Intercambio de Esposa

Capítulo 6

Nuevo trabajo

◇◆◇

Krysia

Llego con cierta prisa al edificio en el lugar más exclusivo de la ciudad, la revista POSH se ha caracterizado por ser una de las revistas más influyentes en la moda actual, publicada mensualmente en todo el mundo desde hace varios años. Consta de aproximadamente doscientas páginas cada edición, su contenido va desde artículos informales sobre estilo personal hasta fotos exclusivas de alta costura y reportajes con las celebridades más importantes del momento.

Es considerada el referente en cuanto a estilo, tendencias e influencia en el mundo de la moda, con un elevado poder de compra entre sus lectores debido al carisma que emana de sus portadas.

Las puertas del elevador se abren, revelando un lugar demasiado perfecto para mi gusto, todas las empleadas llevan el cabello en una cola de caballo y un aburrido traje de color negro.

Espero no desencajar entre las demás, ya que me he puesto lo primero que he visto en el armario.

Escucho un par de risas y murmullos mientras voy caminando por el pasillo, pese a mis esfuerzos por andar con confianza, siempre detecto cierto agotamiento al estar con zapatos altos, los pies me duelen. Sin embargo, debo sobrevivir a la jornada laboral con ellos puestos.

—Hola, señorita Lange. Hoy tiene una reunión importante con un inversionista para la revista ¿o acaso lo olvidó? —me saluda la asistente de mi hermana, una morena de cabello negro llamada Ruby.

Lo poco que sé acerca de este mundillo es gracias a la información que me brindo mi hermana antes que fuese a cenar con Izak. Aún me parece raro llamarle prometido, pero esa es ahora una realidad que no está muy lejos de cumplirse.

Debo mentalizarme que seré la señora de Novak.

Va a ser mi marido y yo su mujer cuando nos unamos bajo los ojos de Dios Todopoderoso.

—Parece que alguien estuvo divirtiéndose anoche —se burla una pelirroja de busto pronunciado a medida que sostiene unos documentos en sus manos.

—Eres la novia del detective Novak, el bombón más deseado de todos ¿y aun así te atreves a avergonzarlo en público? —una chica de ojos rasgados muestra una mueca de indignación.

—Lo que yo haga con mi vida no es problema de nadie, además ¿de dónde sacan eso?

—Está por todo Internet —asegura otra mujer, esta es robusta y tiene el cabello rizado hasta los hombros.

Me muestra una foto donde él sale cargándome por todo el estacionamiento.

¡Demonios!

—Lena Lange, de editora a borracha sin escrúpulos —continúa jactándose la de cabello rojizo con una risita socarrona que hace que me hierva la sangre como un volcán en erupción.

El grupo de mujeres me rodea sin pestañear, con una mezcla de fascinación y envidia en sus ojos. No voy a permitir que me humillen, no soy el payaso de nadie para estar tolerando este tipo de comportamientos en mi área de trabajo.

Estampo la palma de mi mano en su rostro tan pronto cierra la boca, las personas a nuestro alrededor se quedan en silencio, viendo la escena.

—¡Atrevida!

—Si quieres habla con más ganas, para eso es lo único que sirven las personas como tú —digo triunfante.

—No hay tiempo para distracciones, señorita Lange. Es necesario que lea los documentos en su oficina antes de asistir a la reunión.

Ruby me toma del brazo suavemente y me escolta hacia mi propio espacio, en las paredes hay múltiples fotos de modelos reconocidas y alguna que otra foto familiar sobre el escritorio.

—¿Quieres que te traiga el mismo café de siempre? —la asistenta rompe el silencio en cuanto tomo asiento en la silla giratoria, su respiración es un poco entrecortada.

Debe ser el calor que hay adentro, la oficina está bien ventilada, pero resulta un tanto agobiante en esta época del año, hace falta urgentemente un aire acondicionado.

—Si, por favor.

En pocos minutos estoy deleitándome con un delicioso expresso a la vez que ojeo con determinación los documentos que me han traído, analizando las ideas plasmadas como si fuesen un enigma.

Solo me quedan diez minutos para abordar la sala de reuniones, así que tomo mi chaqueta negra y me la pongo para cubrir mis hombros desnudos, espero no embarrarla, ya que atenté contra la reputación de mi hermana por no saber controlarme.

Justo cuando entro en la sala siento ese cosquilleo nervioso que siempre he experimentado ante situaciones de gran importancia, mi mirada se cruza con la del inversionista que ya está sentado y con una taza de café caliente en una de sus manos.

Su rostro me parece tan conocido, que algo dentro de mí hace clic cuando detallo cada ángulo de su rostro.

—Buen día, señorita Lange —el hombre alto se levanta de su asiento, recibiéndome con una profesionalidad inminente—. Soy Iván Werner, un gusto conocerla.

Extiende su mano y yo termino haciendo lo mismo para estrechar la suya.

Es el mismo tipo de la aplicación y el que analizó mis piernas con total descaro sin importarle su matrimonio.

Es irónico que ahora tenga que topármelo de nuevo aquí.

—El gusto es todo mío —comento como si no me asqueara la forma en la que actúa.

Algunos hombres no maduran a tiempo, luego los ves por allí, haciendo de su vida un bodrio.

—Tengo una sorpresa preparada para usted el día de hoy.




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