se llenan con lentitud y calma, es una sensación muy extraña pero no desagradable. Sus ojos marrones se abren, atrapando los míos de color ámbar.

—Buenos días, señorita —me saluda con un tono meloso—. Te veías tan linda durmiendo toda la noche que no quise despertarte.

Casi grito al ver como el sol se asoma por la ventana.

—¿Qué hora es? —salto de la cama, en busca de mi vestido. No puede ser que me haya visto con poca ropa.

—Son las nueve de la mañana.

Tendría que estar hace una hora en el trabajo, ocupándome de cada asunto pendiente.

¡Van a despedirme si falto!

Dios, Lena va a matarme por no llegar a tiempo.




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.