Emma.
Lo pensé demasiado al detenerme frente a la puerta del departamento de Elena, temerosa, por lo que estaba a punto de ocurrir, su mensaje había puesto al borde cada uno de mis nervios imaginando los distintos escenarios que habían conllevado a qué me respondiera tan secamente, bloqueando mis llamadas cuando intenté llegar a ella.
Nada más salí de la universidad en mi segunda semana de clases y corrí directo hasta aquí, apenas dándome el tiempo en el taxi de enviarle un breve mensaje a Nick pidiéndole que me esperara para cenar. Desde que entré a mis clases apenas si había tenido algo de tiempo para él o Alaia durante el día, pero siempre intentaba llegar lo más rápido posible para disfrutar de un par de horas con mi pequeña estrella, reservando la noche para su muy animado padre, del cual parecía no poder sacarle las manos de encima una vez estábamos solos.
Dudé antes de tocar, sorprendida al hacerlo y ser atendida con rapidez. El rostro de mi mejor amiga se contorsionó, empañado por completo por lágrimas, su maquillaje corrido siendo un claro indicio de que llevaba horas llorando. Sus ojos tristes me observaron con incertidumbre antes de caer en mis brazos buscando consuelo.
Mi corazón se estrujó en su lugar con dolor y sufrimiento, detestaba ver a las personas en general llorando o tristes, pero cuando se trataba de mis hermanos o de Elena, algo en mi simplemente no lograba resistirse a los impulsos de querer tener la razón de su tristeza y en el caso de Elena, sus lágrimas, frente a mí y poder atacar.
Aunque, si mis jodidos instintos no me fallaban, no tenía que ir muy lejos para hallar la razón, porque o bien se trataba del imbécil de su padre sacando a relucir su pasado, o Elijah había por fin actuado como el estúpido que era y le había roto el jodido corazón. Y a estas alturas ya no sabía cuál era peor, si que el hombre qué debió cuidarla la lastimara o que lo hiciera el hombre al cual amaba y en el que de alguna forma había puesto sus esperanzas.
Sin mediar palabra alguna, la abracé de vuelta, mis brazos apretándose con fuerza a su alrededor provocando que la intensidad de su llanto aumentara. Cuando Elena comenzaba a llorar, no había poder humano que la detuviera hasta que sus lágrimas cesarán por completo, o hasta que, al ponderar sus emociones, se diera cuenta que el odio y el desprecio era mucho más satisfactorio que la tristeza y las lágrimas, que era lo que por lo general sucedía.
Caminé con ella en mis brazos hasta el sofá, la casa estaba notoriamente silenciosa a medida que entrábamos. Supuse que las chicas habían salido huyendo una vez que Elena comenzó a llorar, lo que me extrañaba era que Sasha no me envió ningún mensaje avisándome, esto debía ser más cosa de Elena que de ella.
—¿Quieres hablar de ello? —inquirí con suavidad, intentando darle su espacio. Sus ojos azules se volvieron hacia mí mientras tomaba asiento en el sofá y colocaba uno de los cojines rosa en sus piernas encogiéndose.
—No quería llamarte —lo supuse también. Elena no quería meterme en la mitad de lo que sea que tenía con mi hermano, y entendía por qué. Era mi mejor amiga y no quería hacerme escoger un bando, por eso se había limitado a solo preguntar por mi vida amorosa en vez de hablar de la suya cada que nos encontrábamos—. Pero duele, Emma. Duele demasiado.
—¿Es por Elijah?
Evitó mirarme al asentir. Su cabeza se enterró entre sus piernas llorando con mayor intensidad y furor. Mi corazón dolió por ella. Era demasiado buena para mí hermano y hasta yo podía ver eso aun cuando quería lo mejor para él.
—¿Puedo saber que sucedió? —su boca se abrió y se cerró de golpe.
En el fondo, sabía que estaba buscando las palabras para decirme la verdad sin hacer quedar tan mal a Elijah, no tenía que hablar mucho para confirmar mis sospechas. Su padre jamás la pondría de esta forma, porque ella no lo permitiría. Era demasiado orgullosa para ello. Pero cuando se trataba de Elijah, simplemente no medía lo mucho que podría llegar a sufrir su corazón en el proceso y sabía que no era momento para decir «te lo dije», porque ella lo sabía y era del tipo de persona que tenía que vivirlo para darse cuenta.
—Simplemente pensé que las cosas estaban encontrando su camino, Emma. Abrí mi corazón y él cerró el suyo, me sacó de tal forma que dolió más el hecho en sí mismo que el golpe al caer. Fui una completa estúpida por siquiera tener esperanzas.
Su aliento salió junto con las lágrimas empañando sus ojos.
—Papá me obligó a asistir a una de sus estúpidas cenas de negocios y lo hice porque quería verlo, hacía mucho tiempo que no veía a mi padre —anotó con voz temblorosa—. Pero él no estaba allí y Elijah sí.
Bajó la cabeza, pensando en la manera de soltar las palabras.
—Me ignoró toda la noche pese a que sabía que la estaba pasando mal. Y cuando fui al baño, lo vi con una de las invitadas de la cena. —Tragó en seco sacudiendo la cabeza intentando sacar las imágenes de ella—. Se la estaba follando y cuando salió, me vio y solo se alejó sin decir nada, subiendo con ella a su habitación.
—Elena...
—Me dijo que estaba en Atlanta, y que no podíamos vernos por esa razón.
Poco a poco noté el odio saliendo a la superficie de su cascarón, pero no hablé, permanecí en silencio consciente de que ella tenía que sacar todo de su sistema.
Esto debía ser una broma. Se lo había advertido a Elijah cada que tuve la oportunidad. Pero de ahí a que hiciera esta mierda, era algo que nunca me esperé. Era un jodido imbécil.
—Él no me prometió nada, de hecho, fue todo lo contrario, pero si se había cansado de mí solo tenía que decirlo, no mentirme. —Sus manos se cerraron en puños con fuerza, las uñas clavándose en su piel probablemente dejando una marca—. Sé que no tengo derecho a enojarme. Él y yo no éramos exclusivos, nunca tuvimos nada ni lo tendremos y yo fui una estúpida que no pudo mantener los sentimientos fuera de la ecuación.
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Editado: 02.04.2024