Intercambio de Esposa

Capítulo 10

Compras de último minuto

◇◆◇

Krysia

Izak y yo caminamos por la calle de moda en el corazón de la ciudad, su mano roza suavemente la curva de mi cadera, mientras nos sumergimos en la tarde de hoy, escapando de la rutina diaria laboral.

Trabajar en una revista es interesante, he tratado de aprender mediante recursos profesionales, siguiendo también los consejos de mi hermana, la mente maestra de esto. Sin embargo, extraño ser maestra y educar a los pequeñines por muy traviesos que sean.

Cada parada en cada tienda es un recordatorio más de la vida vacía que siempre he llevado. Mi mirada vacila entre las vitrinas llenas de prendas exquisitas, el castaño parece ajeno a mi melancolía, me sonríe gentilmente a medida que seguimos viendo los diseños.

La celebración no será tan grande comparado con los años anteriores, debido a las limitaciones económicas actuales, aunque lo ideal es no perder esta bonita celebración.

Entramos a una boutique, la mano de mi prometido se balancea ahora en mi cintura al ritmo de nuestros pasos, entre los maniquís y los atuendos bordados a mano, mis ojos revolotean entre las opciones disponibles.

—Bienvenidos, ¿en qué puedo ayudarles? —una de las dependientas se acerca a nosotros muy respetuosamente apenas ponemos un pie adentro.

—Estamos buscando atuendos a juego para mi prometida y para mí.

—Vengan por aquí —la chica hace un ademán para que podamos seguirla al otro lado de la tienda donde hay vestidos y trajes de todo tipo

Wow, no sé cuál elegir.

De hecho, no pensé estar en un sitio tan lujoso como este. Es muy probable que un solo diseño cueste más que mi casa, ya que veo marcas reconocidas de origen europeo. Izak pasa un brazo protector sobre mi hombro, dándome seguridad de poder elegir lo que yo quiera, sentirme una princesa por un día. Apenas puedo contener las palabras cuando él me acerca a la dependienta.

—Hmm... Creo que nos veríamos bien de verde o... no sé, déjame pensarlo —murmuro tras pelear con mis pensamientos caóticos, aferrándome a lo superficial para evitar una posible colisión emocional.

—No te preocupes amor, tomate tu tiempo —mi prometido deja un suave beso en mi mejilla, luego se aleja un poco para ver los accesorios que están en una vitrina de exhibición.

Con un suspiro de alivio que nadie parece haber notado, me dirijo hacia el espejo al tomar un vestido azul rey corto y estilizado por arriba de las rodillas, la imagen reflejada me recuerda quién soy realmente.

—Me ha gustado este —me dirijo hacia la chica, quien está enseñándole a Novak carteras y zapatos de lujo.

—¿Piensa medírselo? —inquiere la joven.

—No hace falta, estoy segura de que me quedará excelente.

Ella lo toma y ahora se encarga de conseguir algo para que él y yo estemos combinados como la pareja que somos. En menos de diez minutos ya había escogido un traje que grita elegancia por todos lados.

Tomo asiento en uno de los muebles a la vez que él va hacia el probador para ver como le queda, escucho su voz varonil al transcurrir un breve momento, seguramente quiere que le dé mi opinión al respecto.

Al abrir la puerta del probador encuentro la sorpresa de mi vida, mi cara se congela en una expresión absolutamente petrificada en cuanto observo que Izak está con el torso descubierto frente a mí, mirándome con esos ojos que queman de emoción, mi mano se posa involuntariamente en su pecho abultado, el latir acelerado de su corazón es perceptible.

El calor intenso que emana de él comienza a derretirme como si fuese una barra de mantequilla.

No es primera vez que lo veo sin camisa, pero está completamente cambiado a aquel entonces cuando lo vi salir de la piscina en aquellas vacaciones de verano junto a mi familia.

«Que suerte tiene mi hermana» fue lo que pensé al ver como se secaba el cabello con la toalla y se la envolvía en la cintura para ir a comer botanas en una de las tumbonas del jardín.

Noto el contorno de los músculos firmemente definidos bajo su piel, quién sabe cuanto tiempo habrá invertido para mantenerse físicamente en forma por la exigencia de su trabajo y lo peligroso que resultaría no estar en buenas condiciones físicas en el momento de luchar.

Es un espectáculo que me inunda de una sensación desconocida, desatando una tormenta en mi interior, trago saliva con fuerza para intentar recuperar el control, desesperadamente tratando de distraerme al encontrar sus ojos.

—P-Pensé que ya estabas listo.

—Esto no me queda amor —se adelante hacia mí, con la camisa entre sus manos—. Me temo que soy demasiado grande, ¿podrías decirle a la dependienta que consiga una talla más?

De pronto, me es difícil sostener el peso de su mirada, la tensión hace que me sienta vulnerable.

—Si claro —tomo la prende entre mis manos, pero antes de salir huyendo de mis sentimientos me agarra del brazo con suavidad y deja un casto beso en mis labios rosados.

—No tardes tanto, sabes que me pongo impaciente y también quiero llevarle regalos a mis suegros.

Su perfume, su olor y la seriedad con la que dice esas palabras tan simples hace que mi cabeza empiece a dar vueltas. Tiene ese toque mágico en su aura que me hace querer caer de rodillas, abalanzarme en un pozo de locura.

¿Qué es esto?

Me desconozco...me desconozco por completo.




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